miércoles, 22 de enero de 2014

LA GUERRA


 

 

 


El significado más conciso, preciso  y sencillo de guerra es: la ausencia de paz. Para mí  es la manifestación más primitiva del lado tenebroso del hombre.

 El ser humano con la capacidad innata de  pensar, barniza la conciencia con una capa de densas tinieblas impidiendo que pueda exteriorizar el don divino del razonamiento y al amordazar y tapizar la razón,  da vía libre a que las ideas más putrefactos de su mente ocupen por completo todo su entendimiento  haciendo  que sus pensamientos sean de continuo al mal. El resultado de tan depravado ejercicio mental y espiritual no puede ser otro que arremeter contra su misma especie con el único y exclusivo macabro propósito de destruirla.

No creo que exista ninguna razón que justifique la barbarie de la guerra, solo que los hombres con corazón perverso y no arrepentido crean las condiciones especiales para ocasionar tan horripilantes sucesos que derivan en la destrucción del ser humano.

Ver  individuos horriblemente mutilados , seres humanos completamente desfigurados, cuerpos de personas esparcidos en un amplio radio, destrucción, y hecatombe ocasionado por la explosión de bombas de alto poder destructivo , no deja nada que envidiarle a la visión dantesca del infierno.


La guerra es la obra nauseabunda de los cerebros carcomidos por el virus de la aversión a la humanidad, que incapaces de tener pensamientos de altura descienden a las profundas simas de la obscuridad y se abarrotan de toda idea  horrenda para infringir el máximo dolor posible a sus propios congéneres.


El hombre moderno y altamente tecnificado avanza ufano creando condiciones para el disfrute de la vida y más adelante que toda la parafernalia de inventos progresistas, están los terribles laboratorios para crear armas cada vez más destructivas y letales contra sí mismo.


¿Quien entiende que por un lado se preocupe de como combatir las enfermedades que  diezman a la población mundial y por el otro crea armas de destrucción masiva contra quienes pretende  inmortalizar?


Es una completa paradoja querer sanar a las personas de patologías naturales y después  destruirlas con armas creadas para el exterminio.

Siempre me ha llamado la atención, los derechos de los condenados a muerte y específicamente el de tener buena salud antes de su ejecución; el médico examina el paciente de turno a la silla  eléctrica minuciosamente y después de dar su parte a las autoridades, diagnosticando que goza de completa salud, queda la vía libre para que se lleve a cabo la sentencia de muerte al culpable. Me parece que más o menos ese informe dirá: después de un exhaustivo examen al candidato a la ejecución lo he hallado en perfecto estado de salud física y completo uso de sus facultades mentales, por lo cual lo declaro listo para ser ejecutado.

Toda forma de muerte que no sea natural, llamase eutanasia, asesinato, ejecución, confrontación, es una manera de declarar la guerra al género humano y es una demostración contundente de la inclinación perversa a la autodestrucción.


No hay paz para el impío dice El Señor, ellos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo, cuando la impiedad es la característica principal del hombre, vive en un estado de conmoción interna que lo hace tener una confrontación consigo mismo y traslada todo ese estado beligerante al exterior, contribuyendo con toda su potencia malsana a crear ambientes propicios para desencadenar las múltiples formas de violencia que generan la guerra en sus variadas manifestaciones.


La contra-parte de la guerra es la paz y esta ultima solo puede disfrutarse si la recibimos del Único Señor del Universo, El cual declara: la paz o os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy; como el mundo la da.


Tú eliges si quieres la guerra o la paz , si quieres la ultima solo la consigues en Cristo.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.



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