De tu nacimiento surge la esperanza de enarbolar la antorcha de la libertad que ilumine el sendero que conduce a la eternidad, de todos aquellos que en actitud reverente escuchen las nuevas de salvación y con humildad de corazón acepten a CRISTO como su redentor. El día de tu concepción se da inicio a una de las más grandes epopeyas de la vida contemporánea en el ceno de una sociedad necesitada de que la luz de la verdad alumbre el entendimiento entenebrecido por las huellas del terrible monstruo del pecado, que con cincel de punta de diamante han tatuado la conciencia y solo al llegar la luminosa verdad eliminara las tinieblas de la mentira y el engaño, quitando la marca de la maldad y colocando el sello de la libertad eterna.
No surges como producto de las circunstancias, sino por planificación divina, para que cumplas acabalidad la inconmensurable labor de conducir en el medio de un mundo extraviado a todo aquel que quiera andar por el camino que lleva a la eternidad, siguiendo y practicando la verdad y obteniendo como recompensa la vida eterna en su final.
Tu vocación y deber es llevar a la reconciliación al hombre con DIOS, que ha perdido la dirección y abatido y sumergido en el torbellino de las pasiones pecaminosas, destructoras de la moral y el espíritu lo tienen atrapado, sin que por sus propios medios pueda abandonar y vencer.
Iglesia Dios Admirable eres el faro que se levanta en la tormenta y obscuridad de las noches tenebrosas, para que con sus rayos de luminosidad resplandeciente dirijas seguros a los que navegan en las turbulentas y peligrosas aguas del mar de la vida. ¡Alumbrad! porque el fondo del mar y sus orillas están llenos de las ruinas que han dejado los naufragios de los que se aventuraron a viajar sin brújula y sin la luz fulgurante de JESUCRISTO.
Recuerda que tu fundamento es JESUCRISTO y ni todos los poderes infernales te moverán, por decreto divino eres invencible y tienes toda la autoridad delegada para someter y vencer en su nombre a todo lo que se levante en contra tuya, tu triunfo está determinado por El Gran Yo Soy, solo esfuérzate y se valiente, ¡levántate y conquista!.
Por el pastor: Fernando Zuleta V
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