Tuve que hacer un curso intensivo para aprenderme la palabreja y después
otro para averiguar sus orígenes y su etimología, pero el que valió la pena fue
el práctico, cuando me ataco y casi me paraliza por sus efectos desastrosos
sobre todas las articulaciones, el estado febril y el terrible malestar general
desde la punta del pelo a la de las uñas de los pies.
Debido a la gran atención que mi esposa me prodigo, la cuestión resulto
menos oneroso y prolongada de lo esperado, porque lo vi como un desafío que se
tomo a título personal conseguir mi restauración y busco concejo tanto medico,
como en las comadronas que ya habían vivido la desagradable experiencia y lo
que instauro fue un comando, con un
ataque frontal y directo contra esta terrible virosis.
Comenzamos por cumplir al pie de la letra la prescripción profesional, que
incluía capsulas, pastillas e inyecciones, luego los extraños brebajes con su
característico mal sabor, lo cierto del caso es que a un no había pasado los
efectos de una desagradable pócima,
cuando se hacía presente con una copita de otro mejunje peor que el anterior,
fueron solo tres días de este calvario que incluían la enfermedad y todos sus
derivados y la curación con todos sus extraños componentes, pero surtió efecto
y por la gracia y misericordia de Dios estoy sano completamente, ya que la oración
también fue una parte activa de la restauración plena.
Ahora resulta que la chikungunya tiene instalada entre nosotros mucho más
tiempo del conocido y lo peor es que antes de hacerse evidente en forma
patológica, se enquisto en el gobierno atacando ferozmente todas las instituciones
del estado causando atrofia en todos sus componentes, porque al atacar las coyunturas
su efecto inmediato es la parálisis del cuerpo, impidiendo de esa manera los movimientos, pero dejando intacto la
capacidad comunicacional, siendo esta la razón por la que aunque estemos
incapacitados de accionar, no lo estamos del bla…bla..bla… y día tras día escuchamos
mas propuestas y mecanismos para salir de tan terrible y descomunal enfermedad,
pero sin ningún tipo de acciones concretas en el terreno de las realidades, que
es donde deben hacerse las ejecutorias y está la verdadera urgencia y existe la posibilidad de combatirla y vencerla.
La chikungunya en el idioma castizo y vernáculo del pueblo makonde que es
donde tuvo su génesis y se le dio el nombre, esta al sur de Tanzania y significa
“enfermedad del hombre retorcido”, debido a los fuertes dolores articulares que
provoca la artritis.
Ese es el estado real del pueblo, nos retorcemos todos los días e
incapacitados de hacer algo práctico solo hablamos de todos los males que nos asedian
y nos tienen neutralizados, lo peor de todo es que esta enfermedad no tiene
vacuna, ni cura conocida y a un después de varios años sus efectos se siguen sintiéndose
en quienes han sido contagiados.
La chikungunya vino para quedarse, porque nunca nos preocupamos de hacer un
verdadero vallado para impedir su proliferación y contagio, pero si hemos oído decir
durante muchos años y reiterativamente que estábamos brindados contra esta desastrosa
crisis mundial y todo resulto en solo palabras y buenos deseos, pero las
realidades son crudas y muy dolorosas. Las palabras solas no hacen los muros de
contención, a ellas hay que añadir la planificación eficaz y la acción
efectiva.
Solo hay un camino que lleva a la vida eterna y se llama Jesucristo, los demás
son caminos de muerte. Tú eliges si continúas por donde vas o das un giro de
180 grados y cambias la muerte por la vida, es tu elección. Teniendo a Cristo
no vale ni chikungunya, ni crisis de la naturaleza que sea.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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