domingo, 30 de octubre de 2011

LOS SENTIMIENTOS



 


Era tan grande el dolor que pensé que mi corazón se detendría en cualquier momento, llegue a creer que no podía  respirar, que de pronto el diafragma se pararía provocando un paro respiratorio, por momentos pensé que mi mente colapsaba por el torbellino de ideas angustiantes que me embargaban, aun me sentí sin capacidad locomotriz e impotente aunque fuera para dar un simple paso, los pensamientos eran confusos, las siluetas de las personas se veían difusas y con una languidez que parecían que la inanición había hecho estragos en ellas por largo tiempo de ayuno impuesto, se acentuaban tan famélicas que parecía que escapaban de la guerra prolongada donde la hambruna era la que había ganado las batallas y no la supremacía de alguno de los bandos en contienda, su extremada delgadez formando escuálidas figuras que parecían más bien escenas dantescas de la fatalidad y la miseria que de la realidad existente. Todo se veía envuelto en las brumas que hacían más sombrío el panorama, se antojaba que más bien eran etéreas figuras que flotaban como fantasmas en la densidad de las sombras que cubrían el recinto, todo era un caos sin definición, ni forma y de inexplicable contenido.

Las penumbras daban visos fantasmagóricos y la tenue y mortecina luz de unos faros amarillentos  por tanto tiempo expuestos a la intemperie, que se mezclaba con las sombras para crear figuras fantasiosas que provocaban un ambiente de angustia perturbadora, incitando a aceptar la tragedia como única compañía, era el dolor quien producía la más abyecta de las elucubraciones en una mente abrumada por la angustia sin control, todo ese sentimiento y visión de extrañas figuras macilentas no era otra cosa que el reflejo de una tormenta despiadada que se agitaba en la mente y el corazón lleno de tristeza indescriptible por creer que todo había llegado a los límites de la capacidad de soportar, entonces como única defensa opto por alucinar para no hacer frente a la cruda realidad. Todo ese panorama tétrico irradiaba letales emanaciones que enrarecían el ambiente produciendo un aire de mortal combinación de calor y gases venenosos, ya la asfixia extendía sus tentáculos para serrar toda posibilidad de respirar, cayendo así sin ninguna resistencia en las garras de la parca despiadada. Vencido sin la más leve capacidad de aguantar ni siquiera el soplo de una brizna que deseaba acariciar tenuemente los rostros de pálidos reflejos. 

Hundido en el aislamiento, sin opciones ni razones para cambiar la dirección, derrotado sin capacidad de reaccionar y entregado por completo a la zozobra para que diera su estocada final y aniquilara sin piedad ni contemplación, en lo más profundo e ignoto de los laberintos de la mente, se escucha una carcajada sonora llena de felicidad que irradiaba vida en abundancia, haciendo un efecto milagroso, me saco de la locura del desfallecimiento que lleva a  sentirse muerto aun estando vivo, ocasionado por el infortunio de la dolorosa perdida de un ser amado. Ese recuerdo del disfrute de la felicidad, de los tiempos compartidos, de los buenos momentos, de las promesas de que el que quedara, porque inevitablemente alguno de los dos tenía que avanzar primero al cruce del rio profundo de lo desconocido, debía recordar lo bueno y grato que nos ofreció la vida y vivir para ser feliz con los recuerdos de todo lo maravilloso que disfrutamos haciéndonos compañía, reaccione instintivamente, levante la cabeza e impulsado por una fuerza incomprensible me puse en pie, pase por mis ojos un pañuelo para enjugar las lagrimas y determine que si debía tener un recuerdo debía ser ameno y placentero que inspirara para vivir y no uno turbio y desafortunado que incitara a morir.

Recuerda todo lo bueno y te dará la fortaleza para vencer los infortunios de la vida, la tristeza no la puedes evitar, pero sí que se quede formando parte de tu existencia como un invitado no deseado en tu intimidad. La muerte no la puedes impedir, pero sí que te haga desdichado mientras vivas, la vida vence la muerte y mientras vivas tendrás victoria total sobre ella. Aun si quieres tener triunfo eterno sobre la muerte lo puedes obtener, porque hay uno que venció la muerte para siempre y si tu estas de su lado serás también vencedor eterno, solamente acéptale se llama JESUCRISTO.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.


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