La tolerancia: si somos incapaces lidiar con lo
que consideramos flaquezas ajenas, es imposible que podamos asumir la tarea de
la buena relación que es condición sine qua non para que la paz deje ser
un anhelo y se convierta en una realidad. Voltaire, evidenciando esta situación dijo: “Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo”.
El respeto: Jacobo Rousseau atestiguo:"siempre es mas valioso tener respeto que la admiración de las personas".
Las personas por serlo, ya es una sobrada razón para merecerlo, los seres humanos hechos a imagen y semejanza del Creador tienen dignidad intrínseca, aunque externamente no se refleje y esa dignidad está relacionada con su origen y procedencia, cuando su Hacedor soplo en el hombre aliento de vida y le dio dones y le transfirió atributos propios de El mismo, atendiendo a esa semejanza cualquiera que irrespete al ser humano, lo hace contra quien es su Único Señor.
Las personas por serlo, ya es una sobrada razón para merecerlo, los seres humanos hechos a imagen y semejanza del Creador tienen dignidad intrínseca, aunque externamente no se refleje y esa dignidad está relacionada con su origen y procedencia, cuando su Hacedor soplo en el hombre aliento de vida y le dio dones y le transfirió atributos propios de El mismo, atendiendo a esa semejanza cualquiera que irrespete al ser humano, lo hace contra quien es su Único Señor.
La igualdad: jamás será posible hacer la paz
cuando vemos a los demás como simples comparsas en el desfile de la vida,
acompañándonos para disfrutar el carnaval donde nos erigimos como reyes y
protagonistas. Si miramos de soslayo y no de frente a los antagonistas, ni
diremos la verdad, ni escucharemos la verdad, haremos una devaluada parodia,
que terminara siendo una burda representación de la más abyecta bufonearía.
El perdón: quien no esté en capacidad de
perdonar las ofensas infringidas en las diferentes escaramuzas que originaron
las confrontaciones, dejando secuelas en muchos casos irreversibles e
imposibles de olvidar, no está en condiciones de negociar la paz, el dolor por
las pérdidas humanas, será una arma letal para destruir toda intentona de hacer
la paz con el enemigo, de allí que lo único que puede dar resultado para lograr
el éxito es sobreponernos al sentimiento destructivo de la venganza y dar paso
al constructivo del perdón, con este ultimo levantaremos el pendón de la paz,
que exhibirá la justicia como baluarte y la esperanza como bandera en tiempos
de progreso y armonía, con la venganza esgrimiremos la espada de la violencia,
que en su espiral será implacable sembrando el caos y el aniquilamiento total. El
gran Gandhi dijo: “ojo por ojo y todos terminaremos ciegos”.
La humildad: quiero hacer notar que nada tiene
que ver con la pobreza, por lo cual no es sinónimo de ella, de la humildad que
hablo es la capacidad de valorar a los demás como superiores y de ver en ellos
cualidades y virtudes que personalmente no tenemos y queremos imitar, según Og mandino, tenemos entre 500 y 700 dones, muchos de ellos comunes y otros tantos
individuales, pero nadie absolutamente puede vivir independiente de los demás,
lo que hace que reconozcamos que nos necesitamos unos a otros si queremos
continuar el periplo sobre este globo terráqueo, ese simple hecho debe
llevarnos a la reflexión de que sin dependencia mutua no sobreviviremos.
La comunicación: la crisis que produjo la intención
de instalar misiles nucleares en cuba en octubre de 1962 por la antigua y desparecida
URSS, casi que fue el detonante para desencadenar la tercera guerra mundial, de
la que sabemos las consecuencias dantescas que hubiera dejado a escala
planetaria, esto hizo que se implementara el famoso teléfono rojo entre Washington
y Moscú, para mantener fluidas las comunicaciones en todo momento y así evitar
un mal entendido que pudiera originar una conflagración de estas latitudes,
ante cualquiera sea la situación, la comunicación fluida y permanente es
fundamental, para sofocar toda llama y
apaciguar todo animo caldeado.
La sensatez: esta es la capacidad de lidiar con
los detalles y el cuadro completo, para mantener un equilibrio en las
decisiones conociendo el alcance de ellas, no se puede accionar para ver que
sucede, es necesario sopesar, evaluar y considerar las consecuencias de lo que
decimos y hacemos, si hay dos caminos una persona sensata y equilibrada siempre
tomara el que implique menos riesgos y sea sosegado. Una arriesgada y temeraria
el que tenga más peligros y situaciones caóticas.
Las acciones: “no es lo que dices lo que me
inspira, sino lo que haces lo que me motiva”, no se puede ser como Atila el rey
bárbaro que aconsejaba: “no hagan lo que hago, hagan lo que digo”. Las palabras son el mejor elemento en la
comunicación, las acciones son el resultado de la interpretación adecuada de
las palabras. Si el dialogo no lleva la concreción de los hechos, solo pasamos
el tiempo en divagaciones infructuosas y en conversaciones que se llevaron las
tormentas de arena en el Sahara.
La ética: esta nos obliga a mantener por
encima de las pasiones y sentimientos personales los acuerdos a que se ha
llegado y eso tiene que ser en público y en privado, es pernicioso e inmoral
acordar delineamientos, cambios y compromisos y después usando artimañas y
atajos dejar a un lado lo que me incomoda y solo hacer lo que me agrada o creo
conveniente, el paquete en las negociaciones de paz trae consigo las rosas y
las espinas, los tulipanes y las zarzas y no se puede prescindir de ninguna, el
olor y la fragancia de las flores para disfrutar y solazarnos y las espinas
para recordarnos que no hay victoria sin pagar el precio, ni habrá paz exenta
de peligros y dificultades.
La unidad: finalmente los acuerdos mutuos por
lógica consecuencia traerán unidad en la diversidad y ese puede ser el mayor
escoyo para vencer, porque muchos podrán pensar en traición y deslealtad a
principios establecidos, pero cantidad de ellos han nacido deformes y
desvinculados de la realidad y por consiguiente son engendros que mutan
peligrosamente para torpedear cualquier camino a la paz. Nadie es infalible por
lo cual es susceptible de equivocarse, nadie es un cumulo de equivocaciones
perpetuas, por lo cual también hace cosas acertadas y con buen tino,
aprovechemos lo que se ha hecho bueno y desechemos lo que se ha hecho malo,
todo lo que no sirve es desechable, todo lo que sirve debe permanecer y ser
aprovechado al máximo.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario