Se piensa que el mundo lo componen dos clases de personas, las que tienen éxito y las fracasadas, pero es indudable que los que han logrado llegar a la cima, muchas veces experimentaron el lado obscuro de la vida y decidieron no rendirse cuando surgieron los imponderables y se vieron cara a cara con la derrota, de manera que el fracaso lo usaron como un aguijón para poner mas tesón y esfuerzo hasta pasar por encima de los obstáculos y usarlos como alfombra roja para hacer mas meritorio y gratificante el triunfo.
El verdadero éxito no se mide por los logros, sino por las veces que caemos y tenemos el valor de levantarnos para seguir adelante hasta al alcanzar los objetivos deseados.
A mi modo de ver y entender las cosas desde el punto de vista del éxito o el fracaso, el mundo esta compuesto por una sola clase de personas, la diferencia esta en como cada individuo enfrenta las contingencias ineludibles que surgen en el camino que elegimos transitar. No te rindas por el hecho de que hallas fallado al intentar una meta, no te des por vencido aunque muchas veces el fracaso te halla acompañado como indeseado consorte,no te rindas porque la constancia y la perseverancia han ganado mas victorias que todos los ejércitos que han existido en toda la historia de la humanidad.
El apóstol Pablo hablando de todas las experiencias que le toco vivir, la mayoría no muy agradables por cierto nos da esta extraordinaria enseñanza: Hermanos,yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás,y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. No te rindas,sigue adelante la meta es Cristo.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo
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