sábado, 13 de septiembre de 2014

EL TODERO


En nuestro entorno se refiere a un individuo que sabe de todo y no es experto en nada, en no pocas ocasiones he caído en las garras de estos inescrupulosos individuos, es muy común encontrar mecánicos de primera, electricistas especializados, pintores de renombre en un país que como Venezuela está saturado de vehículos automotores. Aquí con frecuencia ante la escases de mano de obra calificada somos presa fácil de estos depredadores de oficio y avezados vividores, que sería el calificativo que encaja a la perfección con su estilo particular para aprovechar las necesidades ajenas al máximo nivel.

En una de las tantas ocasiones en que me he accidentado en las vías públicas, ya que mis carros con excepción de uno solo que saque de agencia, todos los demás han sido con muchos años de uso y por consiguiente con múltiples fallas, en esta oportunidad se me apago el auto como a las 8 am y no hubo manera alguna de hacer andar su motor, cerca de donde me encontraba había un taller especializado en electricidad y fui a buscar ayuda al lugar, cuando me encontré con el dueño y le explique mi situación, me hablo primero de sus grandes conocimientos en la materia y  de las  sumas de dinero que cobraba por prestar sus servicios como hombre experto en esas lides y me planteo un desafío: voy a ir al lugar a donde tiene el carro pero si resulta que es un cablecito desconectado y que solo hay que enchufarlo para que prenda o si es una falla que dure más tiempo arreglar, se cualquiera el problema Ud. Me paga Bs 15.000. ¡Pero le aseguro que le prendo el carro!. 

Era una suma extraordinaria, porque por mi trabajo cobraba Bs 20.000 mensual, pero ante las circunstancias no me quedo alternativa y acepte el reto del gran cacao de la electricidad, me hizo comprar varios repuestos que consideraba  que estaban descompuestos, de esa manera pasamos el día en ensayo y error y al fin de cuentas a las 4 pm, me dijo iré a buscar una herramienta que me falta para terminar el asunto, a un estoy esperando su regreso, pero fiel a su palabra no cobro ni un céntimo porque no pudo echar a  andar el motor. 

Rato después un amigo al que había llamado se presento y llevamos el camastrón a un taller cercano y allí fue reparada la falla que presentaba.

Eso en cuanto a esta situación particular con  automotores, pero existen por igual en línea blanca, marrón o de cualquiera sea el color, en la construcción, en la educación y en todas las ramas, profesiones u oficios. Algunas tienen títulos académicos, pero están ejerciendo cargos para los que nunca se prepararon, trabajan en labores y tareas que nada tiene que ver con su especialización o están desempeñando funciones para las que no  se capacitaron, pero debido a los escases de empleo, a  la falta de oportunidades  y la depauperación de la situación económica, “hay que agarrar aunque sea fallo”, como reza el refrán popular.

Parece que estamos como en la época del gomecismo, cuando el general llamo a un compadre y le ofreció el cargo de secretario privado de la presidencia y el con toda franqueza le respondió: compadre lo que pasa es que yo no sé leer ni escribir, a lo que Gómez respondió: en ese caso Ud. Se va de gobernador al Táchira y al compadre  Juan que si sabe leer y escribir lo nombramos secretario.

Dedíquese a hacer lo que sabe, no se meta en camisa de once varas y perjudique a los demás ejerciendo cargos o trabajos para los que no esta capacitado.

Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión (Pr. 26:5).

Por el pastor: Fernando Zuleta V.









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