viernes, 30 de septiembre de 2011

LA CODICIA



Es posible que las fuerzas gravitatorias incidan profundamente en el comportamiento del género humano, el ciclo interminable de la tierra girando sobre su propio eje, realizando la rotación perenne para originar el día y la noche o su movimiento de translación al rededor del sol para crear el año, sean causas de mucho peso para que nosotros estemos en un  círculo vicioso que nos impide alterar el comportamiento. Estamos habituados a estar en estas circunstancias y muy posiblemente eso es lo que nos ate tan poderosamente a lo terrenal.
Se hace inexplicable que emociones tan nocivas como la avaricia sean el bagaje que identifica a muchos seres humanos y que aun teniendo el conocimiento de lo perjudicial que es no hagamos ningún esfuerzo por combatirla y nos adaptemos a convivir con ella en un compadrazgo desafortunado y descarado.
Me parece que la gravedad pasa de largo la influencia sobre la materia manteniéndola sometida con su descomunal fuerza, influenciándonos de tal manera que nos negamos a buscar las fórmulas para vencerla y subyugarla, claudicando y adaptándonos a seguirle el juego de vivir en sus orbitas permanentes y monótonas; tratando de explicar este fenómeno de la codicia creo que la fuerza gravitacional tiene mucha incidencia, porque la avaricia se centra en tener sin límite alguno posesiones terrenales y esa inadecuada propensión a poseer todo lo material, nos indica que no estamos interesados en abandonar esta morada terrenal y por tal razón nos aferramos con todas las fuerzas a todo lo material y así le damos todos los elementos y las armas para que nos someta y mantenga bajo su poder e influencia a la materia.
Cuando vemos la hambruna que está aniquilando a millones de personas alrededor del mundo y los muertos provocados por la inanición que se cuentan por millares diariamente, nos preguntamos ¿para que acumulan tanta riqueza  los gobiernos de los países desarrollados, las grandes transnacionales, los grandes emporios económicos y los ambiciosos ricos si todo esta signado para el fin?
Cada vez que un acaudalado muere también muere con el su riqueza, porque hasta su cuerpo sufre la descomposición, ya que es simple materia y aunque es verdad que la materia no desaparece sino que transforma, su fin es volver a ser lo que originalmente fue, polvo de la tierra.
Me acuerdo que los tiempos de la llamada guerra fría, cuando existía la muy alta posibilidad de una confrontación nuclear entre la extinta URSS y Estados Unidos se publicó en un periódico norteamericano los datos del refugio antinuclear a donde seria enclaustrado el presidente de turno en caso que se desencadenara la esperada locura de la guerra nuclear, haciendo unas lista de todas las provisiones para la supervivencia, entre ellas destacaba unos cuantos millonsejos de dólares y a la pregunta de¿ para que ese dinero?, un periodista dijo sarcásticamente: para cuando se acabe la comida se hacen emparedados y enrollados de dólares.
“La riqueza material es el más poderoso y grande espejismo existente sobre la tierra”, deslumbra, atrae como un potente imán, seduce sin contemplación, somete sin limitaciones y arruina espiritualmente sin misericordia ¿Cuál es el fin que persigue? No hay otro que ejercer el poder y el dominio sobre otros. “Muéstreme una guerra en la historia de la humanidad que no haya tenido como centro gravitatorio el deseo de someter y dominar y le mostrare un rico en bienes materiales que le hayan acompañado al viaje sin retorno a la eternidad. En ese único sentido a girado todo el anhelo de riqueza de los seres humanos: poder-dominio-sometimiento.
Muchos pueblos de la antigüedad y seguramente bastantes del presente, como los egipcios para citar solo uno específicamente, tenían la creencia de que a los muertos había que enterrarlos con sus pertenencias para que las disfrutaran en el tránsito en las moradas sin retorno, de eso se beneficiaron grandemente los inescrupulosos saqueadores de tumbas, permaneciendo intactas las momias por milenios, pero los tesoros se los cargaron los depredadores sin ningún pudor ni sentimiento de culpa, porque con toda seguridad ellos entendían que los muertos nada saben, ni de aquí ni del más allá. Caso particular fue el de Tutankamon porque fueron preservados sus objetos de valor, pero la momia no se benefició de ningún bien material durante todos los siglos que le acompañaron en la oscura mastaba que le sirvió como sepultura. “Muéstrame una guerra sin el propósito de someter y le mostrare una momia que allá disfrutado de los bienes materiales que le acompañaron en su sarcófago”.
El problema de la codicia no se origina por el hecho de desear tener los bienes materiales necesarios para la subsistencia, sino en querer acaparar en cantidades cada vez mayores objetos y bienes materiales que son innecesarios y que solo obedece al deseo incontrolado de acumulación de riqueza.
Esto despierta una pasión anormal que impide que halla satisfacción con lo que se posee y espolea el instinto perverso de dominio que originalmente fue otorgado por la Providencia Divina, para que el hombre fuera el rey de la creación y tuviera todo bajo su control, pero al hacerse transgresor de la ley le dio un viraje de 180 grados convirtiéndolo en una arma auto-destructiva  y tomando una dirección equivocada y contraria, la apunto contra sí mismo erigiéndose en señor del hombre y decidió equivocadamente usar el mandato de someter y subyugar a la creación, dirigiéndolo contra sus semejantes.

Ahora bien como las riquezas corrompen muy fácilmente al hombre natural, por cuanto está bajo el sometimiento de las leyes de la naturaleza, porque ha sido incapaz de someterla como le fue ordenado y ella ha ganado ventaja sobre él, no tiene ninguna resistencia espiritual, haciendo las cosas propias de lo que es natural, se somete a sus dictámenes y vive y actúa en su esfera puramente material. Una de esas consecuencias es la avaricia que cada día recibe nuevos estímulos desarrollando más avidez por tener posesiones terrenales.
La codicia es un foso sin fin y nada de lo que logre va a satisfacer el ansia permanente de tener más, de allí que el que este contaminado con esta calamitosa plaga viva en una horrenda pesadilla.
Como no se puede combatir con elementos naturales, la solución es netamente espiritual y solo se obtiene yendo al que la puede otorgar Y se llama JESUCRISTO. 
Por el pastor: Fernando Zuleta V.  


      



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