domingo, 20 de noviembre de 2022

DEFENSA DEL MAL

Quien defiende las inclinaciones pervertidas de los que han optado por vivir al margen de los mandamientos de Dios, se hace uno solo con ellos y no existe diferencia entre el que practica y el que simpatiza con tan degradante comportamiento.

Quien está de acuerdo con lo antinatural, abre las compuertas a  la avalancha de las miserias humanas permitiendo que su vida se deslice por el tobogán de la irracionalidad, que al final lo arrastrara al precipicio donde lo espera la muerte eterna.

Todo avance humano negando las leyes divinas es un retroceso en la relación con El Creador, ampliando el abismo entre lo santo y lo profano.

Los defensores de las conductas desviadas en la consecución del placer sexual como estilo de vida, están contribuyendo al declive y posterior destrucción de toda barreara ética y moral de la humanidad.

La humanidad sin barreras morales que le impidan vivir una vida racional se comportará peor que los animales, porque estos estan limitados por códigos internos que les colocan diques de contención y los obliga a tener un comportamiento natural dentro de los márgenes que han sido establecidos por su diseñador y Creador.

El ser humano creado a imagen y semejanza de Dios tiene la capacidad de decidir entre el bien y el mal, por tanto es decisión individual acatar o rechazar las normas o preceptos divinos, sucede igual con una ley humana, su violación o ignorancia acarrea consecuencias, lo mismo que obedecer, la diferencia estriba en que obedecer obtiene bendiciones y al no hacerlo maldiciónes.

Al contrario de los animales que carecen de razonamiento por lo cual nada de lo que hacen trae juicio ni bueno ni malo, porque sus acciones y comportamiento son neutros, no afectan ninguna ley sea terrenal o divina, para un ser pensante como el hombre que tiene la capacidad de razonar, sopesar, analizar y decidir que hacer con su libre albedrío, enfrenta el juicio sea aqui en la tierra o en la eternidad, aqui las leyes humanas lo enjuiciarán y alla las divinas lo juzgaran, de modo que no tiene escapatoria para su mal proceder.

Los que eligen vivir sin ninguna norma y violentan los mandatos divinos argumentando que Dios no existe o los que dicen creer en El, pero tergiversan o alteran sus ordenanzas para hacer lo que les place son igual de culpables, ignorar o rechazar una ley no exime de responsabilidad, es como el que ingiere veneno sin saberlo, su falta de conocimiento no anula el poder mortal de la pócima.

La sentencia divina es muy clara y directa:Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!  ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! (Isaias. 5: 20 al 25).



Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.

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