Tienes
una historia más antigua que tu vida sobre la tierra, tanto que no hay número
que pueda decir la cantidad siquiera de millones de años de cuando se hizo tu
diseño y se determino tu existencia, ni con el gugolduplex se podría
cuantificar tu edad, que es el nombre que se puso al número más grande que se
ha descubierto. Esto ampliamente es más verídico que asegurar que existe el
universo, porque puede este morir o desaparecer de viejo en algún momento en el
indetenible e interminable tiempo, aunque ahora estemos inclinados a la
tendencia novedosa del virtualismo y
muchos la usan como escapismo de la realidad,
con el fin de evadir la responsabilidad como individuos sobre esta tierra que
reclama su concurso y protagonismo.
Antes que el cosmos fuese tú eras, por la categórica razón que existías en la mente de Dios y eso te hace más antiguo que el mismo universo ¡que cosa más mollejuda hijo!, simple, lo que Dios tiene en su mente ¡existe! y tú estabas en su mente antes de la fundación del mundo, ¿un silogismo? No, de ninguna manera, una verdad que viene de Dios y no admite cambio ni modificación.
Que
impresionante el tiempo que Dios pensó en ti y más extraordinario aun es el
tiempo que seguirás en su mente, pues será eterno, porque te ama con amor
eterno y el amor nunca deja de ser. No existe manera ni forma de explicarlo con
palabras, no aparecen registrados en ningún idioma terrenal vocablos que
definan la majestuosidad o la grandeza o lo sublime de esta obra grandiosa de
tu Hacedor, creo que será necesario pasar la eternidad con El Señor para
aprender las palabras que definan su inimaginable e inigualable grandeza y
potestad.
Ahora
bien, cuando a Él pensó en ti, determino todo lo relacionado contigo, el tiempo
exacto de tu concepción, el de tu nacimiento, determino quienes serian tus padres
terrenales y esas elección divina, ha sido y será por siempre una fuente de bendición
que comenzamos a disfrutar desde el mismo instante en que supimos que comenzó a
gestarse una nueva vida en el vientre de tu abnegada madre, recuerdo la espera
del día especialísimo de tu irrupción en este mundo, se contaba el tiempo y sabíamos
con algunas pequeñas variantes la fecha precisa, pero Jonathan tu hermano
mayor, no demostró mucho dominio propio y menos paciencia, cada día nos
increpaba con la frase interrogativa ¿y cuándo es que va nacer?, fue bastante dificultoso
calmar su ansiedad evitando todo lo posible para que no se convirtiera en
angustia esta espera natural, pero que el, con ocho años veía interminable, al
fin llego el día cumbre y cuando regrese a casa después de unas horas de tu
nacimiento a dar las buenas noticias, fue necesario hacer muchas promesas y
tener un dialogo con la asistencia del Espíritu Santo, para que pudiera esperar
hasta el momento de verte cara a cara.
Mantenerlo
a raya fue una verdadera odisea, pero finalmente después de pasadas veinticuatro
(24) horas le di la esperada noticia, ahora si vas a ver a tu hermano, lo que
no contaba era que no permitían acceso a menores de edad a la sala de las
parturientas, entonces hice un convenio con la mama, para que lo mostrara por
la ventana del tercer piso, cuando ella considerara que estuviera con el, controlando
sus ímpetus, en todo esto, también colaboraba nuestra amada katy, la hermana
mayor y finalmente cuando te vio en brazos de la mama exclamo en términos de angustia
y desolación ¡ ese bebe nunca no lo van a entregar!.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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