miércoles, 21 de diciembre de 2016

LA CULTURA DEL DESEO



El sexo como mecanismo de reproducción para casi todos los seres vivos terrestres, tiene otras connotaciones en la raza humana y en su mayoría lo ejercen sin control, se considera como un medio egocéntrico de placer, de esa manera queda desprovisto de su valor fundamental, constituyéndose en mecanismo para llevar a la practica todas las bajas pasiones que su uso y abuso originan.

De esa manera la primera vocación de los seres vivos de preservar la especie se convierte en la abyecta inclinación de dar rienda suelta a los sentidos, que sin freno ni control desembocan en las mas aberrantes conductas sexuales del homos sapiens. Al parecer la sapiencia del hombre en este escenario se transforma en la mas horripilante miseria humana.

¿Como pretende el hombre ser libre, si la mitad de su humanidad la ha querido mantener subyugada, sometida y menospreciada?

Eso equivaldría a colocar una raya divisoria en el cuerpo humano y elegir un lado para ser dominado por el otro argumentando que es superior. ¿Quien dirá que es correcta la decisión? . Sin embargo es con exactitud rigurosa lo que el macho dominante a ejecutado durante toda su pasantia terrenal con las hembras.

Todavía estando situado en planos elevados del conocimiento,vive en la oscuridad de la noche tenebrosa en que creo la desafortunada idea de ser superior. Y no solo esta tendencia malsana ha sido única sobre las  mujeres, sino que han surgido en este periplo terrenal, naciones enteras,   razas completas o imperios que han reclamado la superioridad sobre otros y su derecho a someterlos.

Nadie tiene moral de pedir libertad personal, si con la misma fuerza y vehemencia no la exije para sus coterraneos, la libertad genuina y verdadera no se construye a expensas de otros, sino en el plano de igualdad con todos. Quien se cree libre disfrutando del sometimiento ajeno, es doble esclavo, por cuanto se engaña asimismo creyendoce libre y deja a un lado la libertad de sus congéneres.

Quien se cree libre por tener como compañía a la lujuria, es esclavo, porque ella es quien manda y gobierna su mente y espíritu cautivos.

Mejor es el que gobierna su espíritu, que el que toma una ciudad (pr: 16: 32b)

Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.






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