domingo, 29 de enero de 2012

LOS PARADIGMAS



Son estructuras mentales inflexibles que se han formado por la práctica y uso permanente de métodos o formulas aplicados sin variación durante tiempos prolongados llegando a internalizarse la idea de que no existe otra manera de realizarse las cosas, por lo cual se constituye en un patrón que determina y establece como se hacen ciertas operaciones, impidiendo su adecuación,  modificación o evolución y de esa manera los cambios que generan mejorías en lo que tenemos  o hacemos.

Un paradigma no es otra cosa que la limitación automática que nos auto-imponemos en el desarrollo y evolución de la mente, anulamos su creatividad con la manida idea de que no se puede hacer de otra manera, que no existe otra posibilidad o simplemente no hay otras alternativas para los cambios y la mejora de lo que realizamos.

Los paradigmas crean barreras insalvables y hacen imposible avanzar hacia lo nuevo y desconocido, que en muchos aspectos puede ser superior a lo que conocemos en el presente pero que por temor nos detenemos sin dar el paso al plantearnos los interrogantes que mayormente son pesimistas y agarramos el famoso refrán "es mejor lo malo conocido, que lo bueno por conocer" este es uno de los paradigmas mas enquistados en los surcos cerebrales que ha impedido reiterada y conscientemente el desarrollo de la humanidad en toda su existencia.

Esto lleva a repetir invariablemente la conducta dando por sentado que la variación en ese comportamiento hará que se pierda la eficacia de lo que hacemos o el temor infundado que una alteración en el proceso desvirtuara el resultado, impidiendo que se alcance la finalidad que se tiene en mente conseguir.

Uno de los paradigmas más dramáticos que conozco es el hecho de consideran a todas las innovaciones una potencial amenaza para lo que venimos haciendo y de pronto surgen cambios inéditos, entonces se prenden las alarmas y nos agarramos con todas las fuerzas de lo que tenemos en el momento y resistimos hasta los límites y mas allá a aceptar esos cambios. Thimonnier el primero que produjo las maquinas de cocer en serie fue víctima celebre de los paradigmas  de los sastres de Paris, al creer estos que ese invento que originaria un aumento considerable en la producción de las prendas de vestir,  los dejaría sin trabajo y atacaron su taller destrozándolo por completo haciendo pedazos ese invento infernal que los llevaría a la inopia, él logro salvar su vida, porque hasta ella estuvo en serio riesgo, huyendo con una maquinita que milagrosamente salvo de la debacle.

Otro paradigma es de que se produce cuando intentamos hacer algo y fracasamos en repetidas ocasiones, abandonamos la iniciativa y llegamos a la conclusión de que es irrealizable, he oído reiteradamente sobre lo que pasa con los elefantes que se crían en cautiverio, que cuando están pequeños los sujetan de una pata con cadenas de hierro a una base solida y fuerte que resista cualquier intento de escape, según los testimonios, (personalmente ni soy domador, ni ha criado elefantes, ni me costa que sea verídico) durante todos los años de su crecimiento y desarrollo el va asumiendo que esa amarra jamás se podrá romper y cuando es adulto aunque lo amarren con un simple mecate de cabuya cuando el sienta que termina el espacio que le proporciona el tamaño de la atadura no hará jamás el intento de presionar para romperla, permaneciendo con la idea fija para toda la vida que es imposible lograrlo y de esa manera estará atado toda su existencia al paradigma de lo imposible. Si esto es verdad, creo que los elefantes han transferido con mucho éxito este paradigma a los humanos, porque somos los que más lo practicamos.

Hay un paradigma que es muy común y se forman con mucha frecuencia en las personas, de la llamada tercera edad, enunciado en forma de refrán popular "loro viejo no aprende a hablar". Muchas veces cuando tratamos de involucrar a una persona mayor en algo que implica cambios o es novedoso, cuesta lo indecible convencerla ante la cantidad de enfoques que maneja y los múltiples repertorios que argumenta por motivo de la edad como excusa perfecta para no participar. Es posible que los loros viejos tengan el problema de no poder hacerlo, pero los seres humanos no somos loros y la mente y el espíritu no se envejecen y los cambios se originan en la mente y ella no está limitada para aprender, por lo cual puede estar en constante aprendizaje y evolución, modificar comportamientos y cambiar conductas.

En realidad los paradigmas son innumerables e incuantificables, hay muchos que compartimos cantidades grandísimas de personas y hay para cada persona individualmente una gran proporción, esto nos da una idea de porque son tan lentos y difíciles los cambios colectivos, porque se hace imposible el cambio de comportamiento en la sociedad en escasos periodos de tiempo y ellos solo se originan en muchos años, aun en siglos y otros en milenios.

Para mí personalmente los paradigmas son especies de ataduras que impiden el conocimiento y el desarrollo de las personas en todos los niveles, romperlos no ha sido tarea fácil, pero con la ayuda de Único Dios Verdadero manifestado en Cristo se puede lograr, El lo garantiza cuando asegura diciendo: y conoceréis la verdad y la verdad os hara libres.  


Por el pastor: Fernando Zuleta V.



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