Se puede pensar que las contingencias de la vida son producto
del azar y también que son cosas completamente planificadas, estas son las dos
posiciones más conocidas y mayormente aceptadas
por el género humano, los que están de acuerdo con la primera opción
dejaran en las manos del llamado destino la ejecutoria de todas las acciones de
sus vidas, sin poder hacer nada para cambiar lo que seguramente consideran
inalterable, los que creemos en la segunda alternativa dejaremos en las manos
del Único Dios Verdadero el trazado del camino en que debemos andar y en ese
caso todo esta delineado de antemano y solo hace falta ponernos de acuerdo con
El Creador, para saber cuál es esa ruta y andar por ella.
Si el arquitecto de universo
diseño todo cuanto existe ¿no será El, el indicado para decirnos cómo funcionan
las cosas? He oído la anécdota del hombre que tenía el vehículo accidentado y
no conocía cual era la falla por la que no encendía el motor, de pronto llego
un caballero y sin mediar palabra, ni hacer preguntas le dio una orden, métase
dentro del carro y cuando le avise encienda
el motor, al hombre le pareció extraño el comportamiento pero acepto las
indicaciones y después de unos segundos escucho la orden ¡encienda!, activo el
suiche y efectivamente se produjo la ignición, a continuación muy sonriente su inesperado
ayudante, le hace entrega de su tarjeta de presentación diciéndole: ese carro
lo fabrico yo, por lo cual se como funcionan todos sus componentes, No era otro
que Henry Ford, el creador del universalmente conocido automotor Ford.
Ahora bien, sabemos que todo el
que manufactura un producto tiene la obligación legal de dar las indicaciones
de su funcionamiento a sus consumidores, para que conozcan de que manera puede
dar más rendimiento y puede ser mejor
utilizado y Dios Hacedor de todo dejo el manual impreso, que comúnmente conocemos
como la Biblia, de manera que esa norma no es producto del modernismo y la revolución
industrial, El fue el primero que la puso en ejecución, solo que como hacemos
generalmente con todos los instructivos, ni los leemos y cuando hacemos mal uso
del articulo y se descompone, de inmediato arremetemos contra el productor y su
producto, catalogándolo de estafador y malo respectivamente.
Todo lo que Dios creó lo
certifico diciendo: es bueno, le puso el sello de calidad y lo garantizo, pero
el hombre, ni lee el manual y menos se rige por el y en esas condiciones ¿le podrá
dar buen uso a tan extraordinaria variedad de productos y de tan grande calidad
que aunque los hemos utilizado malísimamente, aun permanecen en su mayoría, y no muchos han podido resistir el mal uso y el abuso y están deteriorados
y en franco y alarmante declive?. Lo que si se hace muy comúnmente es arremeter
contra el sabio Creador endilgándole las consecuencias de lo pesimamente que hemos
utilizado su maravillosa creación, reclamándole, por lo que nosotros mismos
hemos arruinado, llegando al colmo de desafiarlo, rechazarlo o ignorarlo.
Como mayordomos del Señor sobre toda su maravillosa creación que puso en nuestras manos para que administráramos con entendimiento y sabiduría, un día tendremos que dar cuenta al Amo Y Señor del Universo y ojala seamos encontrados como buenos y fieles administradores.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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