lunes, 3 de octubre de 2016

¿...Y AHORA QUE?




Después de conocer el resultado del plebiscito por la paz, no podía salir de la perplejidad y el asombro y solo atinaba a preguntarme ¿... y ahora que?

Sueños rotos, esperanzas truncadas, vidas desorientadas, planes desechos, presente de angustia y porvenir incierto, eran algunos de los pensamientos que se agolpaban en mi cabeza al considerar este asunto, sin poder darle una explicación razonable a tan increíble resultado.

¿Se extinguió el sentido común?; ¿es la misericordia una ficción? ¿el perdón no existe? ¿estamos tan acostumbrados a la guerra que la cercanía de la paz nos asusta? las preguntas iban y venían sin respuestas que aplacaran el animo quebrado, que dieran  quietud al espíritu angustiado.

Pienso por mi, pero me doy cuenta que es el estado de millones de colombianos que el rió de la intransigencia  arrastro  al mar de las tormentas.

Hemos compartido esta tierra,  gobernada por individuos carentes de ética, la mayoría inmorales, personas que solo han querido obtener beneficios ´personales y lo reunido en el botín de la corrupción repartido con su entorno cercano para permanecer en el poder. No todo es malo, ni todo es bueno, tomemos lo ultimo y desechemos lo primero, necesitamos reconocer los beneficios de la paz y las consecuencias funestas de la guerra.

Nunca he seguido a ninguna doctrina filosófica, jamas he sido practicante de ningún credo político y menos fanático de alguna religión, mi fe y creencias están Jesucristo y la Santa biblia y mi entendimiento, confianza y seguridad descansan allí. No puedo rechazar y menospreciar al hombre con sus aciertos y equivocaciones, eso seria hacérmelo a mi mismo, porque formo parte de este entramado y variopinto grupo llamado humanidad.

No podemos esperar de los demás lo que somos incapaces de dar, ¿por que queremos extender la mano para recibir y cerrarla para dar? El que es incapaz de perdonar jamas debería pedir perdón, siempre queremos los beneficios de la paz y rechazamos las consecuencias de la guerra, pero nos negamos ambos resultados, nadie quiere poner los muertos en la guerra y tampoco pagar por los resultados de la paz.

Solo queremos obtener beneficios, sin hacer sacrificios para conseguirlo, así somos las mayorías, como consecuencia los buenos resultados son pírricos y los malos en abundancia abrumadora, pero seguiremos reclamando que somos merecedores de vivir mejor sin hacer nada para alcanzarlo.

Nunca podre entender al hombre sin Dios, porque es como los agujeros negros, nadie sabe que hay en tan densa y negra oscuridad.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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