jueves, 18 de octubre de 2012

LA TESTA ATESTADA DE TEXTOS


Los recuerdos llegan sin ser invitados, son como el viento, aparecen de cualquier ángulo de la tierra intempestivamente y con ellos un cumulo de emociones, que unas veces son dolorosas y otras gratificantes, pero que igualmente no podemos seleccionar o descartar por cuanto todas, agrias o dulces forman parte del bagaje de nuestra existencia. Que bueno seria poder borran del disco duro de nuestra memoria todo aquello que no fue grato ni placentero, pero desafortunadamente a no ser que un terrible mal anule nuestra capacidad de recordar, ay van a estar perennemente guardados y dispuestos a emerger en cualquier momento para bien o para mal.

A veces deseamos tener un borrador interno para eliminar todo aquello que representa malos recuerdos, porque es la tendencia puramente humana, nadie se deleita rumiando y repasando escenas grises, tristes o aterradoras del pasado y de hecho el consejo bíblico es: todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza en esto pensemos, no queda espacio para los pensamientos malsanos, degradantes o corrompidos, es claro que lo que se quiere es personas de buen juicio y mente sana, para que allá sanidad integral, porque ella empieza en la mente, dentro de todos los dones con que hemos sido bendecidos los seres humanos, la mente es quizás el mas portentoso y extraordinario de todos, pero como es prerrogativa del cada individuo darle el uso que quiera, bien puede usarla para tenerla en tinieblas o en luz resplandeciente, por esa razón lo que tu piensas eso eres.

Ahora bien, los recuerdos no pueden ser controlados impidiendo que lleguen, pero si pueden ser rechazados impidiendo que se queden, todo depende de lo que queremos tener permanentemente en la mente y de lo que deseamos elegir y ser, porque no es afuera que demostramos la evidencia mas contundente de lo que somos, sino internamente, en el sagrado santuario interior, que no puede ser violentado por fuerza alguna, sea física o espiritual y que indudablemente es  nuestra propia decisión llenarlo con los pensamientos o ideas que elegimos o deseamos y lo que hagamos al respecto eso somos.

Si tu le das espacio a la violencia en tu mundo interior cada vez que una situación externa te confronte con un momento indeseado o desagradable, la respuesta que viene de adentro es la ira descontrolada, que aunque allá estado agazapada y escondida va emerger como la fuerza avasallante de un volcán en erupción  que solo deja a su paso desolación y destrucción, esto para citar  solo un caso, porque  pasa lo mismo con cualquier huésped  que invites a hacerte compañía en tu fuero interno, cada vez que tengas que dirimir una situación  te dará el impulso y la fortaleza para accionar, sea buena o sea mala la causa y dependiendo de quien te hace compañía.

 Así es que quien comparta contigo en la profundidad de tu mente determina quien eres en realidad y esa decisión solo es tuya.

Por el pastor: Fernando Zuleta V. 

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