No la física, producto de un desafortunado accidente, donde han sido cercenados los conductores del organismo que transmiten las sensaciones a todo el cuerpo humano, sino los del alma y el espíritu que impiden la identificación con el drama de los individuos.
Es asombroso el camino que estamos transitando donde la morbosidad está a la orden del día, cuando hay un accidente automovilístico, un drama pasional o una situación que degrade al ser humano, aparecen inmediatamente cantidades de personas armadas con un aparato que se llama móvil, ¿para pedir auxilio ante la calamidad que se presenta ante sus ojos? No, para buscar los ángulos más dantescos y accionar el aparato tomando las fotos más atroces y horrendas, con el fin de hacerlas circular por el ciberespacio, que a la velocidad de la luz recorren en un santiamén el globo terráqueo.
Estamos creando “la cultura sin afecto natural”, donde no hay emociones por la tragedia de los coterráneos, no se siente nada viendo la desgracia de los demás y lo que crece con un vértigo impresionante es el desenfado y displicencia con que se toma el infortunio de las otras personas, es sencillamente oprobioso la manera tan descarada y despreciable, como se toma la fatalidad de otros haciendo con ella una comedia burda y despiadada.
Al proveerse de cámara fotográfica a los celulares se abrió un abanico impresionante de posibilidades, dado que se le puede dar un uso indiscriminado y sin ningún control, con ello se ha dotado a la humanidad de un arma mortal, moral y espiritualmente para ocasionar destrucción y ruina sin ninguna contemplación o atisbo de condescendencia por las personas, debido a que cualquier incidencia puede ser registrada y dada a conocer masivamente en fracciones de segundo universalmente.
La intencionalidad de los adelantos tecnológicos seguramente no ha sido causar perjuicio a nadie, pero en un mundo donde la perversión es el estilo de vida mayoritario, todo lo creado de buena fe y para usos buenos, se convierte en degradante y para usos viles, esa es la grandiosa tragedia que vive la humanidad, hacen todo lo contrario de su Creador, que lo que no sirve, lo acomoda y lo hace ser útil, pero el ser humano lo bueno lo transforma en destructivo y letal.
Parece ser que el sadismo que era solamente una referencia en cierto tipo de relaciones sexuales pervertidas, ha evolucionado y se ha trasladado a todos los ámbitos de las modernas sociedades y ahora es una constante practica sin ningún recato, ni limitación en todos los espacios de esta sofisticada y ultramoderna colectividad.
La insensibilidad está ocupando un sitial preferencial en la humanidad, derrumbando cualquier vestigio ético y moral que aun este resistiendo su paso arrollador y destructor y eso solo tiene una sola explicación, el hombre en su afán de ser independiente de su Hacedor, le ha dado la espalda y ha decidido caminar sin su compañía y dirección y el resultado no puede ser más catastrófico y aterrador.
Entre más nos alejamos del Creador se multiplican en mayor proporción la dureza del corazón, la oscuridad de la mente y la perversión del ser. Solo Dios es luz, amor y espíritu y si quieres ser como El, Cristo es el que te da todo lo necesario para lograrlo, pero la decisión es solo tuya.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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