domingo, 11 de febrero de 2018

EL CARNAVAL SIMBOLO DE MISERIA HUMANA


 
 

A veces el sueño no se puede conciliar

Pasamos revista a sucesos imprevistos

Tratamos de darle sentido y dirección a algunas situaciones

Que han alterado el ritmo cotidiano

recordamos  un niño haraposo y desvalido

Que pide algún alimento porque el hambre acosa

 una mujer embarazada y triste

Sola, desprotegida y sin tener donde vivir

Un anciano dejado abandonado por la familia en una parada

Desorientado, casi ciego y hambriento

Se escucha la estridencia del ruido de tambores

Y el estruendo y algarabía de una muchedumbre

Que celebra alborozada el inicio del carnaval

Las comparsas desfilan con bailes sensuales y cadencias insinuantes

Nadie pone la mirada en los parias que están en la vía

Por su alado casi atropellándolos cruzan

Cientos, miles de enfebrecidos y frenéticos seguidores

De la baraúnda que parece estar celebrando en pandemónium

La capital de los infiernos,

El triunfo del mal sobre el bien

Gritos de histeria colectiva saturan el aire

Sin ningún resquicio de pundonor

Porque se han perdido los valores y la moral

Todo es una mezcla putrefacta de vicios

Que al socializarse, obtienen el rotulo de aprobados

Así toda perversión abandona el enclaustramiento de lo profano  

Y toma por asalto lo sagrado, equiparándolo y colocándolo

En el mismo nivel de lo abominable

Por esa razón nadie tiene compasión y misericordia

Se ignora al necesitado, se menosprecia al desvalido

Se deja a la vera del camino al hambriento y desposeído

La indiferencia con el menesteroso se acentúa y se endurece

El niño llora de hambre, la mujer gime por la impotencia

El anciano sufre por el abandono

Nadie tienen en cuenta la abyección de sus desafortunadas vidas

El espectáculo debe continuar aunque la danza se haga encima de
 
las tumbas edificadas con los cadáveres de los débiles y
desamparados.

Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.

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