La importancia del crecimiento de la iglesia no está en alcanzar que multitudes de personas se congreguen en nuestros templos, eso sería como tener una farmacopea en casa y ninguna fórmula para el simple y molesto catarro, aquí no se trata de alimentar el ego, para que el orgullo infame ocupe el lugar de la humildad y la mansedumbre, sino de extender el reino de DIOS hasta lo último de la tierra que es la voluntad expresa del SEÑOR. Para acometer esta tarea ardua y colosal se necesita simplemente obediencia a los mandatos de DIOS establecidos por El, y registrados en su PALABRA, como prueba irrefutable de que proceden de Él y no de caprichos humanos.
Lo que está pasando en nuestros tiempos es que hemos reemplazado el mandamiento ordenado por DIOS, por la conveniencia nuestra, los adelantos científicos y las nuevas tecnologías han hecho de nosotros seres dependientes de sus productos y más independientes del CREADOR, en una oportunidad estaba con un hermano y ambos teníamos que predicar, mi persona tenía un mensaje que había sido el resultado de años, de reestructurarlo, de modificarlo, de estudio, de oración y finalmente estaba listo, mi compañero resolvió la situación muy simplemente y en un santiamén se metió a Internet, busco un tema especifico, lo imprimió, ah… bueno hasta eso le salió gratis porque me toco pagar la impresión y predico tremendo sermón, tanto que después vi a personas interesados en el tema y haciéndole preguntas en relación a él. Puede ser válido, pero definitivamente nos gusta demasiado la manguanga.
Por ese camino metemos muchas de nuestras decisiones acomodándolas a un contexto exclusivamente vanguardista adaptándonos a la neología estilística del presente y entonces para justificar lo que hacemos cuando la duda es razonable, preguntamos ¿Ud. Cree que si el SEÑOR hubiera tenido en su tiempo la tecnología de hoy la usaría? Todos asentimos, ¡claro que sí! Pero también debiéramos hacer la pregunta ¿Si El SEÑOR estuviera en este tiempo señalaría el pecado y la depravación de los sistemas imperantes y de la forma consensuada en que vive la iglesia con las instituciones humanas? ¿señalaría el confort en que vivimos como un pecado que impide cumplir su propósito?
No se trata de defender lo que a nosotros nos gusta, eso es defender puntos de vista humanos, se trata de usar la apologética correctamente, pero sobre todo obedecer la PALABRA de DIOS, sin acomodarla a criterios personales, sin reemplazarla por los enfoques modernistas, sin variarla para que sea aceptada y menos cambiarla para que las demandas no sean tan radicales y podamos tener la mayor cantidad posible de espectadores dentro de los templos, pero en realidad lo que se necesita son protagonistas redimidos por EL SEÑOR.
El enfoque CRISTOCENTRICO es el que tiene que tener la iglesia del SEÑOR, ¿sobre quien se enfocaba el SEÑOR? ¿Quién es el centro de atención de CRISTO? ¿No es sobre personas o individuos? Y para que El sea exaltado y honrado, ¿la mejor manera no es imitarlo y obedecerlo? Hemos fallado y es necesario hacer mea culpa, eso significa rectificar dando un cambio de dirección, acompañado de un giro de 180º, por lo cual no se trata solo de hacer ajustes, sino de re-estructuración, para cambiar el andamiaje y el ritmo de la iglesia y caminar por la senda derecha del deber y la obediencia al SEÑOR continuando su portentosa obra sobre la tierra, sin variar un ápice en su fondo, porque los principios de DIOS son inalterables y absolutos, pasaran los hombres y las instituciones, el tiempo cambiara las circunstancias, pasaran el cielo y la tierra pero sus PALABRAS no pasaran, pues en El no hay mudanza ni sombra de variación.
Debemos dejar el inquietante temor a dos cosas que se presentan al afrontar la realidad de decidir obedecer este mandamiento: el miedo al fracaso y el miedo al éxito o que se nos escape de las manos el control de la iglesia por el crecimiento desbordante, en ambas situaciones la solución la tenemos, solo con reconocer que la iglesia es propiedad del SEÑOR y nosotros somos únicamente instrumentos en sus manos para llevar adelante sus planes y propósitos. Otro temor secundario es la crítica o bien de los consiervos de adentro o de afuera y de los opositores, aunque ellos son como los Sanbalat que no tienen parte ni suerte en este asunto.
El SEÑOR no busco multitudes, pero su anhelo es que la mayoría de las personas se salven por lo cual no limito el mandato de la predicación aun grupo exclusivo, ni aun lugar geográfico determinado, sino que estableció claramente que era hasta lo último de la tierra. ¿Hay justificación para tener temor de crecer en cantidad? No, podemos ponernos el falso traje de la humildad y decir que no somos ambiciosos para desear conquistar el mundo para CRISTO.
El conformismo suena a veces piadoso, pero no es otra cosa que el vestido de la blandenguería al saber que involucrarnos totalmente en las demandas del SEÑOR, no vamos a tener literalmente tiempo para disfrutar de la dolce vita y se acabaría la comodidad a que estamos tan adaptados y acostumbrados a vivir.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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