sábado, 21 de mayo de 2011

¿LAS RIQUEZAS SACIAN?

Hace algunos años leí en un periódico, que el japonés más rico del país, no tenia vehículo para ir a  su trabajo, haciendo todos los días el recorrido de ida y vuelta a casa a pie, seguramente pensaba mucho en evitar la contaminación ambiental, y también en su salud física, ademas ese ejercicio le mantenía vigoroso y seguro le evitaba muchas consultas medicas, lo que redundaba en ahorro, negocio redondo por donde lo mire,  su comida preferida era los espaguetis que la esposa preparaba, porque tampoco disponía de una empleada domestica en la casa, pienso que la sazón de la doña era inigualable y eso hay que tenerlo en cuenta por si acaso se nos ocurre pensar mal  y que llevaba su almuerzo hecho, para no incurrir en el superfluo y lujoso gasto de comer en un restaurante, debe ser porque no le alcanzaban los reales, pues su pequeña fortuna, solo ascendía veinticinco mil millones (25.000.000.000) de nauseabundos dólares, es comprensible; gastar dinero, en un buen almuerzo suena súper-lujoso y eso es total carencia de humildad, no pichirrez y tacañería, no nos confundamos. Es entendible su austera vida pues estaba ahorrando para la vejes porque, el seguro social de su país no le daba muchas opciones, que también lo cobraba religiosamente todos los meses, porque ya estaba próximo a los setenta años.

¡SAYONARA Y DOMOARIGATO¡ Dirían los japoneses con su característica cortesía, aquí diríamos, ¡zape gato¡ o ! ni tan calvo ni con dos pelucas¡, en la jerga criolla. Traigo esta anécdota a colación teniendo en cuenta los hechos reales y considerando que ninguna cantidad de dinero sacia ni produce paz, ni da seguridad. El narco-traficante colombiano Gonzalo Rodríguez Gacha apodado el mexicano, perdió la chaveta por los dólares, todas las noches contaba el dinero que tenía guardado en grandes pipotes, se desquicio mentalmente, parece que los dólares no tenían reproducción espontanea y eso lo desequilibro tanto que lo condujo a la demencia.

El multimillonario Howard Hughes que fue el primer norteamericano que llego a tener la impresionante suma de mil millones (1.000.000.0000) de dólares, en la época en que un hot dog valía cuatro centavos (4) de dólar, murió como un indigente , en completa  soledad y abandono , aunque tenía dinero a raudales. Cuando era muy chico conocí al primer millonario, fue el que compro las tierras heredadas de mis bisabuelos, en una ocasión teniendo diez años, me lo encontré fortuitamente en una bomba de gasolina y como niño educado lo salude por su nombre de pila, estirando la mano y diciéndole don Albertino como esta Ud. extrañado de encontrar un conocido por esos lares me pregunto quién era, le di todos los datos necesarios y finalmente sacando un fajo de billetes, hurgo hasta encontrar el de más baja denominación, que equivalía a un peso (1) y me  lo obsequio como  premio generoso por conocerlo. Años después fui a casa de otro millonario, porque una tía mía había trabajado allí como domestica y le conocía personalmente, cuando abrió la puerta no me dio chance de explicarle mi presencia, sino que argumentando que todos los días era la misma historia, personas que iban a pedirle dinero y metiendo su mano en el bolsillo saco un billete arrugado de a peso (1) dándomelo como dádiva, cerrándome la puerta en las narices. Hasta ahora esa ha sido la relación más directa y cercana con los ricos. Me han dado dos pesos en toda mi vida, no sé  si tendrán que ser recompensados, pero a estas alturas lo veo muy difícil de hacer, ambos ya dejaron este globo terráqueo y no conozco sus herederos.

Otra cosa ha sido mi relación con los pobres, me han recibido en sus casas sin conocerme, dándome toda clase de ayuda, enseñándome a trabajar, brindándome confianza, apoyándome y contribuyendo con todo  lo que han tenido, solo `por el privilegio de servir. Todos los seres humanos merecen respeto y consideración, precisamente porque son personas, pero el desequilibrio grosero entre los extremadamente ricos y los extremadamente pobres tiene visos demenciales, que pueden llegar a situaciones intolerables, por el bien de  todos, deben de haber leyes que pongan un límite a la codicia, porque está claramente demostrado que de una manera personal nadie pondrá restricciones a su desenfreno por ser cada día más rico, cuando se le pregunto a un acaudalado hombre ¿ qué mas desea en la vida? Respondió solo deseo tener más de lo tengo. Esta es la mentalidad de todo rico, alcanzar más en el plano económico, nunca se siente satisfecho con lo que posee, siempre habrá que obtener más, pero lo peligroso de esta avaricia desmedida es que,  hará todo lo que sea para lograr los objetivos, porque una de las consecuencias propias de las riquezas desmesuradas es que ciega e insensibiliza a las personas; para ellos el fin justifica los medios. Como bien sabemos que estas fortunas exorbitantes tienen inobjetablemente que ver con la buena administración, no podríamos cortarle las alas a los que poseen este don extraordinario, sino aprovecharlo al máximo, para que lo usen en bienestar de los demás y cuando lleguen al tope que permitan las leyes, toda esa producción de renta excedentaria, se deposite en fondos para planes de vivienda, desarrollo agro-técnico, becas para estudiantes de bajos recursos o para ser utilizados en los requerimientos que surjan, para  mejor calidad de vida de todos. ¿Ingenuidad? ¿Utopía? ¿Mente empollada? Acepto cualquiera de los calificativos. Pero,  ¿qué hace un mortal con fortunas de cincuenta mil (50.000.000.000) o mas millones de dólares? en el extranjero o aquí en Venezuela con fortunas de cincuenta mil (50.000.000.000) millones de bolívares o más, para mí esto es inmoralidad simple y llanamente. No sé qué opina Ud. Pero quiero aclara algo, no soy seguidor de ninguna doctrina humana, ni adepto de filosofía alguna y menos religioso. Pero si creyente en el ÚNICO DIOS VERDADERO MANIFESTADO Y DADO A CONOCER POR JESUCRISTO.

En  mi familia hubo un tío millonario, nunca lo conocí, el jamas nos visito y yo tampoco lo visite, no me sentía cómodo, si el no se acerco a su único hermano , que según versiones que oí filtradas, mi abuelo fue el que al menos durante dos años y medio lo sostuvo económicamente, periodo en el cual agarro fuerza para amasar su fortuna, me sentía desautorizado y me paresia una intromisión en su vida llegarle de pronto con la historia rosa de que  era un familiar cercano, pienso que muy posiblemente esa fue la razón por la que nunca lo visite, no se llego a tener resentimiento y jamas aversión hacia el, de hecho algunos sus de sus hijos llegaron a pasar largos periodos de tiempo en nuestra casa paterna, pero el tema del dinero nunca fue motivo de conversación entre nosotros y tampoco obstáculo para una buena y sana relación.

Lo que mas se identifica con mis opiniones es lo que hizo el millonario Alfredo Nobel, que dejo su fortuna, con indicaciones precisas para que parte de sus ganancias fueran distribuidas equitativamente como reconocimiento al esfuerzo y la dedicación de las personas en ciertas áreas que beneficiaran a la humanidad, lo cual se  hace anualmente.Esto es tan extraño y poco común que en mas de cien(100) años no ha surgido otro que haga lo mismo, si ha pasado, perdonen mi ignorancia, no tengo conocimiento de ello. Finalmente les dejo con un pensamiento de Lao Tse : "el hombre sabio no acumula. Cuanto mas ayuda a los otros, mas se beneficia el mismo. Cuanto mas da a los otros, mas obtiene el mismo." HAU.

Porque ¿que aprovechara al hombre si gana todo el mundo, y perdiere su alma? (Mr. 8:36)



Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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