No deja de
ser angustiante ver como resuelven las dificultades o muestran su inconformidad
la mayoría de las personas, pero en proporción más elevada los jóvenes.
Hay una
especie de caimanera en una cancha de balón-mano del 23 de enero, mas
específicamente situada en Monte Piedad y cuando esta el juego entrando en
calor llega un joven y como no es integrado inmediatamente, el se aleja sin
promediar palabra alguna, minutos después regresa con una pistola marca star y le da un tiro a la pelota,
diciendo: si no puedo jugar yo, nadie puede jugar. Se acabo la caimanera, cada
uno precipitadamente se aleja por instinto para protegerse, no vaya a ser que
como se dice coloquialmente se enamore de alguno y pague los platos rotos recibiendo una
andanada de balas.
vengo con
mi familia de un tiempo de asueto que nos hemos tomado y cuando el día esta
despuntando dejo la autopista perimetral del centro, tomando la vía que conduce
a Charallave, me consigo a pocos metros un vehículo malibu pequeño, que va a
baja velocidad y como es normal en estos casos lo adelanto, poco después noto
por el retrovisor que el vehículo viene por el canal rápido y me pasa de largo,
continuamos pero como este carro tiene una velocidad ya normal, simplemente
continuo mi camino sin mayor preocupación detrás a una distancia prudente, cuando llegamos al
peaje la peñita, obligatoriamente hay que aminorar la marcha y parar, tome el
canal izquierdo y quede paralelamente con el vehículo de la historia, pero salí
mas rápido y me encontré adelante, cuando había rodado unos tres kilómetros
note que el auto aludido venia a una velocidad elevada e instintivamente me
alerte y accione toda mi capacidad de reacción, porque intuí que algo anormal
iba ha hacer el conductor y efectivamente cuando me estaba emparejando
literalmente me tiro el vehículo encima, pero maniobre con la rapidez que el peligro reclama y el
miedo atiza, tirándome al costado opuesto y logrando esquivar el impacto, que
pudiera a ver sido fatal, llevaba conmigo toda la familia, todos estaban
dormidos, el remesón que les di los despertó alterados, pero gracias a Dios
todos ilesos, este vehículo se paro unos 50 metros adelante y respondí de la misma manera, cuando decidió
continuar la marcha, continúe la mía, muy atento a sus movimientos y vaivenes,
finalmente se desvió por otra vía y pude seguir a mi destino sin aprensión y
temor.
Como es de
suponer, nunca averigüe que hacia actuar a esta persona tan irresponsable y
agresivamente, solo creo, como he visto en otras ocasiones, que lo que desato
toda su ira, fue el hecho tan normal y cotidiano de haberlo adelantado.
En una cola
el autobús en que viajo le llega cerca a una pick-up, pero sin tocarlo o
rosarla, el conductor se baja de su camioneta, se dirige a nuestro transporte y
en el trayecto saca relucir una pistola de gran potencia que según algunos de
los expertos, era una 45, llega amenaza, patalea, dice palabras de más grueso
calibre que el arma que porta y advierte al asustado chófer, si me hubieras
tocado el carro, ya serias hombre muerto.
También fui
testigo de otra historia similar, la camioneta en que viajaba paso a otro vehículo , poco más adelante cuando se detuvo
a dejar un pasajero, el otro conductor atravesó su vehículo al frente obstruyéndole
completamente el paso, se bajo y se dirigió al nuestro y con una andanada de
palabras vulgares y soeces lo reto a
dirimir la contienda a puño limpio, se dijeron de todo, porque este
respondió con la misma moneda, la intervención de los pasajeros hizo que las
cosas no pasaran a mayores.
Estas
historias nos hablan del ambiente
descontrolado y la falta de cordura y tolerancia en que estamos
inmersos, no hay dominio propio y la agresión parece que es la respuesta a todo
lo que nos molesta. ¿Será que podemos seguir así, sin que las cosas sean peores?
Esto es ausencia de paz, pero Cristo de
la da gratis. Es tu decisión.
Por el
pasto: Fernando Zuleta V.
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