jueves, 28 de julio de 2016

YO CREO EN VENEZUELA, PERO NO CREO EN LOS POLÍTICOS



Sin duda alguna la peor guerra que libra el hombre es consigo mismo , su permanente confrontación interna, que se demuestra  día a día al no poder armonizar pensamientos, decisiones y practica con una asiduidad constante en su fuero interno, no se puede andar en armonía, cuando la cabeza ordena marchar hacia adelante y las extremidades van hacia atrás, para que haya locomoción la orden emitida por el cerebro la obedecen todos los órganos y sistemas involucrados y si alguno está imposibilitado de cumplirla por deficiencia o ausencia total o parcial, será imposible o muy deficiente y  penosa. 

En una oportunidad estábamos tres personas parados en la esquina de la casa, cuando se originó un corto circuito en las guayas eléctricas, justo encima de nuestras cabezas, el más rápido en reaccionar fue chucho y callo de largo en la mitad de la calle, los otros dos nos olvidamos de la carrera y el peligro y vinimos con prontitud a levantar al caído, cuando lo asimos para ponerlo en pie nos dijo: ¡cónchale, del susto se me olvido que me faltaba una pierna! ( chucho era mocho)Después de que paso todo nos explicó su reacción diciendo: lo que pasa es que fui testigo cuando un cable  de alta tensión se desprendió y aun compañero lo partió en dos y ese recuerdo se revivió con mucha crudeza en ese momento. 

En esta particular experiencia, el cerebro emitió una orden perentoria, obedecida si vacilación por todo el sistema defensivo, pero la ausencia de un miembro frustro que se completara con éxito la decisión del comando central.

Si los canales de comunicación no están funcionando con fluidez y esto impide la interacción necesaria, nada de lo que salga del comando central  tendrá incidencia, ni repercutirá en los lugares y las personas a quienes van dirigidos los mensajes.

En casos particulares como el ejercicio de la política, es posible que el gobernante tenga buenas intenciones y pésimos resultados en su gestión de conductor, la cuestión es que aunque esta sea la realidad, jamás dejara de ser responsable por sus buenos pensamientos y malísimas ejecuciones, la historia no absolverá al juez que por ignorancia o equivocación aplique mal la justicia condenado injustamente al inocente a morir fusilado en el paredón. 

Poncio Pilato se lavó las manos como señal inequívoca de que estaba libre de la injusticia más trágica que ha cometido la humanidad, de nada le sirvió, ocupando  un lugar en la historia como un gobernante pusilánime y mediocre.

Reconocer  la equivocación es una actitud reservada para los valientes, permanecer  en ella es una manía horrenda de los cobardes, sabiendo perfectamente que  hay cosas que se pueden subsanar aunque  la mayoría imposibles y como dice el refranero popular: después de ojo sacado no vale santa Lucia.

¿Por qué fracasan los gobiernos? Porque tienen un proyecto equivocado con la consabida idea que es insuperable y al aplicarlo en la práctica no dan marcha atrás creyendo que al final dará los resultados esperados y cuando se da cuenta de sus graves errores, el orgullo y la egomanía los mantiene con las manos firmes al timón aun a sabiendas que la ruta que lleva el barco lo hará pedazos  contra los arrecies coralinos.

Aquí en nuestro entorno se han aplicado políticas completamente equivocadas, al pretender que regalándole a los más necesitados las cosas los catapultaremos para salir de la pobreza extrema, monumental error, porque al ser humano jamás se dignifica regalándole lo que necesita, de esa manera quitamos de los individuos el poco valor que tienen, la mínima moral que los acompaña y la exigua responsabilidad de que disponen. Cuando acostumbramos a las personas a recibir si dar, a tener las cosas sin esfuerzo y a sobrevivir sin responsabilidad de ninguna forma las dignificamos al contrario las hacemos más indignas, porque dignidad se consigue por merecimientos y nunca por decreto.

Un individuo con la mano siempre extendida para recibir dádivas, ha perdido toda capacidad de superación y se encuentra en el más bajo nivel de auto-conmiseración, examinemos la historia y démonos cuenta que los hombres han hecho grandes a los Estados, no han dependido del Estado, sino que el Estado ha dependido de ellos, no es el Estado el que hace grandes a los hombres, son los hombres los que hacen grande al Estado.

¿Por qué evocamos el pasado haciendo alusión a los héroes y traemos sus ideas al presente y queremos aplicarlas aunque estén obsoletas y sean arcaicas?, por la simple razón de que no se tiene ideas propias, frescas y nuevas y al carecer de ellas estiramos la mano y las asimos haciendo copias y peor aun plagiando lo que en tiempos pasados funciono en algunos casos, pero hoy son totalmente retrogradas e inaplicables.

La sal ha sido siempre un preservante de los alimentos evitado la corrupción de estos y especialmente en las carnes de cualquiera sea el tipo y siendo tan buena en el pasado ¿Por qué no la usamos en la misma proporción y magnitud? Bueno fue que se inventaron los refrigeradores y las neveras.

Para mí el primer gran descubrimiento de la humanidad fue el fuego y lo mantenían perennemente acumulando leña sobre él, todo el tiempo, eso debía de ser tremenda responsabilidad, hoy en día, lo cargamos en el bolsillo con un simple yesquero o una menospreciada caja de fósforos. ¿Por qué no lo mantenemos acumulando madera sobre una pira? Porque surgieron nuevas ideas que superaron las antiquísimas, que en su momento fueron la tecnología de punta, pero hoy son inaplicables y ridículas.

Las ideas por supuesto surgen del pensamiento, los gringos toman muy en serio esto y las  compañías tienen personas únicas y exclusivamente dedicadas a pensar, los llaman súper taques y la misión de ellos es traer a los gerentes cualquiera sea la idea por descabellada que parezca, para analizarla y considerar si es plausible la puesta en ejecución, aquí es al contrario, se prohíbe pensar, el jefe piensa por todos y los demás solo tienen que obedecer órdenes.

Cuando se trata de limitar lo único que en este momento todavía es gratis, generamos la peor obstrucción al avance y el desarrollo, si todos pensáramos y aportáramos ideas y tuvieran receptividad otro gallo cantaría, no todas las idas son buenas, ni todas son malas, tomaremos las buenas y desecharemos las malas, pero es deber escucharlas, sopesarlas, considerarlas, analizarlas y tomar las que sirvan  y ejecutarlas, de esa manera todos seriamos co-responsables del fracaso o de la victoria.

Por el pastor: Fernando Zuleta V. 


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