domingo, 20 de agosto de 2017

¿QUE PASA EN VENEZUELA?



Lo que acontece en Venezuela, parece que  no fuera de este mundo, es algo etéreo que escapa nuestro simple entendimiento, hace 45 años que vine por primera ocasión a este amable país, me impresiono su ritmo y nivel de vida, andando el tiempo su efervescencia exploto como las burbujas y con mis propias retinas vi cómo se desvanecía y evaporaba toda aquella parafernalia creada al compás del fantasioso oro negro, que lleno de frenética ilusión a todos sus habitantes, acuñando la trillada y manoseada frase “éramos ricos y no lo sabíamos “  esta consigna aunque en los últimos tiempos  quería demostrar un nivel económico optimo, solo servía para hacer creer un inexistente realidad, ya que estaba muy lejos de ser verdad, porque cuando hubo riqueza toda se dilapido en proselitismo político y se dejó a la deriva y al vaivén de las circunstancias la suerte del país y sus habitantes.

Pase en San Antonio del Táchira y Rubio mes y medio, siendo testigo impotente del éxodo que en la frontera con Colombia se vive en estos tiempos, allí desde las primeras horas de la mañana todos los días se hacen grandes grupos de personas que desean pasar el puente internacional Simón Bolívar, muchos van al lugar  que se llama la parada a hacerse de provisiones, pero grandes cantidades vienen con las valijas hechas porque lo que desean es emigrar, cuando se para el vehículo al frente del cementerio, lo primero que se escucha es la voz de los intermediarios que ofrecen conseguir el carnet migratorio, requisito indispensable para que todo venezolano o de nacionalidad diferente a la colombiana necesita para poder cruzar la anhelada línea divisoria de los dos países hermanos. Documento que solo sirve para enriquecer a los especuladores dueños de los cybers, por cuanto  cobran hasta bs15.000=, por hacerlo. Tal vez el gobierno colombiano ideo una manera de control, pero  no previno la llamada viveza criolla que todo lo convierten en especulación y vil robo, algo que solo alcanzaría el costo de la copia de una cédula, se transforma en miles de bolívares para los depauperados bolsillos de los transeúntes.

Antes de control  colombiano esta la guardia revolucionaria de pueblo venezolano ejerciendo una rigurosa pesquisa  a propios y extraños, vasta con solo llevar algún maletín, caja o maleta un poco voluminosa y es objeto de la requisa al menos de tres  alcabalas de la abnegada revolución en un trayecto de uso 100 metros  que tasan en miles de bolívares el coste, para poder continuar  la travesía. 

Quise probar y comprobar cómo funcionaba y me lleve unos cuantos kilos de aguacate, en la primera alcabala dos connotados funcionarios se apoderaron de unos cuantos, en la segunda me mandaron a una carpa a pagar bs5.000= y cuando le advertí al respetado guardia que ya había pagado en el primer reten,  su respuesta fue esplendida: allá es una cosa y aquí es otra, agregando vaya a la carpa que está al frente y pague, sin poder defenderme , me dirigí al lugar y allí encontré dos atareadas feligreses, recibiendo y contando dinero y dando un tique como factura que hay que entregarle al honorable guardia, que lleva dentro de un circulo el número que indica el monto de la operación, que procedió a guardarlo con diligencia en sus bolsillos abombados de tanto tique.

De venida también hay un buen control y los carretilleros cuando la mercancía pasa ciertos limites le dicen al dueño no se preocupe, yo me encargo, aquí todos son comelones (eufemismo que significa todos son sobornables). Tremenda raya, pero como dice el refrán popular: “que es una raya más para el tigre.” Después esta peracal, 
los colectores recogen de los que llevan bultos y varias bolsas, el dinero para pagar la vacuna y no hay problema todo está arreglado.

Caso contrario con la policía y los funcionarios colombianos, a todos tratan con respeto, son amables y a nadie matraquean.

De todo lo que más me llamo la atención es cuando cierran la frontera a los peatones, sin tapujos de ninguna naturaleza comienza un desfile de gandolas del más alto tonelaje, ¿que llevan? lo ignoro, pero vacías no van. Si Ud. Mi querido amigo no cree  esta historia dese un paseíto por el lugar y me aprueba o desaprueba.

Cuando la corrupción es el modelo imperante de los gobiernos, la destrucción de las instituciones es el resultado y el hambre y la miseria la consecuencia de tan aberrante práctica.

Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.


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