En los vericuetos de la mente y en los
meandros del cerebro se tejen todos las
ideas, allí se da forma a toda intención del corazón, se pulen los registros
que más tarde pasaran de lo hipotético a lo tangible y real, materializándose
todo lo que se ha estado elaborando en lo oculto y por demás intimo de cada
mente humana.
Cuando un sicópata lleva a la practica una de
sus mórbidas acciones, primero a elaborado un proceso en el cerebro y después
de pulirlo y acomodarlo finalmente lo lleva a la ejecución; es lo que las
cortes penales llaman "un hecho con premeditación y alevosía". Esto
por supuesto tiene una connotación muy distinta en la jurisprudencia, que
cuando los hechos tienen carácter fortuito, debido a que ha habido
planificación anticipadamente, porque se elaboró un plan, se medito en el
asunto habiendo valoración del suceso, antes de su ejecución. Hubo la posibilidad
de entrar en razón, pero se continuo, sin el más leve asomo de arrepentimiento de
la ominosa determinación.
La mayoría de los azotes de la sociedad deben
su macabra formación al desprecio, al maltrato y al rechazo de que fueron
objeto desde la niñez; "el rocoso" hijo de la prostituta del barrio,
desde que tubo uso de razón, fue rechazado, vejado, menospreciado y maltratado
física y sicológicamente, su madre lo sacaba de la habitación dejándolo en la
calle con su hermano mas pequeño cada vez que llegaba un cliente a buscar sus
servicios sexuales, son incontables las veces que sarcásticamente se mofaron de
él, señalándolo como la escoria por tener una madre sin escrúpulos de ninguna
clase, que para obtener dinero, para sostener su adicción al bazucó cometía
cualquier clase de excesos, recayendo sobre sus hijos las mas fatales
consecuencias.
"El rocoso" lloro muchas veces de
impotencia o sentimiento cuando estaba fuera de su rancho, todos sabían la
razón de sus amargas lagrimas, pero nadie tenía compasión e ignoraban por
comisión u omisión el terrible drama de los infantes que sin ninguna
responsabilidad de sus padres biológicos fueron lanzados al infierno que
representa vivir en una sociedad sin misericordia y desprotegidos totalmente "El
rocoso" siempre recibía los peores improperios, los comentarios mas
hirientes, las burlas mas sarcásticas y los señalamientos mas cáusticos, solo
por el hecho de ser el mayor de los dos, llegaron al extremo de patearlo y ha
espetarle sin ningún atisbo de humanidad: tu eres un hijo de una prostituta,
eres una basura, en esa ocasión siendo
agredido físicamente, le hizo una terrible promesa a su atormentador de
turno, ¡cuando sea grande te voy a matar! La réplica fue: ¿con que valor vas a
matar a alguien? Se alejo llorando amargamente, arrastrando una pierna
visiblemente lastimada, por el impacto de aquel golpe artero y despiadado del
cual no era merecedor, ni había razón ni derecho para recibirlo. Su único
pecado fue haber nacido en la abyección extrema de los cinturones de miseria
que circundan la gran metrópoli.
Así comenzó la elaboración de la macabra
lista de los que asesinaría cuando llegara la oportunidad. Con el pasar del
tiempo los atropellos y los insultos lo hicieron revestirse de una coraza de
insensibilidad, hasta el punto de desaparecer de su interior todo vestigio de
humanidad y toda huella de misericordia; todo el rechazo y el vejamen de que
fue objeto formo una costra impenetrable alrededor de su lacerado corazón,
convirtiéndolo en una roca granítica, que ni un cincel con punta de diamante
sería capaz de penetrar. Cada palabra ofensiva, cada mirada de desprecio, cada
gesto de rechazo, cada señalamiento represivo, lo convirtieron en un ser
resentido, alimentaron su espíritu flagelado, llenaron con sórdido rencor todos
los aposentos de su corazón y recubrieron su alma una capa gélida y mas yerta
que la morada de los muertos, su incipiente vida fue envuelta por un manto
negro de sed de venganza que no hay tinta en el mundo que pueda aproximarse a
su oscuridad tan intensa.
De allí en adelante nunca mas pronuncio
sentencias contra sus angustiadores, sus ojos nunca mas derramaron las
delatoras lagrimas del oprobioso dolor, la fuente que producía los torrentes de
llanto que le ayudaba a drenar la angustia que vivía se seco, nunca mas
argumento, ni se quejo, su dolor lo encamino a alimentar la sed de venganza que
día a día crecía en su interior como una llama que amenazaba con consumir todo
a su paso, ese monstruo que cada día alimentaban los insensatos, llegaría el
momento en que desencadenaría la mas atroz pesadilla en sus contornos.
El "rocoso" a los trece años
después de haber pasado la prueba por los servicios prestados a los
distribuidores de droga del lugar, se hizo de una pistola y comenzó a ejecutar
uno a uno a todos los que tenía en la lista negra, siendo el primero el que no
mucho tiempo atrás lo había pateado, no tuvo compasión ni misericordia con
nadie.
Los seres humanos se hacen impenetrables y
sus personalidades se degradan hasta tomar visos de bestias sanguinarias
superándolas en su brutalidad y salvajismo, ya que tienen el argumento de una
mente superior y no solo el instinto de supervivencia de los animales. El peor
problema de un ser pensante es "la acumulación de causa", va almacenando
y llenando todos los lugares internos de la mente y el corazón con todo
aquello que le ha infringido pena y
dolor, es como un escape de gas que va cubriendo milímetro a milímetro toda el
área circundante y cuando aparece una chispa, la conflagración en fracciones de segundo es devastadora y
formidablemente destructiva.
Sucesivamente en cuatro años que duro su corta
carrera delincuencial se cuentan mas de veinte las personas que asesino, hasta
que termino su escalofriante y tenebrosa vida terrenal en un enfrentamiento armado
con los cuerpos de seguridad del estado.
Mas o menos, con algunas variantes en las
diferentes latitudes es que se crean los llamados azotes de barrio, pero la
razón primordial y fundamental es la carencia de amor y de afecto en su niñez y
adolescencia, pero nadie puede dar lo que no tiene y mientras las personas
anden sin Cristo es muy poco lo que pueden ofrecer a sus semejantes.
Si quieres cambios radicales en tu vida, en
tu familia, en tu entorno y aún en tu nación, Jesucristo es el único que puede
hacerlo, acéptalo como tu Señor y suficiente Salvador y no solo cambiara tu
vida en la tierra sino que también recibirás la eterna.
Por el
pastor: Fernando Zuleta V.
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