viernes, 2 de agosto de 2013

EL DEMONIO DE LA IRA ANDA SUELTO





No deja de ser angustiante ver como resuelven las dificultades o muestran su inconformidad la mayoría de las personas, pero en proporción más elevada los jóvenes.

Hay una especie de caimanera en una cancha de balón-mano del 23 de enero, mas específicamente situada en Monte Piedad y cuando esta el juego entrando en calor llega un joven y como no es integrado inmediatamente, el se aleja sin promediar palabra alguna, minutos después regresa con una pistola  marca star y le da un tiro a la pelota, diciendo: si no puedo jugar yo, nadie puede jugar. Se acabo la caimanera, cada uno precipitadamente se aleja por instinto para protegerse, no vaya a ser que como se dice coloquialmente se enamore de alguno  y pague los platos rotos recibiendo una andanada de balas.

vengo con mi familia de un tiempo de asueto que nos hemos tomado y cuando el día esta despuntando dejo la autopista perimetral del centro, tomando la vía que conduce a Charallave, me consigo a pocos metros un vehículo malibu pequeño, que va a baja velocidad y como es normal en estos casos lo adelanto, poco después noto por el retrovisor que el vehículo viene por el canal rápido y me pasa de largo, continuamos pero como este carro tiene una velocidad ya normal, simplemente continuo mi camino sin mayor preocupación detrás  a una distancia prudente, cuando llegamos al peaje la peñita, obligatoriamente hay que aminorar la marcha y parar, tome el canal izquierdo y quede paralelamente con el vehículo de la historia, pero salí mas rápido y me encontré adelante, cuando había rodado unos tres kilómetros  note que el auto aludido venia a una velocidad elevada e instintivamente me alerte y accione toda mi capacidad de reacción, porque intuí que algo anormal iba ha hacer el conductor y efectivamente cuando me estaba emparejando literalmente me tiro el vehículo encima, pero maniobre  con la rapidez que el peligro reclama y el miedo atiza, tirándome al costado opuesto y logrando esquivar el impacto, que pudiera a ver sido fatal, llevaba conmigo toda la familia, todos estaban dormidos, el remesón que les di los despertó alterados, pero gracias a Dios todos ilesos, este vehículo se paro unos 50 metros adelante y  respondí de la misma manera, cuando decidió continuar la marcha, continúe la mía, muy atento a sus movimientos y vaivenes, finalmente se desvió  por otra vía  y pude seguir a mi destino sin aprensión y temor.

Como es de suponer, nunca averigüe que hacia actuar a esta persona tan irresponsable y agresivamente, solo creo, como he visto en otras ocasiones, que lo que desato toda su ira, fue el hecho tan normal y cotidiano de haberlo adelantado.

En una cola el autobús en que viajo le llega cerca a una pick-up, pero sin tocarlo o rosarla, el conductor se baja de su camioneta, se dirige a nuestro transporte y en el trayecto saca relucir una pistola de gran potencia que según algunos de los expertos, era una 45, llega amenaza, patalea, dice palabras de más grueso calibre que el arma que porta y advierte al asustado chófer, si me hubieras tocado el carro, ya serias hombre muerto.

También fui testigo de otra historia similar, la camioneta en que viajaba paso a otro  vehículo , poco más adelante cuando se detuvo a dejar un pasajero, el otro conductor atravesó  su vehículo al frente obstruyéndole completamente el paso, se bajo y se dirigió al nuestro y con una andanada de palabras vulgares y soeces lo reto a    dirimir la contienda a puño limpio, se dijeron de todo, porque este respondió con la misma moneda, la intervención de los pasajeros hizo que las cosas no pasaran a mayores.

Estas historias nos hablan del ambiente   descontrolado y la falta de cordura y tolerancia en que estamos inmersos, no hay dominio propio y la agresión parece que es la respuesta a todo lo que nos molesta. ¿Será que podemos seguir así, sin que las cosas sean peores? Esto  es ausencia de paz, pero Cristo de la da gratis. Es tu decisión.

Por el pasto: Fernando Zuleta V.



















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