La tierra no se detiene en sus movimientos
El sol nunca deja de alumbrar y mantiene su rutina
El viento no deja de soplar, no tiene parada ni reposo
El mar no cesa en su vaivén, ni de día ni de noche
La naturaleza se renueva en todo tiempo
Los ríos no detienen su recorrido serpenteante
Las estaciones se repiten en ciclos permanentes
Todas las fuerzas de la naturaleza permanecen activas
Acatan órdenes y no tienen alma ni espíritu
No argumentan, ni cambian su dirección
Todos los límites y sus rutinas permanecer inalterables
Obedecen las instrucciones que les fueron entregadas sin preguntar,
Sin refutar, sin pedir explicaciones o razones
Hacen todo aquello que les fue mandado
Nunca se salen de su marco referencial
Respetando cada frontera demarcada
¿Quién ordeno sus pasos si no tiene pies?
¿En donde están escritas sus instrucciones si no tienen memoria?
¿Cómo pueden seguir las rutas, si no disponen de cartas de navegación?
¿Cómo se orientan si carecen de brújula?
Marchan impertérritas sin ojos para ver el camino
Por ninguna razón cambian sus objetivos
Mantienen inalterables todas sus metas
Cumplen con fidelidad cada mandato en su eterno peregrinar
¿Quién le dijo a la tierra jamás dejaras de girar?
¿Quién le dijo al sol, nunca dejaras de alumbrar?
¿Quién ordeno al viento que nunca debería parar?
¿Quién le dijo al mar de aquí no pasaras?
¿Quién capacito a la naturaleza para renovarse a perpetuidad?
¿Quién marco el camino de los ríos, haciéndolos permanecer para siempre en su trasegar?
¿Quién mando a las estaciones que cada año repitieran su rutina?
Todo tiene explicación porque existe un Dios omnipotente
Que cuando habla su palabra se cumple inexorablemente
Y no la puede resistir nada de lo que existe
Porque todo fue hecho por medio de su palabra
Y ella cumplirá sin dilación el propósito para lo cual fue enviada
Pensó y apareció, dijo y es, hablo y se materializo
¿Alguien quiere pruebas de la existencia del Sumo Creador?
Solo mira a tu derredor, ve la majestad del águila al encumbrarse
La melodía del canto de las aves
El trinar fantástico de los pájaros
La sonrisa tierna y sincera de los niños
El milagro del nacimiento de un nuevo ser
Una noche de luna llena y el cielo marcado de luces parpadeantes
Se podría seguir enumerando hasta el infinitum las maravillas y prodigios que podemos ver
Siendo la más grande demostración de su existencia
La cruz y Cristo en ella dando su vida por ti y por mí.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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