En un mundo donde se alteran los
valores hasta darle mayor preponderancia a la mentira en detrimento de la
verdad, se puede esperar todo de quienes consideran al Único Dios del Universo
una invención de la mente humana y no una verdad absoluta.
Cuando el hombre saca de escena a
Dios y lo reemplaza por sus pensamientos e ideas, rompe el único dique que
impide que las aguas putrefactas del engaño y el error inunden todos los
aposentos del alma y del espíritu y que sus olas nauseabundas llenen de la más
mefítica pestilencia su vida y su camino.
La fe en Dios es la única represa que impide que se desborden las
pasiones y se salga del cauce las aguas embravecidas de cúmulos de pensamientos
profanos que destruirán todo vestigio de sindéresis en los seres humanos, bien
claro lo dice la Palabra de Dios refiriéndose a esta situación: pero los impíos
son como el mar en tempestad, que no puede estar quieto, y sus aguas arrojan
cieno y lodo. No hay paz dijo mi Dios, para los impíos. (Is. 57: 20-21)
El peor postulado del humanismo
es creerse por encima de la justicia divina y hacerle ver a sus congéneres que
siguiendo las inclinaciones de su propio corazón vivirán en la práctica de la
justicia perfecta, olvidando por completo que lo imperfecto nunca originara lo
perfecto, así como lo que es del espíritu es espíritu y lo que es de la carne
es carne, así mismo funciona la ley universal de la herencia transmitiendo
genéticamente lo bueno y lo malo.
La justicia de los hombres Dios
la cataloga como lo paupérrimo: sí bien
todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapos de
inmundicia. (Is. 64:6) es bueno aclarar que estos trapos de inmundicia, con
que es comparada la justicia del hombre
se refieren a los que usaban las mujeres en la antigüedad cuando estaban
menstruando para impedir que el derrame de sangre, fuera visible y notorio y que
generara una situación incómoda y desagradable, además de la connotación intima
que implicaba el momento.
Es la manera de Dios hacer notar
que no se puede esperar que los hombres en estado de imperfección, logren la
perfección, nadie puede administrar justicia perfecta siendo imperfecto y
viviendo en la imperfección total, toda idea de justicia del hombre es una
burda caricatura de la justicia perfecta de Dios, porque el hombre es incapaz
de despojarse de los sentimientos y hacer a un lado sus inclinaciones naturales
a proteger a quien por una u otra razón considere apropiado. La administración
de la justicia perfecta demanda absoluta imparcialidad y estar inmersos en una
isla a prueba de toda influencia tanto externa como interna. ¿Habrá alguien que
logre eso aparte del Único Juez Justo del Universo?.
Produce hilaridad los disparates
que se dicen y hacen en nombre de una
revolución que tiene como objetivo central cambiar las estructuras físicas para
el bienestar común sin cambiara las mentales y espirituales, se habla del hombre
nuevo apuntando solo a lo externo,
ignorando por completo que si no
cambia el corazón, la mente y el espíritu los cacareados cambios solo son de
fachada, para dar un sentido de diferencia exterior, pero que son iguales que
ponerle la piel de cordero al lobo, eso no lo hará diferente, seguirá siendo el
depredador de siempre, pero con otra apariencia.
En un país de tradición
cristiana, donde la más emblemática de las oraciones que como modelo fue
enseñada por el Señor Jesucristo: el Padre Nuestro, la tomen sin ningún respeto
y consideración hacia los millones de individuos que profesan la fe cristiana y
peor aún, hacen un burla tosca y blasfema del Supremo Creador, convirtiéndolo
en una parodia de mal gusto para exaltar las bondades de un hombre elevándolo
al pináculo de la divinidad Suprema, y concediéndole los mismos atributos del Supremo Creador.
¡Ay de los que traen la iniquidad
con cuerdas de vanidad, y el pecado con coyundas de carreta!
¡Ay de los que a lo malo dicen
bueno, y lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz;
que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! (Is. 5:18 y 20)
Estamos en la hora menguada de la
humanidad donde el humanismo tomo como bandera los pensamientos de los hombres
y relegaron los de Dios al ostracismo y
de esa manera están formando generaciones sin Dios, hombres en oscuridad espiritual
y vidas sin la luz de la verdad.
¿saldrá un hombre nuevo de tan degradante desastre espiritual?.Saque sus propias conclusiones.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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