viernes, 20 de mayo de 2011

LA SEXOMANIA

Llama la atención y causa preocupación ver u oír a los especialistas en sexologia cuando aconsejan a los que tienen diferentes desviaciones sexuales al decirles sin ningún sentido de la moral, ni el más mínimo pudor, (perdón: moral y pudor son dos palabras que aunque están en franco declive, todavía existen en los diccionarios de español por lo cual es válido usarlas; moral significa: conjunto de normas de conducta y convivencia, íntimamente ligado a la ética; pudor: un mecanismo instintivo, propio de la castidad, que protege con la vergüenza la intimidad sexual. Evita todo tipo de excesos y peligros morales en materia sexual. Es una conducta que distingue al hombre de los animales) lo que te haga sentir bien, lo que te de gratificación sexual, lo que te estimule y te de placer hazlo. El terapeuta sexual ¿no es para corregir las conductas inadecuadas, desviadas o torcidas de los que padecen estas anormalidades? ¿Por qué tanta permisibilidad  y aceptación de lo que se sabe que es anómalo? Se trata con tanta simpleza y ligereza la manera del disfrute del sexo sin ninguna restricción, que  lo veo como un medio para legitimar cualquier  aberración sexual, "ninguna conducta  correcta esta fuera de los límites de la ecuanimidad y la razón." 
Dentro de las normas sociales el comportamiento correcto se acentúa como una virtud, pero aquí es donde comienza a operar la doble moral, creo que hemos usado incorrectamente el término, porque sensatamente no puede haber duplicidad de la moral, ella es una sola y lo que dice que es bueno o malo para uno es bueno o malo para todos, todo lo que tenga dobles de ánimo es inmoral ¿Cuáles son los argumentos de peso para legitimar socialmente algo inmoral? ¡Que la sociedad lo permita¡ ella permite, los borrachos, los drogadictos, los pederastas, las prostitutas etc. ¿Esto hace que no allá inmoralidad en estos comportamientos ? lo que sucede es que llegamos a hacer tan permisivos y pusilánimes que no nos gusta ni ser corregidos ni corregir a otros, déjalo vivir como quiera se dice reiterada y perniciosamente, pero en realidad nadie puede vivir como quiera, por la elemental razón de que no está solo en el universo y eso por fuerza mayor, por deducción,  por simpleza circunstancial, y por obligatoriedad, tenemos que pensar en los que nos rodean, porque mi conducta y comportamiento afecta a los demás.
Nuestro mundo fue ideado para vivir en comunidad, implica  que alrededor mío existen individuos  con derechos iguales a los míos que reciben el impacto directo de mis acciones, por lo cual, lo que yo haga contra la moral y las buenas costumbres, lo hago directamente lesionando el buen comportamiento y la moral de los demás. Esa deteriorada frase de que “yo soy libre de hacer lo que quiera,” podía funcionar muy bien en la estrella Antares, siempre y cuando no halla anteranos o chinos allí.
Estamos dando un giro extremadamente cerrado y peligroso, cuando catalogamos a toda conducta sexual adecuada, valida y aceptada y la sellamos con la etiqueta de: “apta para el consumo.” Todo lo anti-natural, sobre todo en materia sexual es inmoral, por lo cual es una desviación y toda desviación implica que se ha perdido el rumbo, la promiscuidad ha dejado de serlo, cuando parejas aun legítimamente casadas, hacen orgias de común acuerdo, dizque para salir de la rutina del matrimonio y preservarlo,! que desfachatez ¡ el lesbianismo, homosexualismo, transvestismo , bestialismo, y todos los demás ismos del sexo, como las nuevas formas morbosas del disfrute sexual, algunas tan  insignificantes, como las despedidas de solteros, que si es para la chica, la hacen las ingenuas y tiernas compañeras con stripper incluido, como el clímax de la inolvidable velada y si es para el chico con prostituta pagada por los amigotes , para que jamás se olvide de esa noche tan transcendental.
Compañías como la aseguradora alemana, que no pudo tener una mejor idea que celebrar una orgia como premio a sus mejores empleados, los avisos publicitarios en todos los diarios del país, donde se oferta abiertamente y sin disimulos de ninguna clase el  comercio sexual, dando los mas mínimos detalles de la anatomía de los ofertantes incluidas  tallas y dimensiones de sus órganos genitales, con tarifas, ofertas, y asesorios para los fetichistas, sádicos, masoquistas, vuoyeristas y un número indeterminado de  desviaciones, con aparatos que ellos llaman jugueticos para todo enfermo mental que necesite ser tratado de esa patología que se llama sexo- manía. Creo que con tanta proliferación de lugares de atención inmediata a los requerimientos de los pervertidos sexuales, los expertos en tratar estas enfermedades se están quedando sin pacientes acrecentando más el drama del desempleo en el país.



Por el pastor: Fernando Zuleta V

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