Hay cosas que deseamos olvidar, que nunca debimos hacer.
Hay cosas que debimos haber hecho, que nunca hicimos.Tenemos recuerdos de sucesos que siempre lamentamos por haber hecho lo que jamas debimos hacer.
Tenemos recuerdos que nos hacen lamentar por no haber realizado lo que pensamos.
Mirando hacia atras nos damos cuenta de errores garrafales.
Viviendo el presente no tenemos como cambiar lo que paso, al pasado no hay regreso solo remembranza.
Pensamos si hubiera tomado otra decisión las cosas fueran distintas hoy.
Esas ideas rutilantes nunca aseguran nada, todo es suposición.
Lo que pudo ser y no fue es solo un refugio nostálgico de lo que nunca se realizo.
Es una queja para tratar de compensar la angustia por decisiónes equivocadas.
La mirada al pasado, si estamos en un presente lleno de frustración es como un medio de pagar una culpa adquiridad, que trae amargura de ánimo y satura de angustia el alma.
Mantener con la mente conectada al torbellino de un pasado escabroso, impide tener paz en el presente y visualizar mejoras en el porvenir.
Resulta que tenemos un marcada inclinación a la autodestrucción, al parecer el masoquismo es una arraigada herencia y la hipocondria una perversión innata.
Tanto que necesitamos pensar para hacer las cosas bien en el presente y dedicamos la energía y el tiempo para traer a la memoria la perturbación de acciones negativas del pasado.
Una vida seducida por hechos pasados esta enclaustrada en la prisión de ideas muertas, porque todo lo pasado fenecio, se extinguió, dejo de existir. La vida no se vive en el pasado, ese nunca regresa, la vida es aqui y ahora, tampoco es para el futuro, ese tiempo no ha llegado, no se puede vivir en el pasado, ni tampoco en el futuro, se vive en el eterno presente.
Estar anclado en el pasado, es tener una pesadilla permanente, la única forma de romperla es mantener la mente ocupada con ideas nuevas, la renovación mental sepulta los pensamientos viejos y evita que seamos reos de ideas arcaicas que no tienen valor en el momento.
Tenemos que imitar al tiempo y caminar acompasado con el, el tiempo no mira atras, ni tampoco adelante, con simpleza absoluta camina sin detenerse vive un eterno presente.
Los recuerdos ingratos tienen la capacidad de oscurecer el presente evitando ver con lucidez el camino, impidiendo que los obstáculos puedan ser superados. No nos dejan ver porque su sombra plaga de tempestuosas tinieblas la via que transitamos, por esa razón caemos en repetidas veces en el mismo hoyo y tropezamos con la misma piedra en cuantiosas ocaciones.
Siempre he sostenido que todo el que desea recuerdos gratos, tiene que vivir un presente de acciones amenas, lo que hacemos hoy es lo que recordamos mañana, si quieres que la conciencia no te reclame actos deleznables, no actues con impiedad, hazlo con bondad y cuando recuerdes, en vez de aparecer un rictus de amargura, tu rostro esbozara una espléndida sonrisa que enseña la satisfacción por el bien hecho.
Esta es la causa por la que la Palabra de Dios declara: acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.(Eclesiastes. 12: 1).
¡BENDICIONES!
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
Mirando hacia atras nos damos cuenta de errores garrafales.
Viviendo el presente no tenemos como cambiar lo que paso, al pasado no hay regreso solo remembranza.
Pensamos si hubiera tomado otra decisión las cosas fueran distintas hoy.
Esas ideas rutilantes nunca aseguran nada, todo es suposición.
Lo que pudo ser y no fue es solo un refugio nostálgico de lo que nunca se realizo.
Es una queja para tratar de compensar la angustia por decisiónes equivocadas.
La mirada al pasado, si estamos en un presente lleno de frustración es como un medio de pagar una culpa adquiridad, que trae amargura de ánimo y satura de angustia el alma.
Mantener con la mente conectada al torbellino de un pasado escabroso, impide tener paz en el presente y visualizar mejoras en el porvenir.
Resulta que tenemos un marcada inclinación a la autodestrucción, al parecer el masoquismo es una arraigada herencia y la hipocondria una perversión innata.
Tanto que necesitamos pensar para hacer las cosas bien en el presente y dedicamos la energía y el tiempo para traer a la memoria la perturbación de acciones negativas del pasado.
Una vida seducida por hechos pasados esta enclaustrada en la prisión de ideas muertas, porque todo lo pasado fenecio, se extinguió, dejo de existir. La vida no se vive en el pasado, ese nunca regresa, la vida es aqui y ahora, tampoco es para el futuro, ese tiempo no ha llegado, no se puede vivir en el pasado, ni tampoco en el futuro, se vive en el eterno presente.
Estar anclado en el pasado, es tener una pesadilla permanente, la única forma de romperla es mantener la mente ocupada con ideas nuevas, la renovación mental sepulta los pensamientos viejos y evita que seamos reos de ideas arcaicas que no tienen valor en el momento.
Tenemos que imitar al tiempo y caminar acompasado con el, el tiempo no mira atras, ni tampoco adelante, con simpleza absoluta camina sin detenerse vive un eterno presente.
Los recuerdos ingratos tienen la capacidad de oscurecer el presente evitando ver con lucidez el camino, impidiendo que los obstáculos puedan ser superados. No nos dejan ver porque su sombra plaga de tempestuosas tinieblas la via que transitamos, por esa razón caemos en repetidas veces en el mismo hoyo y tropezamos con la misma piedra en cuantiosas ocaciones.
Siempre he sostenido que todo el que desea recuerdos gratos, tiene que vivir un presente de acciones amenas, lo que hacemos hoy es lo que recordamos mañana, si quieres que la conciencia no te reclame actos deleznables, no actues con impiedad, hazlo con bondad y cuando recuerdes, en vez de aparecer un rictus de amargura, tu rostro esbozara una espléndida sonrisa que enseña la satisfacción por el bien hecho.
Esta es la causa por la que la Palabra de Dios declara: acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.(Eclesiastes. 12: 1).
¡BENDICIONES!
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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