Ellas tienen diferentes matices, proporciones, derivaciones, razones, épocas y un sin fin de manifestaciones, van de lo banal a lo verdaderamente serio, desde lo simple a lo complejo, de lo pequeño a lo enorme, de lo ridículo a lo sublime, de lo especulativo a lo real, unas veces las imaginamos, otras las ignoramos y otras tantas las pasamos por alto, pero lo autentico de todo es que existen y se hacen presente todos los días, por lo que bien podemos decir: "que una vida sin dificultades no es vida" ellas son como una segunda piel a nuestro cuerpo, siempre nos están envolviendo, en nuestra epidermis se distribuye el sentido del tacto, que es el único imprescindible sentido para vivir, cualquier persona, puede ser privado de la visión, pero vive, puede ser sordo, pero vive, puede carecer del olfato, pero vive, puede ser mudo, pero vive, puede no tener gusto, pero vive, pero si no tiene piel, no puede sobrevivir. Seguramente que si no se tienen dificultades se dejara de vivir, porque ellas producen la motivación para la existencia, son como la sangre al corazón, sino hay sangre para bombear, el corazón se paraliza, la falta del liquido sanguíneo produce un paro cardiaco y este un colapso fulminante.
La mayoría de las personas, para no decir todas, no queremos tener dificultades y siempre estamos buscando la fórmula para evitarlas, pero muy pocas pueden ver en ellas un mecanismo para superar etapas y tener crecimiento en los diferentes estados vivenciales y verlas como una fuente de inspiración para escalar las más elevadas cimas.
Ellas desarrollan en nosotros el carácter y dan forma a nuestra personalidad, una flor que crece en medios inhóspitos es la que prevalece, ante las inclemencias y las más fuertes turbulencias climáticas, el oro es liberado de la escoria al ser sometido en el horno de fuego a altas temperaturas, los hombres no pueden brillar con luz propia hasta que hayan sido pasados por el tamiz de las tribulaciones y sean aprobados en medio de las dificultades.
La madre abnegada le dice al hijo compasivamente no quiero que tu sufras, yo haré cualquier sacrificio para que tu estés feliz y el infeliz se vale de esa falta de realismo de su progenitora para hacerla esclava de sus desviaciones y llevarla a que le satisfaga todas sus vagabunderías. Entre tantos conocí uno que no quiso estudiar, no se le exigió responsabilidad en su casa, vivía en los remates de caballos apostando, no trabajaba, pero tenía comida, vivienda y ropa de marca gratis que la vendía para tener dinero extra para jugar, se endeudo con los apostadores y al frente de su casa, casi teniendo de testigo a su mama, le ajustaron cuentas asesinándolo, solo tenía veinte años (20) fue una corta vida improductiva que solo dejo un amargo sabor a su familia, nunca se le enseño a enfrentar la vida como realmente es, lo metieron en una burbuja para aislarlo del sufrimiento y de los deberes, se reventó en el momento más inoportuno y lo dejo a la deriva, en un mundo sórdido que no perdona las deudas, ni conoce de misericordia.
La formación para hacerle frente a las contingencias que irremediablemente nos depara el paso por la vida terrenal son las repetidas dificultades, al principio son como las ampollas que se hacen en las manos por hacer un trabajo físico, con una herramienta que nunca habíamos usado o pasamos mucho tiempo sin hacerlo, el resultado es una vejiga dolorosa que nos acompañara durante varios días hasta que la piel se hace resistente y aparecerá el callo, que es insensible, porque es un recubrimiento duro de piel muerta para proteger la sensible y viva que esta de bajo. De esa manera actúan para impedir nuestra destrucción las indeseadas dificultades, son como un barniz protector que se echa sobre la madera, que no deja que penetre el agua o los xilófagos y la destruyan o la consuman.
Las dificultades te hacen recio o rudo para la batalla que cada día hay que confrontar y no se consigue dando lastima o esperando la compasión de otros, sino tomándolas como instrumentos que te impulsan a pasar por encima de la adversidad, las dificultades no detienen a los que deciden alcanzar el éxito, es el conformismo, el que pone techo a los objetivos de las personas y hace inalcanzables los sueños.
Jose M Hernandez quería ser astronauta y paso en doce (12) ocasiones la solicitud a la NASA para ser aceptado como tal y fue rechazado sistemáticamente, pero nunca se dio por vencido hasta que al fin fue aceptado, no se desanimo por las veces que le dijeron que no y su insistencia lo llevo a ver cumplido su mas grande sueño ¿Qué haces tú cuando te dicen que no? ¡ nunca te rindas !
“Las dificultadas no son las que vencen, sino los que las enfrentan y las sobrepasan”
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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