Tengo un gato y como decimos en el lenguaje popular no me
pierde pata, en este momento esta echado sobre la mesa del PC, el seguro que
cree que está haciéndome compañía, bueno esa es su noble intención y respetamos
su punto de vista, pero la mayoría de las veces esta estorbando, sin embargo
siempre le doy el beneficio de la duda porque sé que son nobles sus intenciones,
interpreto que siempre quiere alegrarme la vida, ahora precisamente esta buscándome
juego, en esto no estoy muy claro, si lo hace por una necesidad gatuna o por propiciarme
un momento de esparcimiento, pero en cualquiera de las situaciones es
completamente valido su accionar.
Esta relación se inicio de una manera inesperada, en una tarde
de un día cualquiera el irrumpió abruptamente en nuestra morada violando el
derecho a la privacidad y a la propiedad privada, buscando refugio porque estaba
siendo perseguido por un perro realengo, que posiblemente le estaba disputando
el espacio y el terreno en la calle y bien sabemos como dirimen ellos sus
diferencias (como perros y gatos, a dentelladas y zarpazo limpio).
Mi hijo menor que estaba siendo testigo de este
acontecimiento extraordinario, reacciono de inmediato tratando de agarrar al
minino, conociendo las pésimas
experiencias que estos animales pasan a diario en situación de calle y que con
sobrada razón son más desconfiados que un zamuro tuerto, le dije: no lo toques,
ni trates de asirlo, es un gato callejero y el no tiene amigos, ni confía en
nadie, déjalo tranquilo, el está escapando por su vida y cualquier intento de
protegerlo en este momento lo tomara como un ataque a su integridad y agregue toma
una palangana y colócale agua y un recipiente con comida y que él decida cuando
comer y beber.
Se siguieron mis recomendaciones y un buen rato después sin
perderlo de vista, porque el capto toda nuestra atención, vimos que salió muy
sigilosamente del escondite donde estaba guarnecido y tomando todas las
precauciones necesarias se acerco con pies en puntillas y con todos sus
sentidos en máxima alerta a los recipientes donde se le había depositado agua y
alimento, primero tomo el liquido, porque seguramente la carrera por salvar el
pellejo, le había ocasionado una sed devastadora y en ese momento era su
prioridad satisfacer esa necesidad básica, después de husmear y dale el visto
bueno a la comida solida comenzó a deglutir los alimentos, sin abandonar en ningún
momento su comportamiento de buen gourmet, respetando la etiqueta y el buen
estilo que ha sido su mayor característica.
Cuando hubo saciado su apetito,
regreso a su escondite y así pasaron algunos días y por ser quien pasaba la
mayor parte del tiempo alimentándolo, fui quien se gano su confianza y quien tuvo
el primer contacto físico con él , al permitirme tocar su cabeza en una
oportunidad que estaba dándole su merienda, pienso que fue la primera vez que él
se sintió apreciado y no agredido, la historia se fue repitiendo mas
asiduamente, hasta que el voluntariamente me eligió como su pana y donde yo
este el esta.
Sobra decir que se quedo a vivir con nosotros y siendo callejero
se convirtió en casero. Trata bien a los gatos que ellos pueden cambiar su
estilo de vida si tú le das garantías serias de protección.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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