viernes, 25 de mayo de 2012

EN LA PIEL DEL SAPO







En muchas ocasiones nos hacemos preguntas sobre la manera en que los demás hacen tal o cual cosa, haciendo un juicio a priori, viendo escueta y someramente las acciones o resultados del proceder, arriesgando teorías sobre las consecuencias y extendiéndonos considerando los resultados en el tiempo. Veamos el asunto de una manera grafica. Estamos varios personas saliendo para la molienda que vamos a iniciar en breve tiempo y escuchamos que en dirección a nosotros por una pendiente del camino un ruido extraño que sonaba rítmicamente plaa, plaa, plaa, que se acercaba, las miradas inmediatamente convergieron  en esa dirección y nos  quedamos sorprendidos cuando apareció un enorme sapo dando saltos espectaculares por la pendiente abajo en línea recta, lo cual le daba un impulso extra a su gran capacidad de experto saltador, estábamos sin decir palabra alguna, cada uno pensando en la razón de la soberbia demostración del batracio, haciendo conjeturas que pudieran dar explicación a lo que para nosotros nos parecía un comportamiento fuera de lugar, alguno se le ocurrió pensar que quería romper un record guines, otro a lo mejor que era una acción suicida, seguramente alguien creyó que se trataba de un ejercicio para mantenerse en buena forma física, pero todas estas argumentaciones teóricas, se esfumaron cuando segundos después,  causando más estupor que sorpresa y siguiendo el sentido del anfibio apareció a vertiginosa velocidad una gran serpiente cazadora, que clarificaba la premura y la resolución que el asustado saltarín había manifestado.



Para el sapo la única manera de salvar su vida era un arroyuelo que estaba unos treinta metros del lugar donde nosotros estábamos y hacia allí dirigió toda su fuerza y sus sentidos, en realidad nunca supimos si logro ponerse a salvo en esta ocasión, pero si tenía reales posibilidades porque le faltaba poco camino y la adrenalina había multiplicado su fuerza y coraje. Si quieres saber que experimento el anuro, tienes que ponerte su piel y estar en sus mismas condiciones, de otra manera todo será elucubraciones y especulaciones.



Un  proverbio indio dice: nunca criticare como camina mí hermano sino me pongo sus zapatos, no es otra cosa que ponernos la piel del sapo, situarnos en la posición y situación en que el otro está sumergido, es muy difícil comprender ciertos hechos y mas difícil aun es ayudar a quien manifiesta problemas que la mayoría considera insolubles y por esa razón se usa la etiqueta de irrecuperable, porque es simple decir no hay nada que hacer o no podemos hacer nada por determinada persona, pero lo que sí es complejo y entraña enormes dificultades, es ponernos la piel del otro para experimentar lo que se siente o porque lo siente y entonces podemos pensar en como ayudarlo a que supere sus dificultades.


 

En una fría madrugada bogotana llega al lugar donde estoy trabajando un indigente y sacando  de sus bolsillos dinero me pide un refresco, se lo sirvo y observo con atención con la avidez conque lo consume y me lanza una frase que nunca se me olvida: nadie sabe con la sed que otro bebe. Años después, cuando comienzo el trabajo de consejero es que puedo entender mejor el significado de esta oración al tener que brindar apoyo y ayuda a personas que no tienen esperanza, pero por las cuales Cristo dio su vida en la cruz y derramo su sangre en el calvario y entonces entiendo la dimensión de su sacrificio haciéndose hombre para experimentar en su propia piel, lo que era un ser humano en toda su dimensión. Jesucristo se hizo hombre por ti y por mí, ¿no querrás aceptar a quien se puso la piel de sapo para salvarte?. Eso solo tú lo decides.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario