sábado, 26 de junio de 2021

LOS RÍOS VIENEN DEL MAR




Estamos iniciando un proceso de re-dimensión de toda la parafernalia conocida hasta el momento por la raza humana. Esto se ha presentado no por el uso adecuado de los recursos que el supremo Creador nos ha obsequiado en su magnanimidad, sino por el mal uso y la depredación que hemos hecho de ellos.

No hemos evolucionado al contrario, hemos involucionado; en este momento de zozobra mundial, es cuando más preguntas se quedan sin respuesta y los especialistas en supercherías y los expertos en hipótesis lanzan conjeturas de todos los calibres, echándole gasolina al fuego y contribuyendo de esa manera a exacerbar los ánimos, creando más angustia y temor al conglomerado lleno de estupor que contempla enajenado como en un santiamén el mundo da un giro de 180 grados, creando un panorama de líneas difusa imposible de descifrar.

Las preguntas se aglutinan, como los glóbulos blancos en los ganglios cuando un extraño invasor amenaza con atacar el organismo, así se atiborra el cerebro de interrogantes sin respuesta, que toman el atajo de la especulaciones producto del temor dominante y no del razonamiento de mente clara y equilibrada.

La especulación crea el caos y este a su vez allana el camino a la destrucción. El miedo controlado es beneficioso, pero el pánico es letal, la sindéresis se hace del control de las circunstancias, pero terror acogota la gente y embota los sentidos.

Quien es presa del pavor no tiene la capacidad de calcular las dimensiones de sus acciones, por lo cual el abismo lo atrae a sus fauces insaciables, para destruirlo.
La tierra no es un lugar seguro, de la nada surgió un diminuto ser que ha puesto de rodillas al mundo entero, emitiendo el decreto de casa por cárcel a toda la humanidad y en conchupancia con toda autoridad terrenal hace que se cumpla irrestrictamente tan absurdo dictamen.

La tierra en toda su magnitud está bajo el control rígido de un minúsculo ente, que sin emitir voz alguna proclama obediencia a todas sus decisiones. Que contradicción más disparatada, no hemos querido someternos al amor de Dios Omnipotente.

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