lunes, 31 de marzo de 2014

LA PRODIGIOSA MENTE.



La mente se expande como el cosmos al infinito, no está limitada ni por el tiempo, ni el espacio, ni tiene murallas físicas que le impidan accionar  y personalmente creo que  después del alma, tenerla es en lo que más nos asemeja al Creador, ella avanza sin barreras de ninguna índole y por ser intangible es imposible de contenerla o controlarla, puedes usarla a tu discreción para ocuparse de cosa nimias y cercanas, como el gato que tienes al lado o para ir a la distancia insondable de estrellas a cientos de millones de años luz y crear con ella mundos inexistentes o fantasías imposibles .

La ficción es producto de ocupar  la mente en lo inconcebible e irrealizable, que muchas veces se ha logrado reproducir en lo físico y tangible, porque algunos hicieron  posible, lo que otros solo consideraron utopías. La mente crea quimeras, el ingenio las transforma realidades, pero es indudable que se necesita tanto la capacidad de idear como la de concretar. He conocido varias personas de mi entorno que a mi modo de ver son excepcionalmente inteligentes, niños de una capacidad altísima para el aprendizaje, con los promedios más elevados  que se puedan alcanzar, pero no lograron transformar todo esa competencia  en acciones relevantes, después de superar la adolescencia, parece que la transición a la juventud y adultez les anulo toda suficiencia, porque se quedaron detenidos  en el hangar  de las expectativas y  años después no han logrado despegar venciendo la ley de la gravedad que los ha tenido anclados y paralizados, incapacitados de remontar el vuelo y elevarse al infinito.

Su inteligencia por supuesto no está en duda, pero el mal manejo y la manera de proyectar su fuerza no ha sido correcta, esta falla es lamentable porque es indudable que la capacidad y el talento sin encontrar el cauce adecuado para que fluya y se expanda se desperdician y se invalidan por completo.

Según los estudiosos de la materia, no es garantía de éxito un alto coeficiente intelectual, ya que solo el 23%  es responsable por ello y 77%  restante  se debe  a la aptitud, en resumidas cuentas este descalabro tiene su origen en el inadecuado manejo de las emociones, esto explica razonablemente porque tantos con inteligencia prodigiosa, nunca llegaron al lugar de prominencia que se esperaba, a sabiendas que tenían todo  para alcanzarlo y otros que no tenían el puntaje requerido llegaron a la cumbre, los primeros disponían de actitud y los segundos  de aptitud. Las habilidades en muchos casos no son suficientes para lograr objetivos, se hace necesario la determinación, si combinamos inteligencia, disposición y diligencia seguramente que no tendremos limites.

Esto por supuesto se englobara en la famosa inteligencia emocional que está en el  non plus ultra del apogeo en estos momentos, pero que tiene una data tan antigua como la moda de andar a pie, ya que Salomón hace más de tres mil años  lo dijo de una manera muy elocuente: mejor es el que tarda en airarse  que el  fuerte y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad. ¿Acaso no es esto la más pura inteligencia emocional?.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.


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