Acuérdate de tu Creador en los días
de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los
cuales digas: no tengo en ellos contentamiento.
A algunos se les escapa la vida
pensando en lo que pudo haber sido y no fue, en lo que pudieron hacer y no
hicieron, en lo que debieron ser y no fueron, entonces la nostalgia por el
tiempo perdido o desaprovechado los convierte en paralíticos mentales y entregan
el último tiempo de sus vidas a rumiar un pasado inocuo, incoloro, inodoro,
insonoro e insípido, que con cada evocación acumulan más insatisfacción y tedio
en el presente.
Todo este cumulo de amargos
recuerdos en nada ayudan a superan el trauma de no haber cumplido una misión
específica en la peregrinación terrenal, pero si ocasiona en cada instante de
vida una auto-censura por tener la seguridad
de haber sido inútiles e incapaces de producir algo importante en
beneficio personal o particular.
Una vez mi abuelo, ya setentón,
me dijo: “quisiera ser joven con la experiencia que tengo”, aunque no hice
preguntas a su razonamiento comprendí un dejo de amargura y un auto- reproche
en sus palabras, porque no aprovecho los años de fuerza y vigor para alcanzar
metas y conquistar objetivos, aunque le reconozco como un hombre que siempre
quiso progresar y obtener mejoras en su estándar de vida. Como buen campesino
en una ocasión hablando de logros económicos me comento que había dos
oportunidades para que el hombre alcanzara riquezas materiales, la primera
cuando los hijos estaban pequeños porque sus demandas eran pocas y la segunda
cuando estaban adultos y podían aportar
todos para el hogar. Tuviera razón o no era su cosmovisión y aunque era un
hombre de campo 100x100 para mi siempre resulto interesante sus ideas,
pensamientos y opiniones.
Fue muy doloroso verlo pasar los
últimos años de su vida impotente y minado por las enfermedades, fuera de su
hábitat natural, como era su añorado campo, sabiendo que sus opciones y
oportunidades se habían terminado. En este estadio de la vida es con seguridad donde pesan más
los recuerdos de épocas pasadas sin frutos ni logros de relevancia y seguramente
torturando sin misericordia la mente con la evocación del tiempo que se ha
esfumado.
Pero si quedan neuronas, creo que
no es momento de hibernar y sumirnos en el letargo que produce la amargura de
lo que no se pudo conquistar, el humano
es el único ser vivo que tiene esperanza y ella no deja que nos hundamos en las
sombras de noches oscuras infinitas, porque cada una tiene su fin y con ello el
comienzo de un nuevo amanecer.
Si te quedan veinte años de
existencia crea, plantea, innova pero avanza, si te quedan quince re-formula,
re-acomoda, re-dimensiona pero continúa, si te quedan diez no desmalles, no te desanimes
sigue con paso firme y redoblado, si son cinco no te sientas intimidado el
tiempo no será tu aliado pero tú eres un triunfador, si te queda un solo año,
es posible que logres más en ese
relativo corto lapso de tiempo que en toda tu existencia anterior, aun si te
queda un solo minuto sonríe, tu vida ha tenido sentido y valió la pena haberla
vivido, si Cristo esta asistiéndote al final de la jornada terrenal.
El problema es que nos toca vivir a todos con la voraz incógnita de cuanto tiempo nos queda, por lo cual me apego a lo que dijo el apóstol Pablo: lo que ahora vivo, lo vivo lo vivo en la fe en Cristo Jesús.
Gracias pastor Alexander Gutierrez por su excelente colofon, lo reproduzco porque se ajusta perfectamente al contenido de la exposición.
El problema es que nos toca vivir a todos con la voraz incógnita de cuanto tiempo nos queda, por lo cual me apego a lo que dijo el apóstol Pablo: lo que ahora vivo, lo vivo lo vivo en la fe en Cristo Jesús.
Gracias pastor Alexander Gutierrez por su excelente colofon, lo reproduzco porque se ajusta perfectamente al contenido de la exposición.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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