Pensando en las causas que se puedan tener para permanecer en una posición contra la
corriente, conociendo la imposibilidad de remontarla he encontrado dos
principales, las cuales comparto con Ud. Amable lector.
EL ORGULLO.
No hay más pésimo acompañante en nuestro viaje que el
maquiavélico orgullo, este no nos dejara ver los peligros del camino, ni las
señales que indican la ruta que debemos seguir, debido a que su misión es distorsionar la realidad, mostrando un
panorama completamente diferente al verdadero y cuando él tiene control de las
emociones caminamos en la dirección que
a él se le antoje. Está alteración emocional ocasiona grandes contrastes en lo
que queremos hacer y es allí donde
tenemos las complicaciones rudas y difíciles. Podemos tener buenas intenciones,
pero tomamos malas decisiones y así obtenemos pésimos resultados.
El orgullo se levanta
como bastión inexpugnable en la batalla que libramos para cambiar los acontecimientos debido a que actúa en provecho de las bajas pasiones que tienen asidero en el
ego, el anula los planes, no impidiendo que se ejecuten, sino que siendo
participante de ellos agrega el contenido que los haga fracasar, podemos
compararlo con la sal, tan útil y necesaria en la cocina que al usarla sin
control arruinara el más exquisito de
los platos.
El orgullo no cambia
los planes, simplemente los acompaña influenciando sobre ellos para que sean un
fiasco, nadie que se cree auto suficiente camina solo, lo que pasa es que ha
elegido al peor de sus acompañantes y como este no es tangible, no lo puede
ver, solo recibimos las facturas del terrible costo que tenemos que pagar por
su maligna compañía.
El que elige como compañero de ruta al orgullo, se dirige
directo al precipicio y arrastra a todo el que le siga a la destrucción total.
El orgullo te hace creer que eres el mejor en todo lo que
piensas o haces, por lo cual es innecesario el aporte, el conocimiento y la ayuda de otros, él te mete en una
burbuja que te aísla del mundo exterior impidiéndote conocer el desastre que
originaron todas las malas decisiones y te lleva hasta el punto de no retorno
porque el orgulloso jamás rectifica.
LA INTRANSIGENCIA
La Incapacidad para tolerar o aceptar la opinión o deseos de otra persona en contra de los propios--. Este es
el significado que enseña el diccionario, el cual nos muestra con claridad una actitud de intolerancia total, siendo inaceptable cualquiera sea las razones
que exponga el interlocutor, de manera que no habrá fórmula
para hacer cambiar de opinión a quien obtusa-mente
mantenga una posición antagónica
El intransigente se mantiene inflexible, nunca dará su brazo
a torcer, debido al convencimiento de estar haciendo lo correcto, esta suposición a
ultranza impide que pueda reconocer su equivocación
desestimando cualquiera sea el concepto esgrimido por otros.
Como podemos darnos cuenta es un empecinamiento que raya en
el fanatismo, algo que va siendo en extremo peligroso al mismo tiempo que los resultados
le son desfavorables, por cuanto levantara los pendones de la irracionalidad
y trasegara por los intersticios de la
oscuridad, con la mente segada por la terquedad y sellada con la obstinación.
Esta forma extrema de comportamiento es una manifiesta
vesania que solo conduce al caos y la ruina total, tanto del que la padece,
como de quienes siguen en sus delirios a estos alienados mentales.
por el pastor: Fernando Zuleta V.
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