domingo, 14 de septiembre de 2014

LA NECESIDAD DE PROTEGERNOS.



La historia está llena de relatos donde se demuestra que la protección es un mecanismo defensivo inherente al ser humano, que está ligado a su supervivencia y marcha a la par de todas sus conquistas, esto por supuesto tiene su dinámica  en el incontrolado deseo de la avaricia que es la propensión malsana de querer tener lo de otros y en esta faceta egoísta no importan los medios para conseguir las cosas, sino la obtención de ellas, eligiendo por norma general la más fácil, la que necesite menos tiempo y menor costo.

En todas las reglas hay excepciones, cuando  en la legendaria China comenzó la formidable tarea de construir la gran muralla, su idea era la autodefensa, sobre guardar su territorio y soberanía e impedir que las hordas mongoles los invadieran y los conquistaran, de esa manera desde épocas antiquísimas se construyeron muros, diques, posos infectados de leviatanes  y se inventaron todo tipo de vallas de contención, esto lo hicieron las ciudades, los estados, los imperios, los señores feudales con sus imponentes e impenetrables castillos y en nuestros días que el  menos autodefensa tiene a cercado la cornisa de su casa con los ominosos y anti-estéticos vidrios, clavados con sus aterradoras puntas en señal de clara disuasión para los  violadores de la propiedad privada y aquellos merodeadores que buscan apropiarse de lo ajeno.

La tecnología ha evolucionado poniendo a la disposición de las personas novedosos elementos para su resguardo y protección, ahora hay aerosoles, que causan escozor o piquiña, otros que dejan sin visión momentánea a los que lo son rociados por este liquido y algunos artificios que emiten ruidos tan estridentes y agudos, que paralizan de terror a los posibles atacantes mientras la victima escapa.

Hasta Pedro Picapiedra salía de su cueva con dino para que lo cuidara de asaltantes de su época, pero una vez comprobó su ineficacia cuando el atracador llevaba como acompañante aun dinosaurio rex y hasta dino puso pies en polvorosa.

La cuestión es que se paso de las armas  defensivas a las que son únicamente ofensivas, dando comienzo la época  más negra  de la humanidad, al iniciarse la escalada bélica que trajo como consecuencia desarrollar las armas mas mortíferas de toda la historia humana, que solo traen la etiqueta de aniquilamiento total. Todo los países quieren tener aviones de combate ultra modernos, bombas atómicas, de hidrógeno o mata gente y los poderosos y grandes barcos de guerra, accionados por energía nuclear, que no necesitan abandonar su situación  de ultramar para aprovisionamiento de combustible, porque contienen toda la cantidad de energía disponible para pasar todo la vida útil sin necesidad de abastecerse.

El hombre ávido de conquistas quiere dominar al precio que sea, ya no se trata de supervivencia, sino de sometimiento y avasallamiento, porque jamás se siente satisfecho, entre más tiene, más codicia, parece que esta última no tiene límites y barreras naturales y solo lo sobrenatural puede poner freno a tan desquiciante y descabellada propensión a subyugar, pero aunque todo parezca una causa perdida, podemos alzar los ojos fijándolos en el infinito que se torna esquivo e impenetrable y preguntar como el salmista David: ¿de dónde vendrá mi socorro? Para los que creemos en un Dios omnipotente, la respuesta no es otra sino: mi socorro viene de Dios, que hizo los cielos y la tierra. (Sal 121: 1-2).

No importa lo que se esté cocinando en las mentes perturbadas para hacerse dueños del mundo y a todas las artimañas  que recurran para obtener sus propósitos: he aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el  justo por su fe vivirá (Habacuc.2:4)

Por el pastor: Fernando Zuleta V.







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