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martes, 3 de enero de 2017
PODRÍA SER PERO NO ES
Los deseos siempre suponen alguna situación que anhelamos ver realizada, pero son tan inocuos como tratar de volar batiendo las manos, sabemos que esto sucede en las comiquitas, en los cuentos mitológicos y en algunos sueños y por ese mismo estilo esta la buena o mala vibra o el positivismo y una serie de inventivas propias del desvarío mental de los humanos.
Hay muchas cosas que están en el bagaje cultural de la humanidad que de tanto transmitirse se han arraigado con tanta profundidad que se han encarnado en las personas, pasando de la fábula a la creencia real. Por supuesto que creerlo no lo hace realidad, pero si esclavo del engaño a quien lo cree.
Las religiones se han constituido en el baluarte más poderoso para darle vida y credibilidad a los mitos, en la religión está el germen que da origen a tanto desatino de la humanidad, porque cuando un prosélito se fanatiza, pierde la capacidad de elección y es impelido a actuar bajo presupuestos absurdos y carentes del mínimo sentido común.
Hoy en día la religión está constituida como el elemento más perturbador, peligroso y que puede ser el verdadero detonante de una conflagración mundial. Las ideologías y filosofías se han debatido por milenios y aunque han estado cerca de causar una debacle mundial, nunca han estado con tanta cercanía, como la que desde algunos años están propiciando las religiones y no sería la primera vez, porque en la historia tenemos cantidad de confrontaciones producidas por las creencias, pero de lo que no queda la menor duda, es que si hay una guerra por esta razón, no quedará quien cuente la historia, ni quien la escuche.
Los seguidores de Cristo no podemos seguir esperando que los buenos deseos cambien este clima de incertidumbre, esa acción contemplativa no causará ningún efecto en la situación del presente, ni del futuro, testificar de Cristo es un mandamiento ineludible para los profesantes de la fe en Él, sabemos que la transformación será solo para los que le aceptan como único y suficiente Señor y Salvador, esa es la diferencia entre creyentes genuinos y seguidores de alguna de las tantas sectas o religiones.
No sabemos con exactitud cuantos miles de años tiene el continente americano, pero lo que si sabemos es que en todo ese indeterminado tiempo nunca la naturaleza hizo un canal interoceánico como el de Panamá, el hombre ideó un plan y hace poco más de un siglo lo puso en el terreno de la práctica y lo hizo realidad, nunca se consiguió esperando un milagro de la naturaleza, ni porque muchos lo deseaban, sino porque puso en ejecución una idea que se convirtió en acción tangible, trabajando y venciendo las dificultades que tamaña empresa demandaba.
Las religiones no van a cambiar a las personas, pero sí pueden destruir el mundo, sólo la acción omnipotente de Dios manifestado en Cristo Jesús cambiara a los individuos y traerá una renovación a este deteriorado y confuso mundo.
La diferencia es en quien crees, como crees y que crees.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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