La persona que piensa y reflexiona puede atravesar las murallas sin derribar las paredes.
Un pensamiento
es un bumerán dentro de la mente y se
convierte en una saeta cuando sale del campo subjetivo y se hace objetivo.
Una reflexión
es una idea rumiada hasta convertirla en
un poder con fuerza de tal magnitud que
rompe las fronteras naturales de la mente y se expande al mundo de lo tangible
y realizable.
Una persona
que piensa es talentosa, una que reflexiona es sabia.
Los tiranos
y los opresores les temen a los pensadores, y entran en pánico cuando descubren
que usan la reflexión para madurar sus ideas.
No existen
hombres libres, si sus ideas están sujetas ideales políticos, la política es una forma de
opresión y la opresión restringe la libertad y la libertad restringida es esclavitud
disimulada.
El que usa
las leyes para coartar la libertad, está al margen de la legalidad.
Todo tirano
sueña con que los que están bajo su yugo, se sometan a sus decisiones sin objeciones,
para fortuna de todos jamás podrá controlar sus mentes y ese es su talón de Aquiles
para su infortunio.
Cuando los
hombres abren sus mentes para que salgan las ideas libertarias, ninguna barrera
de contención impedirá que cumplan sus sueños.
Los pensamientos sufren de confinamiento sino
se abren las compuertas de la mente dejándolos escapar para que su metamorfosis
se complete, dejando de ser ideas y se conviertan en realidades.
Un pensamiento
es inocuo, sino escapa y se hace materia en el mundo real.
Los pensamientos
abundan y las determinaciones escasean.
La reflexión
madura el pensamiento hasta darlo a la luz y lo convierte en realidad.
Los
pensamientos alcanzan su estatus de sobresalientes con la reflexión y su y su adultez cuando abandonan el confort de la
mente y toman la ruta de las acciones.
Un pensamiento
nace en la mente, se nutre con la reflexión y logra su objetivo cuando se
ejecuta en la práctica.
Piensa,
reflexiona y actúa, pensamiento sin reflexión es peligro latente y acción sin
pensar es peligro mortal y pensamiento sin acción no tiene validez.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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