jueves, 17 de abril de 2014

Un encuentro con la verdad




Quise hallar  el amor y me tope con el odio,  busque el gozo y se me oferto la amargura,  anhele la paz y me encontré con la guerra, me propuse alcanzar la paciencia y me sorprendió  la intranquilidad, decidí conocer lo bueno y apareció la maldad, me asome al corazón para descubrir la bondad y me sorprendió con su presencia la perversidad, me dije descubriré la fe y en su lugar apareció la incredulidad, encontrar la mansedumbre fue mi próxima meta  y se ofreció para acompañarme el altivo orgullo, seguramente que si encuentro a la templanza su capacidad me hará fuerte y podre prevalecer , pero el desenfreno fue la respuesta  a mis sentimientos, horrorizado comprendí que   el mundo  era un reino de tinieblas y al borde del abismo, sin fuerzas para hacerle frente a tanta iniquidad creí que mi fin  estaba cerca y que solo la muerte me libraría de la horrenda realidad del presente y de la tenebrosa verdad de un futuro enrarecido por la pestilencia  de las aguas de la maldad que arrastraban todo lo nauseabundo y putrefacto que vertían los corazones en arroyos que iban   haciendo crecer  el caudal  mortífero del pecado. 

Por allí por ese lóbrego camino atino a pasar un peregrino que inexplicablemente  el amor era el material de que estaba hecho,  el gozo una manifestación sobresaliente de su carácter, la paz su marca espiritual,  la paciencia lo cubría con su manto sublime, la benignidad tenia por aureola, la bondad la exhibía como cetro, la fe enarbolaba  por escudo, la mansedumbre era el sello en su corazón y el dominio propio levantaba como estandarte,   la verdad respaldaba  sus  palabras y acciones y la justicia coronaba su cabeza. 

Y Le dije nunca he conseguido en el mundo siquiera a uno solo que pueda tener alguna de tus virtudes y ¿cómo es que en ti están todas? Su respuesta fue no busques en el mundo lo que no es del mundo, porque nunca  hallaras en el lo que no tiene ¿y cómo es que tu lo tienes? Porque yo soy lo que tengo y lo que tengo no es de este mundo, pero tengo el poder para dárselo a quien lo quiera y ¿yo lo podre recibir? Si, fue su respuesta sorprendente y  he venido para ello, porque mi trabajo es buscar al que está perdido, sin esperanzas, sin fuerza y sin oportunidades, pero que tiene un corazón dispuesto para el amor de Dios y la verdad de su Palabra manifestada en su Hijo, no me fue posible oír mas, ni resistir su impactante presencia, cuando volví a la realidad, el mundo seguía igual, pero la diferencia estaba en mi, era una nueva criatura  las cosas viejas pasaron y  todas habían sido hechas nuevas y con la certeza  de que ahora era hijo de Dios.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.







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