jueves, 28 de abril de 2011

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD: MATRIMONIO INDISOLUBLE

   A  la entrada de la gran New York, se yergue, enhiesta he impresionante la  magnifica estatua de la libertad, símbolo mundial de los pueblos y de los hombres libres. La palabra libertad, primeramente significa, no tener cadenas que lo aten o que lo opriman, no tener amos que le den ordenes, la segunda acepción es poder  expresar sin ningún control y censura sus pensamientos e ideas con la autorización para defenderlos y propulsarlos. Del contenido semántico de esta palabra se ha echo un abuso permanente, por todos aquellos  que no respetan los limites naturales que impone la lógica y el razonamiento. Creo que el problema en nuestra era contemporánea se origina porque no se levanto en paralelo, con la estatua de la libertad, la  de la responsabilidad, dándole la misma importancia y significación.
 Todas las loas y los adjetivos calificativos superlativos los acapara la clamorosa estatua de la libertad, mientras para la responsabilidad no hay nada, porque ni siquiera existe, sin ser genios, ni tener un alto cociente intelectual o pertenecer a la élite de los superdotados, sabemos que la libertad sin responsabilidad es una grotesca caricatura de la amada y mancillada  libertad.
 Amamos tanto la libertad que nos olvidamos que no es de propiedad privada y que inexorablemente, estemos de acuerdo o no, tenemos que compartirla con todo ser que tenga como abitad este generoso y extraordinario planeta.Pues hasta los animales son protegidos y defendidos, habiendo ingente cantidad de personas que reclaman sus derechos.
 Los seres humanos tenemos una malsana y peligrosa inclinación al sufrimiento y al dolor, los psicólogos lo llaman masoquismo, pero lo cierto de todo, es que parece que no nos gusta disfrutar lo bueno y agradable del mundo, que es " avis rarus " y si lo malo y pernicioso que es la regla general y  quisaz esa es la razón por la que transgredimos la libertad de los otros en nombre de la nuestra
 El fundamento de la libertad es la convivencia en armonía con todo lo que nos rodea, el que no entiende que la libertad propugna la buenas relaciones dentro el marco del respeto y la aceptación mutua, tiene un trastorno que se llama desintegración, por cuanto usa el antagonismo en vez de la equidad. La cuestión no se centra en estar de acuerdo con lo que otros hagan o digan, si no respetar dentro de los parámetros de la legalidad, sus acciones o conceptos.
 Leí en un libro que ni recuerdo el titulo ni al autor, pero del cual que me quedo grabado con cincel de fuego y martillo de acero en la conciencia, esta fabulosa sentencia: "puede ser que yo no este de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tiene a decirlo" .
  Es evidente que este pensamiento engrana a la perfección con lo que es la libertad, ella no es arbitraria, ni por imposición para infiltrar, haciendo presión para ganar adeptos, si no que es un filtro para cernir todo concepto y opinión despojándolo de la escoria con la que están revestidos, refinandolos de una manera que queden purificados como el oro de 24 quilates.
 La libertad, sin responsabilidad siempre ha sido un pretexto para vivir la vida loca, es la ocasión de los desadaptados para imponer todo tipo de direccionamiento o ideas sin importar el perjuicio,que pueda ocasionar a terceros,cuando las acciones u opiniones van en detrimento de los demás, la libertad se convierte en una arma tiránica y despótica, esgrimiendo como baluarte, la preconcebida y equivocada idea que ser libres nos permite hacer la reverenda  gana, esta errada interpretación de la libertad, es lo que ha echo que la humanidad tome atajos, para practicar las mas horrendas y dantescas desviaciones, todo en nombre de la maravillosa libertad. La libertad nunca podrá usarse divorciada de la responsabilidad, desde el momento que eso suceda, entraremos en el peligroso declive de la anarquía, esa resbalada cuesta abajo sin frenos, y sin manera alguna dedetenerla, producirá una hecatombe en nuestra frágil y maltrecha estructura social que la inmoralidad se convertirá en la antitética reina de las virtudes, destruyendo todo vestigio de comportamiento racional de la humanidad.



Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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