Significado: Actitud propia de la persona fanática: el fanatismo conduce a extremos peligrosos.
El fanatismo llega a los extremos de odiar y rechazar a todo
el que no esté de acuerdo con su posición a ultranza, porque su condición no es
la de personas que analizan, sopesan o razonan y con argumentos validos
convencen y hacen adeptos y seguidores de su causa, sino las que imponen y toda
imposición tiene el demérito de usar la fuerza y la cohesión como mecanismos
para someter, en otras palabras no les interesa convencer, sino imponer.
Esta mala praxis ocasiona toda clase de vejámenes en contra
de aquellos que no comulgan con sus ideas, debido a que este tipo de
comportamiento abandona por completo la sindéresis y el respeto hacia los demás
dando por sentado que solo lo que él piensa es valedero, genuino y real.
El fanatismo tiene la propiedad de enceguecer y suprimir
todo vestigio de equilibrio en quien ha caído en sus enmarañadas telarañas de
desprecio y rechazo por todo aquel no entre en la camisa de fuerza que la
obsesión ha construido para cada adepto de su causa.
El fanatismo anula por completo la capacidad de razonar y
todo el que se deje arrastrar por esta creciente desbordada de ideas y
pensamientos que cercenan la libertad de elección de los hombres es un seguidor
y practicante del esclavismo, condición que degrada y hace cada día más
miserable la vida de los seres humanos.
No estamos obligados a ser seguidores de nada ni de nadie,
la idea de el libre albedrío es que Ud. Mismo elija su camino y aunque no sea
el correcto ninguno está autorizado de hacerle cambiar de rumbo por la fuerza,
no es la imposición la que debe prevalecer, son las verdades comprobadas, pero
más que eso y sobre todo en el campo religioso es el ejemplo que se da y el
estilo de vida que demuestra fehacientemente las convicciones de lo que cree.
El fanatismo salta todas las talanqueras de la sensatez,
obviando toda forma de pensamiento, creencias e ideas ajenas, deja tras de sí
una estela de resentimiento, porque el debate no existe, sino la imposición de
un estilo otorgado por el poder y el
rigor de la fuerza que dan las armas, nadie nunca será un genuino seguidor de
ideales impuestos por el temor o el miedo a represalias.
La historia está llena de ejemplos y cuando las personas o
los pueblos han sido sometidos por la tiranía de sus opresores y se les han
impuesto las doctrinas, filosofías o religión, con seguridad el temor por sus
vidas o las de la familia han ocasionado que se adhieran a sus planteamientos,
pero una vez que la ocasión se presenta no dudan ni por un instante en reclamar
la libertad que una vez les fue arrebatada por la punta de las lanzas y espadas
en el pasado o por las temibles y ominosas armas de guerra del presente.
El ser humano usa el conculcamiento de la libertad como
mecanismo para desposeer de la capacidad de elección a los individuos y así
convertirlos en adláteres, que sirvan a intereses mezquinos a toda mente
cautiva por la ambición desmedida de imponer su propia voluntad, jamás un buen líder
vulnera los derechos de otros, porque no estaría teniendo seguidores, sino
hombres serviles desposeídos de toda
dignidad y honra.
Jesucristo el mayor líder que ha pisado este globo terráqueo
lo sintetizo de una manera formidable e inigualable, diciendo a sus seguidores:…
aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para
vuestras almas… (Mt 11:29.) si queremos un líder que muestre en la práctica sus
convicciones y de ejemplo con su vida ese es JESUCRISTO, si quieres un caudillo
o un farsante puedes seguir a cualquiera, esa es tu elección respetada aunque no compartida.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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