domingo, 29 de septiembre de 2013

LAS MASCOTAS



Tengo un gato y como decimos en el lenguaje popular no me pierde pata, en este momento esta echado sobre la mesa del PC, el seguro que cree que está haciéndome compañía, bueno esa es su noble intención y respetamos su punto de vista, pero la mayoría de las veces esta estorbando, sin embargo siempre le doy el beneficio de la duda porque sé que son nobles sus intenciones, interpreto que siempre quiere alegrarme la vida, ahora precisamente esta buscándome juego, en esto no estoy muy claro, si lo hace por una necesidad gatuna o por propiciarme un momento de esparcimiento, pero en cualquiera de las situaciones es completamente valido su accionar.

Esta relación se inicio de una manera inesperada, en una tarde de un día cualquiera el irrumpió abruptamente en nuestra morada violando el derecho a la privacidad y a la propiedad privada, buscando refugio porque estaba siendo perseguido por un perro realengo, que posiblemente le estaba disputando el espacio y el terreno en la calle y bien sabemos como dirimen ellos sus diferencias (como perros y gatos, a dentelladas y zarpazo limpio).

Mi hijo menor que estaba siendo testigo de este acontecimiento extraordinario, reacciono de inmediato tratando de agarrar al minino, conociendo  las pésimas experiencias que estos animales pasan a diario en situación de calle y que con sobrada razón son más desconfiados que un zamuro tuerto, le dije: no lo toques, ni trates de asirlo, es un gato callejero y el no tiene amigos, ni confía en nadie, déjalo tranquilo, el está escapando por su vida y cualquier intento de protegerlo en este momento lo tomara como un ataque a su integridad y agregue toma una palangana y colócale agua y un recipiente con comida y que él decida cuando comer y beber.

Se siguieron mis recomendaciones y un buen rato después sin perderlo de vista, porque el capto toda nuestra atención, vimos que salió muy sigilosamente del escondite donde estaba guarnecido y tomando todas las precauciones necesarias se acerco con pies en puntillas y con todos sus sentidos en máxima alerta a los recipientes donde se le había depositado agua y alimento, primero tomo el liquido, porque seguramente la carrera por salvar el pellejo, le había ocasionado una sed devastadora y en ese momento era su prioridad satisfacer esa necesidad básica, después de husmear y dale el visto bueno a la comida solida comenzó a deglutir los alimentos, sin abandonar en ningún momento su comportamiento de buen gourmet, respetando la etiqueta y el buen estilo que ha sido su mayor característica.

Cuando hubo saciado su apetito, regreso a su escondite y así pasaron algunos días y por ser quien pasaba la mayor parte del tiempo alimentándolo, fui quien se gano su confianza y quien tuvo el primer contacto físico con él , al permitirme tocar su cabeza en una oportunidad que estaba dándole su merienda, pienso que fue la primera vez que él se sintió apreciado y no agredido, la historia se fue repitiendo mas asiduamente, hasta que el voluntariamente me eligió como su pana y donde yo este el esta. 

Sobra decir que se quedo a vivir con nosotros y siendo callejero se convirtió en casero. Trata bien a los gatos que ellos pueden cambiar su estilo de vida si tú le das garantías serias de protección.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.



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