La mente se expande como el
cosmos al infinito, no está limitada ni por el tiempo, ni el espacio, ni tiene
murallas físicas que le impidan accionar y personalmente creo que después del alma, tenerla es en lo que más
nos asemeja al Creador, ella avanza sin barreras de ninguna índole y por ser
intangible es imposible de contenerla o controlarla, puedes usarla a tu
discreción para ocuparse de cosa nimias y cercanas, como el gato que tienes al
lado o para ir a la distancia insondable de estrellas a cientos de millones de
años luz y crear con ella mundos inexistentes o fantasías imposibles .
La ficción es producto de
ocupar la mente en lo inconcebible e irrealizable,
que muchas veces se ha logrado reproducir en lo físico y tangible, porque
algunos hicieron posible, lo que otros
solo consideraron utopías. La mente crea quimeras, el ingenio las transforma
realidades, pero es indudable que se necesita tanto la capacidad de idear como
la de concretar. He conocido varias personas de mi entorno que a mi modo de ver
son excepcionalmente inteligentes, niños de una capacidad altísima para el
aprendizaje, con los promedios más elevados
que se puedan alcanzar, pero no lograron transformar todo esa
competencia en acciones relevantes,
después de superar la adolescencia, parece que la transición a la juventud y adultez
les anulo toda suficiencia, porque se quedaron detenidos en el hangar de las expectativas y años después no han logrado despegar
venciendo la ley de la gravedad que los ha tenido anclados y paralizados,
incapacitados de remontar el vuelo y elevarse al infinito.
Su inteligencia por supuesto no
está en duda, pero el mal manejo y la manera de proyectar su fuerza no ha sido
correcta, esta falla es lamentable porque es indudable que la capacidad y el
talento sin encontrar el cauce adecuado para que fluya y se expanda se
desperdician y se invalidan por completo.
Según los estudiosos de la
materia, no es garantía de éxito un alto coeficiente intelectual, ya que solo
el 23% es responsable por ello y
77% restante se debe a la aptitud, en resumidas cuentas este
descalabro tiene su origen en el inadecuado manejo de las emociones, esto
explica razonablemente porque tantos con inteligencia prodigiosa, nunca
llegaron al lugar de prominencia que se esperaba, a sabiendas que tenían
todo para alcanzarlo y otros que no
tenían el puntaje requerido llegaron a la cumbre, los primeros disponían de
actitud y los segundos de aptitud. Las
habilidades en muchos casos no son suficientes para lograr objetivos, se hace
necesario la determinación, si combinamos inteligencia, disposición y
diligencia seguramente que no tendremos limites.
Esto por supuesto se englobara en
la famosa inteligencia emocional que está en el non plus ultra del apogeo en estos momentos, pero
que tiene una data tan antigua como la moda de andar a pie, ya que Salomón hace
más de tres mil años lo dijo de una
manera muy elocuente: mejor es el que tarda en airarse que el fuerte y el que se enseñorea de su espíritu,
que el que toma una ciudad. ¿Acaso no es esto la más pura inteligencia
emocional?.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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