El cultivo de la vida tiene mucha similitud con el de los huertos, tuvimos muchos en nuestras casas rúlales, me recuerdo de uno en particular, mi abuela lo cuidaba con esmero y a mí que en el momento era el más pequeño del clan no se me permitía ir solo, por la desconfianza de que pudiera echar a perder aquellas hermosas matas de cebollín y los magníficos repollos, que los llamábamos coles, la cuestión es que en una ocasión apareció, ya en las horas de la tarde un individuo con trastornos mentales con extraordinario paquete de formidables cebollines y busco como potencial cliente a la matrona de la casa, que no era otra que mi abuela, ofertándole la mercancía, ella razono para sus adentros que bonitas están, hasta se parecen en la calidad a las que tengo en el huerto y como allí me falta una parte por sembrar con estas cubro ese déficit y sin mucho preámbulo hizo el negocio redondo, pues además el orate se atiborro de unas cuantas porciones de leche y parte de la dulcería que se expendía en casa, regresando una parte del dinero producto de su venta. Acto seguido y con mucho cuidado coloco su especial mercancía en un estante declarando que al otro día muy temprano en la mañana iría al huerto a hacer esa especial siembra.
Fui el sacrificado porque me levanto de la cama a que le hiciera café sin haber aclarado todavía el día, para luego cargar con el fardo de hortalizas hasta el huerto, pero la sorpresa que se llevo mi abuela no tiene parangón con nada de lo pude ser testigo de allí en adelante, sus hermosos y cuidados cebollines habían desaparecido y solo se veía la tierra removida y los huecos en donde antes estaban las preciosas matas y entre refunfuño y una que otra palabra de desagrado fue plantando nuevamente su huerto, pero al terminar la faena el bulto de hortalizas coincidió exactamente con los hoyos del plantío, lo que la llevo a la desagradable conclusión que el demente le había vendido su propia cosecha.( No sé si llamarlo gajes del oficio o las locuras de un loco.)
El caso es que los huertos generalmente son pequeños y se cultivan pocas variedades de hortalizas, por lo cual se les prodiga mucha atención, se riegan cada vez que se juzgue necesario, permanentemente se liberan de malezas, se podan, se eliminan agentes extraños, se tienen canales para que corra el agua en caso de sobre-abundante lluvia y se protegen de animales mayores con vallados y buenas cercas, de los desmentizados si es verdad que es imposible.
La vida es como un huerto hay que cultivarla, prodigarle atenciones, hacerla crecer, estar pendiente de sus carencias y cuando se exceda en sus pretensiones tener control para que siempre allá equilibrio, requiere estar rodeada de cosas interesantes, disfrutar de buenas relaciones, el cultivo tiene que ser integral, para que no allá deformaciones, tenemos la necesidad de desarrollar el intelecto, hoy con tantos medios de comunicación a nuestro alcance es más simple y menos oneroso, los autodidactas están de placemenes porque ahora más que nunca está al alcance de cualquier mortal obtener conocimiento y alcanzar la ilustración, hace poco estuve paseando por campo donde todo son cultivos agrícolas y me sorprendió que los campesinos cargaban equipos celulares y algunos bien sofisticados y con tecnología de punta, me acorde del refrán familiar que oí varias veces: “nosotros somos campesinos pero madrugamos para el pueblo”
No debemos pensar que por el hecho de no tener educación formal, no podemos acceder a ella por otros medios, desde tiempos antiquísimos la lectura fue el principal instrumento para adquirir conocimiento y si solamente tuviéramos los libros como mecanismos para obtenerlo sería más que suficiente para lograrlo, de esto se discutía vehementemente entre dos campesinos en una tarde en la aldea que compartíamos como residencia, finalmente uno remacho intransigentemente, no creo en los hombres, creo en los libros y el otro
Lo fulmino preguntándole ¿y quien escribe los libros? ¡Se termino la acalorada y tormentosa discusión!
Pero la vida no es solo intelecto también es espiritual, y esta se cultiva con la relación con Dios, con la lectura y la práctica del único manual directamente inspirado por El Señor del universo, si solo tuviéramos este libro de los libros (La Biblia) sería más que suficiente, para alcanzar conocimiento y sabiduría ¿Hay alguna diferencia en los dos términos? Si, y bien marcada por cierto. El primero lo dan las circunstancias, puede ser auto-didacta, lo imparten los hombres y también se da por las experiencias y puede ser empírico o epistemológico. El segundo solo proviene de la relación con Dios y está definido en su Palabra que “el principio de la sabiduría es la reverencia a Dios”
También hay una estructura física que es necesario e imprescindible cultivar manteniéndola alejada de los vicios y los excesos, las substancias nocivas como el tabaco, el alcohol, las drogas y toda una cantidad de malos hábitos, como la comida denominada chatarra, alimentación a destiempo, sin tener horarios regulares, no descansar lo suficiente o el trabajo desmedido, la práctica de todo lo esté en contra de lo establecido por Dios es un atentado contra tu propia vida.
Cultiva tu vida en las tres aéreas que la conforman: el alma (donde está el intelecto y la voluntad) el espíritu (que es el que hace posible la relación con tu Creador) y el cuerpo (la parte material o física donde moran el alma y el espíritu) y disfrutaras del pastoreo de Dios mismo y en la sequia saciara tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.