He oído hablar de la química entre las personas, parase ser según los expertos, una extraña afinidad que da como resultado la compenetración síquica más allá del entendimiento normal y el carisma natural de cada una, esta similitud deriva en una rara avenencia que se traduce en compatibilidad para hacer funcionar el histrionismo de una manera natural y halagüeña para los espectadores en el teatro y el cine o los televidentes en los dramas y novelas, lo que no concuerda con este asunto es que muchos actores no se toleran entre si y debido a su profesionalismo hacen de tripas corazón para hacer el trabajo, propiciando el drama más intenso y con un toque de realismo al vivir doblemente el episodio, por un lado tienen la difícil misión de hacer crédula y natural la interpretación, y por el otro la de vencer la antipatía que se tienen por las razones que desconocemos, en muchas ocasiones sus caracterizaciones son exitosas abrumadoramente y después es que se conocen los pormenores de la odisea que han vivido con su contraparte mientras han estado actuando, entonces ¿cómo es que los críticos culpan a la falta de química entre los actores cuando el producto no cala o pega en los seguidores? para no ser catalogados de prejuiciados les daremos el beneficio de la duda.
Mas que creer en cuestiones de química, que por demás resulta altamente peligroso debido a que hacer mezclas con productos explosivos, sobre todo cuando se están probando nuevas formulas que pueden derivar en aleaciones de fatales consecuencias, creo firmemente en la comunión espiritual, cuando las personas profesan la fe verdadera en el único Dios y Señor del Universo: Jesucristo.
La semana del 22 al 28 de este mes de agosto del año en curso tuvimos la oportunidad de compartir con "La comunidad cristiana de gracia" de Punta de Mata en el estado Monagas y estar allí por primera vez, en el medio de personas que nunca habíamos visto y que jamás habíamos tenido ningún trato con ellas fue una experiencia inolvidable, la compatibilidad fue algo inmediato y real desde los niños y jóvenes, pasando por los adultos y mayores tanto varones como mujeres, fuimos atendidos por auténticos hermanos en la fe, comprobando una vez más que el Espíritu da testimonio de que somos hijos de Dios.
Aquí no funciona el extraño fenómeno de la química, sino la unidad espiritual, que produce el fruto del Espíritu comenzando por el amor de Dios, que amalgamado con el gozo y la paz dan la fuerza y la capacidad de obtener la paciencia que acompañada de la benignidad, llenan de bondad los corazones, dando origen a la fidelidad para que produzca la mansedumbre y esta dé a luz al dominio propio, que solo es obtenido por los que se conquistan así mismos y controlan sus impulsos y pasiones siendo más fuertes que los que conquistan una ciudad.
Sus corazones, sus brazos y sus hogares se abrieron para prodigarnos atenciones a los que tuvimos la feliz oportunidad de pasar este tiempo disfrutando de su hospitalidad y amable compañía, no tengo la mente fotográfica por lo cual no recuerdo el nombre de todos, pero lo que si jamás olvidare fueron el trato y gentileza de la que fuimos objeto y eso es imperecedero, el tiempo borra toda huella física pero es incapaz de quitar las marcas que dejan en el alma y el espíritu las acciones impregnadas del amor de Dios, porque son eternas y como él, nunca deja de ser.
De todas las chicas hay una muy especial que me dejo impactado por su don tan extraordinario de servicio y su abnegación a tiempo completo en la obra del Señor, su manera tan especial de prodigar atenciones y su anhelo de hacer sentir agradados y cómodos a sus invitados, esto es posible porque su corazón es conforme al de Dios, hoy esta de cumpleaños y verdaderamente que lamente no estar para celebrarlo por razones propias de la responsabilidad de mi trabajo, pero la llame a penas se me presento la oportunidad, ya había recibido varios regalos y disfrutado de una torta por tan especial día. Muchas felicidades y largos y fructíferos años en el Señor.
¿Qué si me acuerdo de su nombre? Claro el de ella es imposible de olvidar se llama Victoria y por cariño le dicen "Vicky" y hoy apago las velas de su cumpleaños número setenta y siete (77).
Por el pastor: Fernando Zuleta V.