lunes, 20 de febrero de 2012

LA TERRIBLE DECEPCION

                             

 

Los seres humanos sufrimos viviendo en el constante drama de la decepción, una de las causales de tan incomodo acompañante es la idea errada de que las cosas deben ser como nosotros las deseamos y cuando por alguna razón no salen de esa manera, inmediatamente se hace presente el fantasma de la decepción. 

Esperamos demasiado de los demás, creyendo que los individuos deben hacer lo que a nosotros nos agrade, pero en muchos casos ignoramos completamente las condiciones o momentos por los que están pasando y solo tenemos una visión de los hechos, la cual es muy limitada, pues únicamente ve el lado personal, ese ensimismamiento hace que todo lo veamos por un estrecho túnel sin apercibirnos de lo que está pasando al rededor.

Vivir centrados en nosotros, es una condición egoísta de casi todo el género humano y muy pocos están dispuestos a bajarse del pedestal del egocentrismo, para ver los acontecimientos desde la óptica general y no de la unipersonal. ¿Por qué nos decepciona una persona? Por la simpleza de no responder a nuestros requerimientos cuando lo deseamos, en el lugar que elegimos, bajo nuestras especiales condiciones y de la manera que nos parezca adecuado. Esto por lo general no se da bajo ninguna circunstancia y entonces entramos en el circulo vicioso de la decepción tras decepción.

Una chica malhumorada le espeta a su prometido ¿qué es lo tú crees de mi? ¿Qué puedes dejarme plantada, esperándote hasta que se te de la gana? Pues no señor, esto me da a entender lo poco serio y responsable que eres, por lo tanto hasta aquí llego nuestra relación, ¡que decepción me he llevado contigo!  Y dándose media vuelta cierra la puerta dejándolo en la calle. El no tuvo oportunidad de explicar su tardanza, pero en realidad había una justificación, en el camino fue asaltado, despojado de todas sus pertenencias, incluyendo dinero y el móvil, por lo cual no pudo comunicarse, pero agregado a esto fueron dos horas de tortura bajo amenaza de muerte a todos los pasajeros, siendo desviados por un camino en malas condiciones hacia un lugar rural y muy poco transitado, cuando los abandonaron apagaron el automotor y se llevaron el swiche de ignición, lo que agravó más la situación, por cuanto tuvieron que ingeniárselas para echar a andar el motor, después socorrer a una dama que fue presa del pánico, cuando los malvivientes se alejaron y aparte de eso dar declaraciones a la policía, conseguir dinero para continuar la travesía y anular las tarjetas vía telefónica, etc. etc. El por su parte se alejo pensativo acordandose que en un momento de todo el bochornoso incidente, a un atracador se le escapo un tiro que le quemo el cuero cabelludo, estando a un tris de la muerte y haciendo un balance de su prometida, reflexiona para sus adentros: ¡que decepcionado me ha dejado esta mujer!, pero mejor que allá sucedido ahora, porque si así, es el comienzo, ¿como sera el después?.

A veces decepcionamos a las personas porque se hacen ideas idílicas de la vida  muy carentes de realismo y al no llenar ese recipiente que se llama expectativas, la decepción surge como resultado natural de la insatisfacción, aunque la mayoría de las veces es creada artificialmente por la manera de concebir y entender nuestra propia cosmovisión, la cual tiene muchos matices, formas y direcciones.

Es muy importante recordar que todos estamos en la brecha y de una u otra manera somos propensos a causar decepción a otros, por lo cual deberíamos rodearnos de una reserva que se ajuste a las grandes posibilidades de ser decepcionados y de esa forma no dejarnos sorprender o por lo menos amortiguar el impacto para que no sea letal.


No podemos  ser tan trágicos para exclamar como Sylvia Plath: " si nunca esperas nada de nadie nunca te decepcionaras". por la sencilla razón de que esa es una propuesta totalmente impracticable, jamas estaremos en la condición de no esperar nada de nadie, somos seres humanos que compartimos el espacio y el tiempo  y en algún momento muy a nuestro pesar decepcionaremos o somos decepcionados. Sin embargo hay uno que te garantiza que nunca te decepcionara y si buscas a alguien así, se llama Jesucristo, es el único.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.






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