La oración
nunca es para llamar la atención de las personas, sino para tocar el corazón de
Dios.
Mas tú,
cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
(Mt.6:6)
La oración
es el medio para estar en intimidad con Dios, por lo cual debe de hacerse en secreto, aunque no está restringida a ese
ámbito, se puede hacer en público, pero solo con la intención de exaltar al
Señor, no para quitarle la gloria, que solo el merece.
En este
sentido orar se constituye en un acto de comunión perfecta con el Creador, por
eso debe ser en secreto. Allí en la intimidad podemos expresar nuestros más
profundos sentimientos, los miedos, las dudas, las necesidades o cualquiera sea
el estado de ánimo en que nos encontremos. Dios que es omnisciente interpretara
cualquiera sea la condición humana, La Biblia de las Américas, lo dice así: Y de la misma manera,
también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como
debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles (rom 8: 26).
La oración
no es una acción donde solo está presente el orante, sino que El Espíritu Santo
está ayudándonos en la intercepción, por una razón simple, no se pueden conoce
los pensamientos de Dios, sino por su mismo Espíritu y en la oración llegamos a
lo profundo del Espíritu de Dios para saber cuáles son sus intenciones.
La oración nunca nace en el corazón del hombre,
sino en la mente de Dios. De hecho
ninguna oración tiene su origen en nuestras intenciones; porque Dios es el que
en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Fil. 2:13).
La fórmula
para que la oración sea efectiva la da a conocer el Señor Jesucristo cuando
declara: Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la
tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que
está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos.(MT.18: 20)
La pregunta
que surge es ¿Cómo puedo estar solo y en secreto y cumplir con el requerimiento
de que deben ser al menos dos y ponerse de acuerdo para orar y cumplir la
demanda?
La respuesta
es sencilla: El Espíritu Santo siempre esta con y en nosotros , queda claro que se cumple
a cabalidad el requerimiento de estar al mismo tiempo en secreto y a la vez
acompañado con otra persona.
La oración
nace en la mente de Dios, el Espíritu Santo, sabe los pensamientos de Dios,
cuando me dispongo a orar y entro al cuarto secreto para tener la comunión con
Dios, es posible que el Espíritu de Dios ya me ha motivado a interceder y sé que es lo que voy a orar o al estar
dispuesto El me dirija a orar lo que es la voluntad del Padre, de manera que
hay un sincronismo perfecto entre la voluntad del Padre, el anhelo del Espíritu
Santo, la mediación del Señor Jesucristo y mi accionar sujeto a los deseos de
Dios.
Esa es la oración
que siempre escucha y responde Dios, porque esta echa en su perfecta voluntad.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios.(1 co 2:10)
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario