miércoles, 13 de septiembre de 2017

LA ORACIÓN (Continuación 5 parte)



La oración nunca es para llamar la atención de las personas, sino para tocar el corazón de Dios.

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mt.6:6)

La oración es el medio para estar en intimidad con Dios, por lo cual debe de hacerse  en secreto, aunque no está restringida a ese ámbito, se puede hacer en público, pero solo con la intención de exaltar al Señor, no para quitarle la gloria, que solo el merece.

En este sentido orar se constituye en un acto de comunión perfecta con el Creador, por eso debe ser en secreto. Allí en la intimidad podemos expresar nuestros más profundos sentimientos, los miedos, las dudas, las necesidades o cualquiera sea el estado de ánimo en que nos encontremos. Dios que es omnisciente interpretara cualquiera sea la condición humana, La Biblia de las Américas, lo dice así: Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles (rom 8: 26).

La oración no es una acción donde solo está presente el orante, sino que El Espíritu Santo está ayudándonos en la intercepción, por una razón simple, no se pueden conoce los pensamientos de Dios, sino por su mismo Espíritu y en la oración llegamos a lo profundo del Espíritu de Dios para saber cuáles son sus intenciones.

 La oración nunca nace en el corazón del hombre, sino en la mente  de Dios. De hecho ninguna oración tiene su origen en nuestras intenciones; porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Fil. 2:13).

La fórmula para que la oración sea efectiva la da a conocer el Señor Jesucristo cuando declara: Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.(MT.18: 20)

La pregunta que surge es ¿Cómo puedo estar solo y en secreto y cumplir con el requerimiento de que deben ser al menos dos y ponerse de acuerdo para orar y cumplir la demanda?
La respuesta es sencilla: El Espíritu Santo  siempre esta  con y en nosotros , queda claro que se cumple a cabalidad el requerimiento de estar al mismo tiempo en secreto y a la vez acompañado con otra persona.

La oración nace en la mente de Dios, el Espíritu Santo, sabe los pensamientos de Dios, cuando me dispongo a orar y entro al  cuarto secreto para tener la comunión con Dios, es posible que el Espíritu de Dios ya me ha motivado a interceder  y sé que es lo que voy a orar o al estar dispuesto El me dirija a orar lo que es la voluntad del Padre, de manera que hay un sincronismo perfecto entre la voluntad del Padre, el anhelo del Espíritu Santo, la mediación del Señor Jesucristo y mi accionar sujeto a los deseos de Dios.

Esa es la oración que siempre escucha y responde Dios, porque esta echa en su perfecta voluntad. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.(1 co 2:10)


Por el pastor: Fernando Zuleta  Vallejo.

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