sábado, 6 de septiembre de 2014

CAMBIAR LA VERDAD POR LA MENTIRA.



En un mundo donde se alteran los valores hasta darle mayor preponderancia a la mentira en detrimento de la verdad, se puede esperar todo de quienes consideran al Único Dios del Universo una invención de la mente humana y no una verdad absoluta.

Cuando el hombre saca de escena a Dios y lo reemplaza por sus pensamientos e ideas, rompe el único dique que impide que las aguas putrefactas del engaño y el error inunden todos los aposentos del alma y del espíritu y que sus olas nauseabundas llenen de la más mefítica pestilencia su vida y su camino.

La fe en Dios es la única  represa que impide que se desborden las pasiones y se salga del cauce las aguas embravecidas de cúmulos de pensamientos profanos que destruirán todo vestigio de sindéresis en los seres humanos, bien claro lo dice la Palabra de Dios refiriéndose a esta situación: pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estar quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz dijo mi Dios, para los impíos. (Is. 57: 20-21)

El peor postulado del humanismo es creerse por encima de la justicia divina y hacerle ver a sus congéneres que siguiendo las inclinaciones de su propio corazón vivirán en la práctica de la justicia perfecta, olvidando por completo que lo imperfecto nunca originara lo perfecto, así como lo que es del espíritu es espíritu y lo que es de la carne es carne, así mismo funciona la ley universal de la herencia transmitiendo genéticamente lo bueno y lo malo.

La justicia de los hombres Dios la cataloga como lo  paupérrimo: sí bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapos de inmundicia. (Is. 64:6) es bueno aclarar que estos trapos de inmundicia, con que  es comparada la justicia del hombre se refieren a los que usaban las mujeres en la antigüedad cuando estaban menstruando para impedir que el derrame de sangre, fuera visible y notorio y que generara una situación incómoda y desagradable, además de la connotación intima que implicaba el momento.

Es la manera de Dios hacer notar que no se puede esperar que los hombres en estado de imperfección, logren la perfección, nadie puede administrar justicia perfecta siendo imperfecto y viviendo en la imperfección total, toda idea de justicia del hombre es una burda caricatura de la justicia perfecta de Dios, porque el hombre es incapaz de despojarse de los sentimientos y hacer a un lado sus inclinaciones naturales a proteger a quien por una u otra razón considere apropiado. La administración de la justicia perfecta demanda absoluta imparcialidad y estar inmersos en una isla a prueba de toda influencia tanto externa como interna. ¿Habrá alguien que logre eso aparte del Único Juez Justo del Universo?.

Produce hilaridad los disparates que se dicen y hacen  en nombre de una revolución que tiene como objetivo central cambiar las estructuras físicas para el bienestar común sin cambiara las mentales y espirituales, se habla del hombre nuevo apuntando solo a lo externo,  ignorando por completo  que si no cambia el corazón, la mente y el espíritu los cacareados cambios solo son de fachada, para dar un sentido de diferencia exterior, pero que son iguales que ponerle la piel de cordero al lobo, eso no lo hará diferente, seguirá siendo el depredador de siempre, pero con otra apariencia. 

En un país de tradición cristiana, donde la más emblemática de las oraciones que como modelo fue enseñada por el Señor Jesucristo: el Padre Nuestro, la tomen sin ningún respeto y consideración hacia los millones de individuos que profesan la fe cristiana y peor aún, hacen un burla tosca y blasfema del Supremo Creador, convirtiéndolo en una parodia de mal gusto para exaltar las bondades de un hombre elevándolo al pináculo de la divinidad Suprema, y   concediéndole  los mismos atributos del Supremo Creador.

¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado con coyundas de carreta!
¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! (Is. 5:18 y 20)

Estamos en la hora menguada de la humanidad donde el humanismo tomo como bandera los pensamientos de los hombres y relegaron los  de Dios al ostracismo y de esa manera están formando generaciones sin Dios, hombres en oscuridad espiritual y vidas sin la luz de la verdad.

¿saldrá un hombre nuevo de tan degradante desastre espiritual?.Saque sus propias conclusiones.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.






No hay comentarios:

Publicar un comentario