jueves, 1 de febrero de 2018

¿CUAL AMOR?



Al tema que se le ha dado más difusión universal, es al amor y eso está plasmado en la cotidianidad de la gente, por la sencillez de que es una herencia divina. Nuestro ancestro directo tiene en su esencia el amor, su palabra define a Nuestro Padre como: Dios es amor. Y son muchísimas las referencias bíblicas que identifican al Sumo Creador como Dios de amor.

Todos somos hijos de Dios, nos diferenciamos unos de los otros, en que unos somos naturales y otros legítimos: me explico. La renuncia voluntaria que el hombre hizo de su progenitor, cuando rechazo la gracia en el edén, desechando su autoridad y renunciando por propia voluntad a su relación íntima, hace que se auto-excluya del parentesco como hijo legítimo y queda relegado a bastardo. En este contexto renuncia a la paternidad divina y asume la diabólica, por cuanto adopta la invitación satánica a unirse a él ya constituirse en enemigo de su Hacedor. Simple consecuencia, todo el que se alié con Satanás se hace enemigo de Dios.

Pero en medio de esa oscuridad espiritual a la cual accede por decisión personal, hay algo que no puede ser contaminado al extremo de dominar sin posibilidades de escape, como es el espíritu del hombre, es tanto que cuando llega la muerte física regresa a Dios.

Ahora bien ¿qué es lo que pierde el hombre, si el cuerpo regresa a la tierra de donde fue tomado, cumpliendo la sentencia divina: polvo eres y al polvo volverás? El hombre es tricótomo, la otra parte la conforma su alma, y está siendo eterna, se contamina al extremo de vivir en la eternidad en las más absolutas tinieblas.

Retomando el asunto del amor, este es el que prevalece por encima de los atributos perfectos de Dios, para servir como medio de rescatar al hombre hundido en la miseria del pecado, haciéndose tangible en Cristo yendo hasta ofrendar su vida por la humanidad en la muerte de cruz. Cristo es el amor de Dios hecho realidad palpable y viviente. Dios lo había demostrado de muchas maneras a los seres humanos, pero de una forma tan vivida y especial para que no existieran excusas de que la voluntad del Señor de los cielos era, es y será la salvación del hombre de la tierra.

Dios es amor y la manifestación en Cristo es la expresión máxima de esa realidad, no es solo porque lo dice la Palabra de Dios, sino porque es un hecho histórico con acción permanente para todo el que quiera recibir sus beneficios. 

Cristo es la esencia del amor divino, por cuanto el verdadero amor es entrega incondicional e ilimitada

El hombre ha hecho del amor una baratija,   confundiéndole con pasión y deseo sexual, las motivaciones que tiene la humanidad para amar se centran en recibir, por eso es que hay tantos pidiendo que los amen. El verdadero amor no pide, solo da. El verdadero amor extiende la mano para dar, el interesado la abre para recibir. Jamás el amor es egoísta, al contrario es altruista, nunca espera nada a cambio, todo lo da sin el interés mezquino de recibir.

Hoy en día el amor se ha reducido a un intercambio, acentuándose de manera superlativa en la relación sexual, en este contexto todo gira en lograr el máximo de placer y cuando ese objetivo se ve impedido por alguna situación, se resuelve con simpleza absoluta, se cambia la pareja por otra que despierte más pasión y acicatee los sentidos haciéndolos explotar por el delirio del frenesí.

¿En que está anclado ese amor?, en sentimientos y estos cambian como el viento de dirección. Queda claro que confiar en algo tan inestable, es insensatez y falta de sentido común. Pero para decepción y asombro esa es la base del amor erótico y en esa es donde se levanta todo el andamiaje de la pasión, ¿qué puede durar en un lugar donde hay licuefacción permanente?

Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.

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