sábado, 18 de junio de 2011

LA AMISTAD

   


 Estas reflexiones van dirigidas muy especialmente a mi amable y tierna sobrina Jennifer Romero Mejía, quien fue la fuente que medio la inspiración para escribirlas y de quien tengo la seguridad que disfrutaremos de una sana y hermosa amistad a pesar de que no hemos tenido la  oportunidad  de hablar cara a cara, pero con toda seguridad la providencia divina nos conceda esa dádiva                                                  
Si de algo se ha hablado o se ha especulado en este globo terráqueo es sobre la amistad. A mi juicio esto obedece al enfoque que cada uno le de y dependiendo del tipo de personalidad con que contemos, la amistad se torna muy difícil con el egocéntrico que quiere ser el eje donde gire toda la relación, se hace imposible con el celopata que impide a toda costa que seamos amigos de otros, se torna rígida y tortuosa con el obtuso, que quiere que todo debe ser como el dice, no funciona con el paranoico, porque cree que todo el mundo lo persigue, no da resultados con el esquizofrenico porque piensa que todos están en contubernio para hacerle mal, se torna dramática con el desconfiado, porque para el cualquiera sea la insignificancia de un hecho eso tiene sabor a traición, no puede tener continuidad para el que no perdona los errores de los demás, pero si reclama el derecho a ser perdonado al fallar cuando se trata de el y que lo entiendan cuando ha cometido la falta, es como "el fatuo en la victoria no tiene compasión con el vencido, pero reclama misericordia en la derrota de su vencedor."
La amistad no tiene cabida en el envidioso, porque siempre querrá acaparar la que tenemos con otros, ella no la pueden disfrutar los esclavos del odio, porque no tiene comunión con las bajas pasiones, no puede ser restringida al tiempo y el espacio  porque ella no sabe nada de limitaciones, no puede tenerse o darse  con medida, porque ella desborda todos los recipientes donde quiera ser guardada, ella no admite la horrenda practica de la discriminación, porque esta por encima de las debilidades humanas, ella no exige perfección, ofrece lealtad, ella no abruma con su fuerza, sino que libera con su gran poder, no te hace dependiente, porque detesta la manipulación, no te impide soñar, sino que te estimula a alcanzar lo que aparentemente sea irrealizable,  es como el águila en libertad se eleva en el espacioso cielo sin barreras, ni obstáculos que la detengan, ella no ve las limitantes, sino que ve el abanico de las posibilidades, la amistad encuentra agradable y placentero el triunfo del amigo siempre desea que crezca que progrese y estará dispuesto hacer todo para que lo logre, en todo tiempo ama al amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia sentencia el proverbista, quitara todos los obstáculos del camino y sera un aliado incondicional en el fragor de la batalla para hacerte vencedor, no te dejara solo en el medio del combate, ni en el dolor, ni en la angustia y cuando todos renieguen de ti, se alejen o te rechacen estará a tu lado inconmovible como la cordillera Andina que surca nuestra América, perenne, impertérrita, para asegurarte que estará a  tu lado y que no te has quedado solo, no depende de lo tengas o puedas ofrecer a cambio porque no es interesada, nada la compra, porque nadie tiene suficiente dinero para adquirirla, no se ofrece simplemente esta disponible para todo aquel que quiera disfrutarla, ella es un tesoro que no se puede equiparar con nada terrenal, es fruto de almas nobles y sin dobleces, no es seductora para no obnubilar los sentidos, no empalaga para no hartarnos con su sabor, no infiltra para permitirnos que sea decisión personal recibirla, no presiona para que aceptarla sea cuestión de querer y no de imposición, la amistad verdadera perdurara a pesar de...
seguirá a pesar de... y permanecerá pesar de... el amigo es amigo por que quiere, no porque alguien tenga el desatino de imponerselo, verdadero amigo es aquel que pone la vida por sus amigos lo decreto, el mas grande y verdadero amigo de todos: El Señor JESUCRISTO.

                                     Por el pastor : Fernando Zuleta V.





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