En una oportunidad hicimos un viaje de recreación familiar en nuestro vehículo, que era de unos mil ( 1.000) kilómetros elegimos hacerlo de día para tener la oportunidad de disfrutar de la bella geografía venezolana y de esa manera aprovechar al máximo el tiempo como familia, la cuestión es que en el trayecto encontramos una cantidad de perros atropellados por los carros, que a mi modo de ver era algo fuera de lo común, pero tratando de no darle importancia al asunto, para no llamar la atención de los niños ante semejante calamidad, no hice ningún comentario de la situación pensando que todo pasaría inadvertido hasta que nuestro hijo menor que a la postre contaba con cuatro (4) años exclamo compungido ¡ papa se van a acabar los perros!
Estando para terminar nuestro tiempo de paseo nos sorprendió la intentona de golpe de estado y decidimos regresarnos lo antes posible, pues no teníamos la certidumbre de lo que pudiera suceder y al estar relativamente lejos de nuestro hogar lo mejor seria estar en casa, durante el retorno, nos informábamos por la radio y los periódicos de los acontecimientos, así llegamos sin ningún contratiempo y lo primero por supuesto fue seguir los sucesos por la tv. Cuando finalmente se dio el desenlace con la restauración del presidente en su cargo, me dejo perplejo el comentario alborozado del pequeñín de la casa ¡papa nos devolvieron a Chávez!
Hablando a cerca de la salvación, le explicaba a mi pequeño hijo de cuatro años, que era necesario aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador, invitándolo a morar en nuestro corazón, el estaba escuchando con mucha atención y pensando dentro de mi, me decía: este ya esta convencido de recibir el regalo de la vida eterna, hasta que me devolvió a la realidad. Haciéndome una pregunta inesperada e inédita, con el dedo índice de su mano derecha apuntando hacia adentro de la boca abierta me pregunto: ¿y cómo entra por aquí?
Un amigo de la casa estaba de visita y en la conversación nuestro pequeño hijo, le pregunta ¿cómo te llamas tú? El con toda naturalidad le responde: Jesús. La conversación llego hasta allí. Al rato al irse el visitante y viéndolo alejarse exclamo ¡se cree Dios!
En otra ocasión comencé una conversación con el menor de los hijos, cuando el me abordo haciéndome una pregunta muy interesante ¿papa, uno no se puede casar con dos mujeres a la vez? Extrañado de tan inusual pregunta, después de haberle explicado, que por mandato de Dios, no era permitido, le dije: ¿Por qué tú me haces esa pregunta? Me respondió con aire de mucha preocupación, es que al frente de la casa viven dos morochas (gemelas) y yo estoy enamorado de ambas.
En una madrugada nos despertó repentinamente el grito estridente de nuestro hijo que contaba con seis (6) años y del espectacular salto que dio quedo en el medio del lecho conyugal, impulsado como un resorte ante lo inesperado y abrupto del momento salte fuera de la cama tratando de conseguir la causa de tan escalofriante alarido, al no encontrar nada que pudiera explicar el suceso regrese al cuarto donde aun estaba en shock, asido fuertemente a la mama y le pregunte ¿Que te paso Jonathan? Su respuesta fue: ¡un gato!
Los gatos siempre han formado parte de la cotidianidad de nosotros y en una oportunidad estando la hembra en su cuarto, tenía unos nueve (9) años vio pasar por la sala a un ocasional visitante de esta especie y de inmediato salió sigilosamente, poniéndose en puntillas a espaldas del minino con el fin de asustarlo terriblemente, cuando estaba preparada con las manos abiertas y los dedos simulando garfios, repentinamente el extraño visitante, se revolvió y de un salto espectacular quedo frente a ella encabritado, con todo el cuerpo erizado, las patas con las uñas extendidas dando un terrorífico miiiiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuu, desatibando por completo todo el plan de su contraparte, causándole un impacto tan tremendo que se escucho otro grito de terror aaayyyyyyyyyyyyyy. El gato nunca volvió y a la chica jamás se le ocurrió tratar de asustar a otro minino.
Tenemos un gato que de todos los que ha estado con nosotros este ha sido sin duda alguna el mas mañoso y mi consorte no se ha sentido agradada con el, tanto que un día me dijo muy seriamente: quiero que te lleves ese gato, comencé una defensa del minino resaltando las cualidades, pero al parecer la suerte estaba echada, porque nada de lo que decía a favor del animal hacia entrar en razón a su acusadora de turno, el estaba echado en una silla escuchando y al parecer no se veía afectado por la gravedad del asunto, pero todo termino a favor de el cuando se hizo presente con un ratón en la boca y medio la ocasión de reivindicarlo, sugiriendo su utilidad con pruebas contundentes. Aún está con nosotros y cada vez que hay gresca por el, les recuerdo lo del ratón y las aguas vuelven a su nivel. “Has algo bueno y oportuno siempre será tu defensa en la dificultad.”
El hijo menor fue precoz en algunas cosas, comenzó a caminar a los siete (7) meses, pero lo que para nosotros resulto fuera de serie, era verlo como evitaba los obstáculos, que lo pudieran hacer caer, al ir caminando y encontrar aunque fuera una raya en el piso, el nunca se atrevió a pasar por encima de ella, inmediatamente paraba, se sentaba, después se echaba boca abajo y arrastrándose literalmente pasaba al otro lado, después de sortear la dificultad, se levantaba de nuevo y continuaba su camino. Hombre prevenido vale por dos.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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