Personalmente lo que aprendí en la niñez se ha quedado grabado en mi mente con cincel de punta de diamante, me enseñaron que música es la combinación de sonidos agradables al oído e interesante al espíritu, cuando escucho las estridencias, el mensaje y la manera de ejecución, como la forma de transmitir, lo que hoy llamamos nuevos ritmos, pienso que habrá que revisar el otrora significado o redimensionar lo que hacemos, que se le da el nombre de música, porque una de las dos cosas está mal, la connotación o la ejecución, aquí no hay manera posible de que armonicen ambas cosas fundamentales que deben funcionar como un todo y producir la música, porque no pueden estar separada la una de la otra, eso sería como quitarle el oxigeno al agua y pretender que estamos disfrutando de agua pura. Aquí no tiene caso hablar de brecha generacional, no cabe este término peyorativo, para justificar la pérdida del sentido real de lo que verdaderamente es y representa la música, creo que el mundo debe inventar un nuevo vocablo para hacer la diferencia y marcar las distancias naturales entre la bifurcación que actualmente se vislumbra en las manifestaciones de los ritmos del momento y la concepción de la música pura, a mí me parece uno muy adecuado, para llamar a todo lo que se deslinde de la armonía y la buena ejecución: "SAMBUMBIA". De esa manera sabríamos a que atenernos cuando seamos invitados a un concierto, podemos preguntar ¿vamos a escuchar música o sambumbia? la decisión ya es nuestra.
Según lo que hoy conocemos como música, podemos acomodar a fines de convivencia social, el antiguo significado así: Música es la felonía hecha al arte de combinar los sonidos, para que destroce los oídos y destruya la paz del espíritu.
¿Qué dirá Orfeo de esto que hoy llamamos música? si cuando el agarraba la lira y comenzaba a sacar las notas en extraordinaria y hermosa ejecutoria, las fieras venían se domesticaban a sus pies solo por escuchar tan magistrales sinfonías y cuando lo hacía a las orillas de impetuosos ríos ellos detenían su curso, ante lo grandioso de sus interpretaciones y lo melodioso de sus notas. Es cierto que es mitología, pero eso nos da la idea del concepto y el significado de lo que es en realidad la verdadera música y de cómo los griegos de la antigüedad sentían y Vivían la música.
Comparo la música real con ir en un auto de última generación por una autopista en perfectas condiciones y la de hoy con ir en tractor por un camino rural en los andes venezolanos, erosionado por las fuertes precipitaciones atmosféricas.
¿Qué si soy músico? No, lo que pasa es que es tan abismal, la diferencia entre la una y la otra que hasta un sordo musical como yo, la detecta a millas de distancia.
En estos momentos se está enfatizando mucho sobre la contaminación ambiental y señalan al ruido como una de las principales causas que contribuye a ello, con la disonancia y el estrepito de las olas vanguardistas musicales creo que se acercan mucho a llevar la delantera en este poco apetecido renglón. Clase aparte los grupos e intérpretes con las dislocadas formas, la estrafalaria vestimenta o la minúscula en algunos casos particulares de las féminas, amén de los necesarios y afamados videoclips, que aún en países muy vanguardistas debido a su contenido altamente erotizado han sido censurados y vetados impidiendo su circulación comercial abiertamente.
La música ha hecho mezclas, que ocasionan un peligro potencial para la buena salud mental y espiritual de los seres humanos, las motivaciones van más allá de la búsqueda de fama, dinero u otras formas de gratificación personal, fenómeno que no debe de verse con la simpleza de que es una consecuencia lógica de su evolución en los tiempos de desenfreno y la manifestación y practica del hedonismo como doctrina del libertinaje que promueve e impulsa con su mensaje frenético y sistemático.
La música ha sido concebida para deleite del espíritu, para traer quietud y sosiego al alma, los instrumentos afinados, ejecutados por profesionales, con letras que transmitan un mensaje ético, acompasados y en completa armonía, producen cúmulos de sensaciones que levantan y fortalecen todo el ser, dan animo y transmiten vida a raudales.
La música es alegría para el espíritu, es para la paz del alma, para serenidad de las personas, para aliviar y permitir que sean liberadas las tenciones que produce el tan geralizado estrés, consecuencia de la angustia en este tiempo tan turbulento y agitado.
La música produce felicidad, porque fue concebida para el disfrute y el gozo. Ella es acompañante permanente de los humanos para que en los momentos de dificultades disipé las penurias trayendo fortaleza y animo al cansado.
Disfrute la música, no la sambumbia.
Por el pastor: Fernando Zuleta V
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