lunes, 6 de junio de 2011

Las colas


La modernidad trajo aparejado uno de los  flagelos, mas angustiantes y fastidiosos con los que tenemos que hacer vida común, como son las indeseables colas, ellas forman parte de la cotidianidad y es imposible vivir al margen de ellas a no ser, que nos remontemos a lugares lejos de la civilización, donde la entrada sea en curiaras, remontando ríos y selvas fuera de todo contexto de vida urbana. Los pueblos están atestados de vehículos automotores y como la mayoría fue el resultado de “como vamos viendo vamos haciendo” sin ninguna planificación, ni bajo ninguna ley de urbanismo, la cual está definida como: “conjunto de conocimientos que se refieren al estudio de la creación, desarrollo, reforma y progreso de los poblados en orden a las necesidades de la vida urbana”.
Esto por supuesto es materia inexistente en los pueblos, que a fuerza de un crecimiento por inercia, han terminado en ciudades, arrastrando todas las deformidades que se originan, en la forma anárquica en que fueron construidas y como son males con los que hemos convivido siempre, nos acostumbramos y lo vemos como una normalidad dentro del sistema caótico en que estamos inmersos. “La costumbre se hace ley.“ no sé quien invento la frase, pero es una realidad que no podemos desvirtuar, porque forma parte de nuestro diario vivir. Aquí la numeración y demarcación es tendenciosa y caprichosa,  cada quien le pone el numero a la  propiedad que le agrade o tenga un significado especial para él, no obedeciendo a  ningún orden establecido, particularmente por el desconocimiento de la existencia de la nomenclatura la cual se define como “Técnica empleada para identificar las vías, edificaciones y lotes de una forma sistemática y ordenada.” Esa es la razón por la que los pueblos y ciudades son un verdadero galimatías, sin nada que envidiarle al laberinto de Creta donde estaba confinado el terrible minotauro.
Esto haciendo referencia estrictamente a las colas vehiculares, que entre otras son las peores, pero no las únicas lamentablemente, siendo estas las que nos capacitan y crean resistencia para afrontar la numerosa cantidad de las cuales tenemos que afrontar día a día, tal vez con la misma fortaleza y resignación del filosofo Sócrates cuando fue condenado a beber la cicuta, el cual lo hizo según un escritor profano: “con estoicismo y acritud” o con soda diríamos aquí.
Creo que las colas van hacer un aporte al desarrollo y extensión de la lengua española, porque muy pronto nos vamos a encontrar con neologismos derivados de ellas como: policolia( la variopinto y diversidad de colas) colifobia ( terror mórbido a las colas, que creo que ya es una manifestación visible en el ambiente ) colimania ( obsesión por estar en las colas, sobre todo de los buhoneros, que tienen un olfato privilegiado para detectarlas, sin quedarse muy atrás los rateros y atracadores ) la antropocolia ( cola solo para hombres ) la vaginocolia (cola solo para mujeres) la mercalcolia ( la proverbial y conocida cola de los mercales, ya es merecedora de una distinción especialísima, por el drama que genera en el grueso de los de a pie ) relacionado con esto ya hay numerosos chistes producidos por la chispa jocosa del soberano, el hijo menor mío me hace una pregunta muy serio: “ papa cual es el animal que tiene  la cola más larga,” como me las he dado de bueno para resolver enigmas, comencé una larga meditación al más puro estilo de Edipo, pero sin el acierto de él, luego de echar mucho cacumen, tuve que pronunciar las fatídicas palabras que tanto anhelaba oír mi interpelador: me rindo y entonces escuche esta repuesta al estilo del más puro de humor bolivariano :¡ el pollo de mercal ¡
Yo creo que si no fuera por el buen humor de que estamos impregnados, aquí otro gallo cantaría, pero al más echador de broma, seguramente también se le terminara  la provisión de desenfado y resignación, optara por tomar las cosas con seriedad, será mejor hacer caso del refranero popular, que es muy filosófico y realista “cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”
En una extraña y rarísima cola (lo de extraño y raro, es ¿Por qué cuando hay colas aquí en nuestro país?)  Acercándonos a las 7am, con una hora y media de plantón, como si estuviéramos pagando por una falta en el ejército, que es donde más se usa esta tipo de penalización  y como un ejercicio de distracción, para pasar el rato o matar el tiempo como se dice popularmente, comencé un dialogo con la joven que me antecedía, me sorprendió muchísimo su perspectiva de la vida y como asume las situaciones del presente, me decía ella que estaba haciendo dos carreras paralelas, de lunes a jueves estudiaba en la aldea de Ocumare y viernes y sábado en la central en Caracas y ¿cómo haces para llevar adelante las dos carreras simultáneamente pregunte? Bueno como no tengo otra cosa que hacer, no trabajo, no porque no quiero sino porque no hay, soy soltera, no tengo hijos y mis padres me mantienen, aprovecho el tiempo y me preparo para cuando llegue la oportunidad. Pocas veces encontramos jóvenes que estén claros  en lo que buscan y quieren, es de suma importancia saber que para enfrentar el futuro con éxito, tenemos que hacer los planes en el presente, la visión se tiene en el presente y se proyecta en el futuro, simplemente porque lo que tú no puedes ver hoy, jamás lo veras mañana, lo que no veas ahora, no lo veras en el futuro. Hoy te toca planificar para mañana, “la visión del futuro se tiene en el presente”, lo que queremos ver realizado mañana, hay que realizarlo hoy, el futuro lo planificamos y lo ideamos en el presente.
 Mi amiga ocasional, Carola, ese fue el nombre que me dio, esta clarísima en lo que persigue y sabe perfectamente que si se le dan las oportunidades es  su deber aprovecharlas y precisamente se está preparando para ello ¿también lo estás haciendo tu mi amable lector?
Que no le vaya a pasar como al compadre del benemérito Juan Vicente Gómez, cuando le dijo: yo a Ud. Hombre, después de haberlo pensado muy bien lo elegí para que sea mi secretario de gobierno y el compadre le respondió ¡ay ¡ compadre no estoy preparado yo no sé leer ni escribir ¡ caray no sabía ¡ pero si puede ser  el gobernador del Táchira, allá no tiene que leer ni escribir nada, solo mandar y! chito mijo.¡
En los tiempos que corren no creo que se pueda tener y ejercer un compadrazgo hasta esos extremos, aunque por los vientos que soplan y viendo los efectos desastrosos de ciertas políticas  vendidas como infalibles, para la buena marcha de la economía del país, podemos pensar con una duda razonable  que los que están aplicándolas y ejecutándolas no conocen la idiosincrasia del venezolano o son carentes de conocimiento de los más elementales principios de las ciencias económicas o ambas cosas o ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario.
¿Qué en que cola estaba? Ah, pues en la del pasaje estudiantil unas de las más viles que hay, todas las que me han tocado son en la calle, en la completa intemperie, algunos la comienzan a las 3am, unas veces bajo fuertes aguaceros, después de bajo un sol canicular y otras la combinación de los fenómenos climáticos, agua, sol, calor insoportable o frio según la hora.
Carola mi amiga incidental me decía y porque no se hace esto en una oficina especial en cada centro de estudios, con un empleado a tiempo completo, hay muchos beneficios con ello, se acaban estas terroríficas colas, se presta un servicio en mejores condiciones, los alumnos no tendrán el problema de ser rechazados por falta de carnet, cedula o constancia de estudio, pues al pertenecer al plantel, todos esos documentos están archivados en las oficinas y además podrán elegir la mejor oportunidad para hacerse con los pasajes. Le di toda la razón, pero como yo no entiendo estos mecanismos tan especiales de la burocracia soberana y revolucionaría, me limite a decir: no lo sé. Si tu, amigo sabes algo de esto por favor ayúdanos a entenderlo, dándonos una explicación que aplaque un poco el tormento de vivir en las colas.
Por: EL pastor: Fernando Zuleta V.

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