Este pérfido sentimiento es tal vez uno de los más comunes en los individuos, difícil de erradicar, de rechazar y de eliminar, por la sencilla razón de que tiene que ver directamente con doblegar al terrible orgullo, el rencor es un resentimiento atroz contra otros, porque nos han hecho cosas desagradables, por ofensas, deslealtades, traiciones, engaños y toda una ristra de cosas que juzgamos intolerables e inaceptables.
Una de las fallas mas estrepitosas del rencoroso es que es implacable con los que le faltan o fallan, pero reclama indulgencia cuando él, comete el error, podemos ver el terrible contraste en que se debate permanentemente, vive en polos opuestos, en el de la inflexibilidad, cuando el resulta el agraviado y el de la lenidad cuando comete la equivocación. Está dualidad de carácter es la demostración clara de que no tiene capacidad de ser integro, razonable y honesto, cosas que lo hacen permanecer en un estado de amargura permanente.
Una cosa integra esta completa, el rencoroso está dividido por lo cual sus actuaciones resultan perjudiciales y contraproducentes, al no tener la capacidad de obrar razonablemente y menos con honestidad. La ambigüedad en sus acciones lo conduce a claudicar ante lo malo cuando se encuentra en la encrucijada de decidir entre el bien o el mal.
La tragedia más brutal con que tiene que convivir todos los días el rencoroso, es la incapacidad de perdonar las ofensas, el que no puede perdonar al ofensor sufre la permanente angustia de un sentimiento que le devora las entrañas, es como un fuego interno que lo consume, sin la capacidad de eliminarlo y sin medios para apaciguarlo, es como arder en una hoguera perenne, donde ni se acaba el fuego, ni se termina de morir el que está ardiendo en ella.
Esta horrorosa pesadilla, no solo te deteriora la moral, sino que te destruye el espíritu y te enferma físicamente, muchas patologías inexplicables medicamente tienen su origen en el resentimiento y por ser algo puramente espiritual, la mejoría o la sanidad nunca se lograra por medios científicos, sobre lo espiritual no hace ningún efecto lo natural.
El mayor sufrimiento moral de un ser humano no es saber que lo odian, el puede vivir con eso sin sufrir ninguna consecuencia trágica, sin enfermarse ni física o espiritualmente y terminar la vida relativamente feliz, pero cuando el rencor es lo que esta dentro de el, es como una herida que nunca cicatriza y cada día la infección se agudiza hasta ser crónica y sin oportunidad de sanar. Esta herida abierta no puede cerrar porque cada recuerdo ingrato de lo que le hicieron la hace más profunda y más extensa y su dolor mas fuerte e intolerable.
El rencoroso no perdona porque él ve el perdón como una debilidad de carácter y no como una de las grandes virtudes de los humanos, piensa que si perdona va ha ser tenido como poca cosa y se convertirá en un hazmerreir de los demás, asocia el perdón con defección y vulnerabilidad, de manera que se pone la coraza de la intransigencia y la armadura de la tozudez, se cierra hermética y automáticamente como las valvas de los moluscos bivalvos cuando se anuncia peligro, ante la posibilidad de razonar y cambiar de actitud, con individuos de esta condición no es aconsejable usar la suplica y el ruego, porque el ánimo vengativo se intensifica tomando la ocasión como una oportunidad para hacer su propia justicia y causar todo el daño que sea posible a la victima de turno.
El rencor surge como una grande barrera en la vida emocional y espiritual para tener buenas relaciones con los demás y especialmente con El Creador, el rencor es tan perjudicial para la salud espiritual, que Nuestro Señor y Dios en su soberanía establece que el que no perdona no puede ser perdonado y el rencor es el primer impedimento para perdonar, si padeces de esta patología espiritual, no tienes opción o la abandonas o nunca encontraras perdón en los hombres y menos en DIOS. ¡Púes es decreto divino y no puede ser revocado!
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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